Anthony Castonzo y Philip Rivers cuelgan las botas -metafóricamente- sobre el cuello de Chris Ballard, el General Manager de los Indianápolis Colts tiene una pretemporada para encontrar soluciones en dos puestos claves del ataque. No tiene tiempo para ser paciente. Ballard se enfrenta por segunda vez en poco más de 500 días al retiro voluntario del capitán de su ataque, aunque en el caso de Rivers era más esperado que el de Andrew Luck.
Un seguro en el lado ciego del quarterback
Rivers es el quarterback, y por ello, su ausencia afecta a la posición más importante en un equipo de fútbol americano; sin embargo, es el retiro de Anthony Castonzo el que más duele entre los aficionados del equipo de Indiana.
El número 74 es en palabras del propio Ballard “quizás el left tackle más infravalorado de la liga”. El inteligente línea ofensivo llegó a los Colts en la primera ronda del draft de 2011 proveniente de Boston College, y selló el puesto de titular del lado izquierdo durante los 10 años que duró su carrera. “Diez años en un equipo. Eso es como un unicornio en la NFL”, dijo su compañero de equipo Ryan Kelly tras el anuncio de su retiro.
“Eso casi nunca pasa, especialmente en una liga en la cual los chicos duran una media de dos años y medio, tres. 10 años con un equipo, tres contratos, amasó una fortuna generacional y lo dio todo en sus diez años. Ahora puede hacer lo que quiera el resto de su vida”.
Normalmente los jugadores no se retiran de este deporte, es este quien los retira a ellos. No es el caso de Castonzo – ni de Philip Rivers- que se va por decisión propia. Encajando con la sensación de que los jugadores más inteligentes saben cuando es el momento adecuado para abandonar el deporte que han practicado toda su vida.
Castonzo dice estar “en paz con el retiro, y sin ningún arrepentimiento”, y no es de extrañar. Se retira sin ninguna Pro Bowl y sin títulos, pero lejos de considerarse una carrera poco exitosa. La liga quizás no lo valoró como se merecía, pero en Indianápolis agradecen haber pasado una década sin preocuparse por el lado ciego de sus quarterbacks.
Protegió a Peyton Manning, Andrew Luck, Jacoby Brissett y Philip Rivers; y seguro que todos están contentos de que así haya sido. Los Colts se enfrentan por primera vez en más de 10 años a la incertidumbre en el puesto más importante de la línea ofensiva, una unidad que actualmente actúa como seña de identidad del equipo. Extrañarán a Anthony Castonzo.
Pistolero Rivers
Philip Rivers llegó a Indianápolis -una ciudad acostumbrada a quarterbacks élite, y, por ello, exigente con la posición- sin mucha emoción positiva. Los aficionados más radicales todavía recordaban aquellos polémicos enfrentamientos de play off entre Colts y Chargers, en los que Rivers llegó a intercambiar agresiones verbales -aunque Philip nunca insulta- con la grada. Incluso la prensa especializada lo recibió como a penas una pequeña mejora en la posición.
Una temporada después, Rivers se va con la prensa sorprendida ante el nivel que dio a sus 39 años y unos aficionados con la certeza de que no era suficiente para ganar una Super Bowl pero enamorados de su pasión por el deporte. Se ganó a todos, o una mayoría.
En lo que seguramente acabe siendo una carrera de Hall of Fame, Philip Rivers demostró ser un pasador preciso, inteligente y capaz de echarse el equipo a sus espaldas. Esto último quizás sea también la razón por la cual se retira sin ningún anillo tras 17 años siendo de los mejores quarterbacks de la liga.
Víctima de ese terreno intermedio entre gran quarterback y quarterback élite provocó que su franquicia – los Chargers- confiara demasiado en sus capacidades, olvidándose de construir un equipo competitivo a su alrededor. Por una razón o por la otra, Rivers se retira siendo top 5 de la historia en estadísticas, pero sin ningún anillo; relegándolo a un plano inferior al que seguramente merezca su talento.
Se le recordará por su extraña mecánica de lanzamiento, por su inteligencia y conocimiento de las complejidades del fútbol americano, pero sobre todo todo por sus aportaciones fuera del campo. En a penas un año con los Colts, tocó cada departamento de las instalaciones del equipo; todos, staff y jugadores, hablan de su pasión contagiosa y sus valiosas lecciones.
Durante toda la temporada, veteranos defensivos como Darius Leonard y Kenny Moore o novatos ofensivos como Jonathan Taylor y Michael Pittman Jr han comentado lo mucho que han aprendido gracias a Philip Rivers. “Hace mejor al equipo en todos los sentidos”, comentaba Frank Reich, entrenador jefe de los Colts.
“Philip es uno de los más feroces competidores y más leales compañeros que nuestro deporte ha visto. Su gran convicción como líder e inteligencia élite contribuyó para una carrera merecedora de Salón de la Fama”, afirmó Reich.
Quinto en la historia en yardas de pase con más de 63.000, en touchdowns con 421 y en pases completos; Philip Rivers será, seguramente, el entrenador de instituto más laureado y adinerado -acumuló ganancias de mas de 170 millones de dólares tras 17 años en la posición mejor pagada de la NFL- de Estados Unidos el año que viene. Entrenará al equipo de St. Michael Catholic Highschool en Fairhope, Alabama.