Si la vida fuera una película de Tarantino, los hermanos Nacua regentarían un cuchitril de mala muerte en la frontera con México. Allí, seguramente, tendría lugar un importante intercambio de rehenes por droga o algo parecido. Habría polis infiltrados, una camarera de oscuro pasado y un vendedor de pieles que no es lo que parece. Y mucha sangre. La vida, sin embargo, no es una película de Tarantino, o no lo es siempre y, por eso, los Nacua (Kai y Samson) no son taberneros, pero si los primeros hermanos en anotar en un mismo partido de la UFL.
¿Qué es la UFL?
Si no hacen como yo y no siguen a los fantásticos muchachos de Los indies de la UFL, tenemos una respuesta corta: es la liga primaveral de fútbol americano. O como los indies la llaman: la Liga Metadona. Planteada así, como un tentempié bajo en calorías, pero alto en narrativas, la United Football League surge de las ascuas aún candentes de la XFL y de la USFL.
Más allá de la macedonia de siglas, en ella convergen viejos coachs adictos a la banda, QB mediocres con ganas de revindicarse, prospectos universitarios que no encontraron su sitio y jugadores que quieren exprimir su último billete a Terabithia. En la mente de muchos ellos emular a Jake Bates: pasar de su humilde trabajo como vendedor de ladrillos en Houston a los Detroit Lions. Todo vía Michigan Panters y el Field Goal más largo de la UFL -y asociadas- con 64 yardas, a solo 2 del récord ingente de Justin manoslargas Tucker, el amante de los masajes. El año pasado, primero bajo el rubro de UFL, solo otro jugador además de Bates hizo roster en septiembre en un equipo de la NFL (Jalen Redmond, en los Vikings como defensive end). 77 lo intentaron. El sueño es complejo y caro pero no imposible.
Arranca la UFL
Este fin de semana se ha disputado la primera jornada de la segunda temporada de la UFL. 8 equipos, separados en 2 conferencias. Como sorpresa, quizá, la defensa de DC Defenders que defenestró al actual campeón, los Birmingham Stallions, 18-12. El resto de resultados, más o menos siguieron la vía de lo esperado. Unos Houston que apenas compiten, unos buenos Renegades y un Memphis en construcción aún lejos de poder ensombrecer a los Panthers. Eso, en la superficie.
En el fondo un montón de narrativas: el youtuber que quiso reinar, las entrevistas a traición a golpe de alcachofa, los anuncios de teletienda (benditos Monkey Magnets), las batallas internas con The Rock, los estadios vacíos, las audiencias aceptables, las dificultades para placar, los constantes cambios de QB y un apellido por encima de todos: Nacua.
Mientras Puka y Tei los veían por la tele, Kai y Samson firmaron un doble touchdown para el recuerdo, sellando la primera victoria del curso para Michigan Panthers. Samson en una recepción más que digna y Kai, cuando el partido ya agonizaba, en una intercepción al QB rival -un, hasta entonces, esperanzador Troy Williams– que retornó luego 80 yardas hasta la end zone. Allí le esperaba su hermano Samson para entrechocar los pectorales. Kai, el mayor de todos los Nacua, el único no receptor, firmó como undrafted en 2017 por los Browns. Y luego fue pasando, año a año, sin pena ni gloria por los Ravens, los Panthers, los Jets, los 49…
Es la típica historia de estos jornaleros del deporte, trotamundos del balón, atletas que viven con la maleta hecha y la esperanza en la cartera esperando la llamada que les saque del anonimato.
En un mundo menos civilizado serían peligrosos forajidos fronterizos con caballos mestizos y viejas alforjas. En este, son piezas intercambiables de un puzzle entretenido, más burocrático que espectacular, donde los protagonistas contestan preguntas impertinentes apenas segundos después de acabar la jugada, sin resuello, al más puro estilo ciclista. Arranca la UFL: ¿te la vas a perder?
Pablo López | @jucort365 para Spanish Bowl