“And now, I am proud to announce that this year’s Heisman Trophy winner is Baker Mayfield of the University of Oklahoma”.
Así se anunciaba el ganador del Heisman Memorial Trophy, el más prestigioso galardón individual en el College Football. Se hacía, curiosamente, donde la semana que viene Cleveland puede dar el golpe definitivo, tras 18 años, de volver a jugar un partido de Playoffs, en la ciudad de New York. De ese momento hace ya 3 años, el 10 diciembre de 2017.
Curiosamente también, quién se encontraba al lado de Baker Mayfield era Lamar Jackson. Dos curiosidades que pueden marcar el destino no sólo del tipo que hace los mejores anuncios de la TV para la aseguradora “Progressive”, sino para una franquicia donde enero viene siendo estos últimos años, simplemente, el inicio de la preseason.
El destino, bueno no tanto porque se enfrentan dos veces al año, ha querido que de nuevo Mayfield y Jackson se enfrenten este domingo. Será en Cleveland, en el First Energy Stadium. Un lunes 14 de diciembre a las 8:15 de la tarde hora local (en España será la madrugada del lunes al martes a las 2:15). Un MONDAY NIGHT.
La temperatura rondará los 3º C. Frío. Mucho frío. Pero en principio ni lluvia ni un viento como el que han tenido que soportar en “The North Coast” en varios partidos. Cleveland, ya lo saben, viene de hacer probablemente el mejor partido de la temporada ante unos Tennessee Titans a los que dejaban en 7 puntos en la primera mitad. Baltimore, por su parte, se deshizo de unos Cowboys que son una de las grandes decepciones de la temporada.
Históricamente, ambas franquicias se han enfrentado un total de 43 veces. Baltimore se fue con la victoria en nada más y nada menos que en 32. Cleveland en 11. No obstante, en los últimos años, de las últimas 5 ocasiones, Cleveland consiguió llevarse 2 (una en overtime)
¿Qué podemos esperar de este partido?
Ni que decir tiene que Cleveland tiene que tener clavado como un puñal esa primera derrota que los Cuervos les infligieron. 38 a 6 fue el resultado. Súmenle a ese afán de “venganza” el saber que una victoria puede dejar a la “Ravens Flock” más tocada que una película de Hitchcock.
Pero más allá de la “Vendetta”, lo que debe mover a Cleveland es algo que la inmensa mayoría de ese grupo desconoce. Un partido de Playoffs.
¿Recuerdan cuándo estos titulares eran habituales?
Lamar Jackson era el paradigma de la nueva filosofía de QB’s.
Pero recuerden. La NFL es, quizás, la liga más profesional del mundo. La que más rápidamente avanza y en la que difícilmente algo sorprende por segundo año consecutivo. Más aún en un sistema divisional como el que la liga dispone. Tienen mil ejemplos. En parte ahí radica el hecho de que Baltimore, incluso Lamar Jackson, parezcan menos infranqueables, más humanos. Conocer, estudiar y limitar a tu rival divisional es algo primordial, esencial y necesario si se quiere ser el mejor, en este caso, en la AFC Norte.
Pero sólo en parte. Las lesiones se han cebado en jugadores absolutamente claves como el caso de Ronnie Stanley, mucho más importante de lo que pudiera parecer. El Covid-19 también ha hecho de las suyas. El partido contra Steelers que, como algunos abogaron, ni debía haberse jugado por lo ridículo de la situación, dispuso que los Ravens disputaran un partido vital con jugadores, prácticamente, del practice squad. Igual hablábamos de otro récord, y de una “ansiedad” mucho más relajada en la ciudad donde nace una -una no-, la mejor, serie policíaca de la historia, “The Wire”.
Tácticamente no les voy a sorprender.
Cleveland necesita de Baker Mayfield y del juego aéreo. Si eso no funciona, no funciona el play action. Sin él las defensas rivales se cierran en la caja para evitar el verdadero poder del ataque de los de Stefanski: la carrera. No olviden que, y cada vez lo veo más claro, el fichaje de Stefanski estaba muy meditado, no tanto en escoger al “mejor” entrenador sino al mejor entrenador para una plantilla como la de Cleveland.
Como sabrán, si por algo se hizo famoso KS como coordinador ofensivo en Vikings fue por el “run game pass” y en especial su “Outside Zone” (básico, por otra parte, para desarrollar el play action). Si la OL se encuentra al nivel de estas últimas semanas ese juego debería poder desarrollarse. Juego que además se ha visto gratamente mejorado por dos figuras, a mi entender, cada vez más relevantes. Rashard Higgins (quién parece que está negociando ya su renovación), y Donovan People-Jones. Higgins por su conexión con Baker. People-Jones porque está demostrando esa capacidad atlética y esas ball skills que, junto a su envergadura, lo hacen ideal, como la propia web especializada “Thedraftnetwork” mantenía, como “game breaking WR”. Esas Big Play ya empiezan a aparecer.
Pero si en ataque el game plan parece claro. Es en defensa donde los Browns generan más incógnitas. Cierto es que han mejorado enormemente en las últimas semanas, y así lo dicen los números, pero contra los grandes equipos (salvo la primera parte de Titans) no han estado a la altura. De nuevo es la secundaria el eslabón más débil y por ahí Baltimore debería atacar. Pero para eso su Offensive Line debe dar tiempo a Jackson, algo que el Front Four de Cleveland, que está a un nivel magnífico, debe evitar.
Tras el proceso postdraft todos creíamos que era el cuerpo de LB’s el que se encontraba a un menor nivel. Jóvenes, sin experiencia y sin mucho demostrado. Sólo Mack Wilson parecía un titular solvente. Sin embargo, partido a partido, han ido dejando mejores sensaciones, en especial B.J. Goodson, pero sin olvidar a Sione Takitaki o a Malcolm Smith.
Baltimore -del que hablaré brevemente-, está teniendo un año un tanto extraño. Su juego de carrera está siendo errático, sin un líder claro. Se esperaba más de ese dúo entre Dobbins (que me sigue pareciendo un jugadorazo visto lo visto en Ohio State) y Mark Ingram. Esa irregularidad también se ha transmitido al cuerpo de receptores. Ni Brown, ni Boykin, ni Duvernay. A ratos sólo Willie Snead (que estará out probablemente). Eso sí, Andrews parece que vuelve y puede ser, a la vez, tanto un desahogo para Jackson como una liberación para “Hollywood” Brown y el resto del cuerpo de receptores.
De nuevo, tres años más tarde, ambos Qb’s pueden dar un giro de 180º a su temporada. Uno, Baker, demostrando esa consistencia que tanto se le ha echado en falta. El otro, Lamar, buscando ser ese jugador fascinante, inimitable, “unstoppable”.
De nuevo, dos hombres, un destino: Los Play offs de la NFL.