Tras haber, por fin, fichado a un agente libre externo, los Bengals tienen casi al 100% definida la plantilla con la que cuentan de cara al próximo draft, que se celebrará al final de abril en Philadelphia. Con 11 elecciones, incluyendo dos cuartas y dos quintas rondas, Cincinnati cuenta con recursos para reforzar las posiciones más débiles pero también para seguir planificando para el futuro.
Nadie sabe a ciencia cierta qué jugador van a elegir los Bengals con el número 9 de la primera ronda, ya que el abanico de posibilidades van desde un wide receiver a un pass rusher pasando por un running back. Lo que está claro es que necesitan alguien capaz de contribuir desde el primer día, teniendo en cuenta el bajón pegado por el equipo desde el verano pasado.
Quarterback es probablemente el único lugar donde los Bengals no tengan problemas, ya que aunque traspasen a A.J. McCarron, ya ficharon a Jeff Driskel después de que los 49ers le cortasen tras elegirle en la sexta ronda del anterior draft. De hecho el entrenador jefe Marvin Lewis ya avisó que sólo descartan quarterback con la novena elección. En ataque van a necesitar un running back sí o sí, aunque si es cierto que siguen apostando fuerte por Jeremy Hill tal vez no inviertan una elección alta. La marcha de Rex Burkhead y la lesión de Giovani Bernard combinadas con una generación repleta de talento en la posición abren la puerta a añadir un nuevo running back. Hill es también agente libre el próximo marzo.
Con la renovación de Brandon LaFell por dos años y las elecciones de Tyler Boyd y Cody Core en 2016 los Bengals parecen no tener sitio para otro receptor más, o al menos uno en las primeras rondas. Es cierto que Cincinnati odia draftear por necesidad, y la adición de LaFell el año pasado es una prueba clara, pero es imposible no pensar lo que un verdadero deep threat haría por esta ofensiva. Tyler Eifert es agente libre la siguiente temporada, pero tanto Tyler Kroft como C.J. Uzomah fueron seleccionados en 2015. La línea es otro cantar, con Andre Smith ocupando el puesto de right guard pero habiendo firmado por un solo año, Russell Bodine terminando contrato en 2018 y Cedric Ogbuehi y Jake Fisher no ofreciendo demasiadas garantías. Dos temporadas después de invertir dos rondas altas en dos offensive tackles tal vez volvamos a ver a los Bengals escogiendo otro en segunda o tercera ronda.
En defensa Cincinnati necesita velocidad, algo que a nadie que viese un solo partido de los Bengals el año pasado se le escapa. Michael Johnson ha envejecido rápidamente, como era de prever, y con su altura es complicado mantenerse ágil. Dos pass rushers, idealmente uno con el número 9 o en segunda ronda, y otro más tarde que pueda rotar en third downs, serían un buen refuerzo. Margus Hunt fue un completo fracaso pero hay que darle sus snaps a alguien, y Will Clarke también es agente libre el próximo curso. La marcha de Domata Peko no cambia mucho en el interior, con el ansiado debut de Andrew Billings en el horizonte y el veterano Pats Sims todavía en plantilla. DeShawn Williams y Brandon Thompson también son parte a priori del grupo.
Con el fichaje de Kevin Minter y los Bengals cada vez usando tres linebackers con menos frecuencia, la urgencia es mínima. Vontaze Burfict es agente libre en 2018 y Minter sólo firmó por una temporada, pero Nick Vigil tiene buena pinta y Vincent Rey es un buen tercer linebacker. Lo mismo ocurre con los cornerbacks, donde a pesar de que tendrán que decidirse sobre Darqueze Dennard – si ejecutar su opción de quinto año o no, Dre Kirkpatrick ha renovado por cinco temporadas y William Jackson III debutará por fin en el otoño. Bene Benwikere, fichado este mismo invierno y KeiVarae Russell, escogido el año pasado en tercera ronda del draft por Chiefs, otorgan a la unidad buen fondo de armario. Josh Shaw les permite gran versatilidad en toda la secundaria, completando posiblemente también la rotación en el safety, donde George Iloka y Shawn Williams están bajo contrato a largo plazo.
A simple vista, y sin entrar mucho en debate acerca de los jugadores disponibles cuando les toque escoger, el orden de necesidades de Bengals de cara al draft es, según mi opinión, el siguiente: 1. DE, 2. WR, 3. RB, 4. OL, 5. DT. Es probable que la renovación de LaFell haga que Cincinnati se conveza a sí mismos de que no necesitan un wide receiver, pero el ataque necesita abrir verticalmente las defensas rivales. La línea ofensiva tendrá que esperar más que nada porque la fe que tienen en Ogbuehi y en menor medida en Fisher les ha ayudado a dejar marchar a Andrew Whitworth. Si van pronto a por un tackle será como admitir que se equivocaron, y los Bengals nunca admiten sus errores. Por dentro tienen al cuarta ronda de 2016 Christian Westerman, y a pesar de llenarseles la boca de su talento, han traído a un tackle que no quisieron retener el año pasado y se pasó el curso lesionado para que juegue de right guard. También renovaron a T.J. Johnson.
Hagan lo que hagan los Bengals necesitan jugadores que impacten de inmediato y acertar con bastantes de sus elecciones. Han apostado fuerte por este draft y no tener éxito sería un duro palo para un equipo diseñado para competir ahora.