Cincinnati, con el agua al cuello

La crecida el pasado lunes del río Ohio a su paso por Cincinnati, inundando las dependencias del estadio de los Bengals, representó una perfecta metáfora que la naturaleza puso a disposición de los seguidores del football. El equipo de la Queen City se encuentra literalmente con el agua al cuello.

La confianza del propietario en Lewis no va a ser ilimitada. La paciencia del entrenador en una directiva austera hasta la racanería tampoco será infinita. Mientras esperan unos refuerzos que no llegan (el año que se acierta en el draft, bien; el año que se falla, mal), se marchita una generación de jugadores con potencial para haber llegado mucho más arriba.

Mike Brown, el propietario, tiene ya 82 años y una salud delicada. Quiero suponer que le gustará ver resultados a corto plazo. Marvin Lewis iniciará su 16ª temporada en Cincinnati, donde su mayor logro ha sido convertirse en el único entrenador en llegar 7 veces a playoffs y no superar la primera ronda. Tampoco le quedan muchas tentativas para quitarse este estigma. Los pilares del equipo están en la fase final de su mejor etapa deportiva (Atkins, Dunlap y Green, 29 años; Dalton 30). El tiempo se acaba. La apuesta por el continuismo, así lo muestra. Los Bengals no tienen margen de espera. Un nuevo fracaso abocaría a una reconstrucción que afectaría a todos los estamentos del club. El agua al cuello.


1ª fase: renovación de jugadores que quedan libres

El principal objetivo del conservador propietario, reconocido por él mismo, es retener a sus jugadores. Lo que para él significa mantener el bloque, otros lo verían como aferrarse a que “más vale malo conocido”. Sin embargo, hay jugadores que han tenido un rendimiento óptimo y que sería interesante evitar que saliesen al mercado. Me refiero al punter Kevin Huber, al Defensive-End suplente Chris Smith, y sobre todo, al Tight-End Tyler Eifert.

El de Notre Dame es un tight-end diferencial cuando le respetan las lesiones. Pero éste es un inconveniente muy considerable. De 83 posibles encuentros sólo ha estado presente en 41, menos de la mitad. Aun así, Cincinnati no está en condiciones de dejar marchar más talento, y si no es capaz de conseguir atarle con un contrato de larga duración (quizá protegiéndose el club con cláusulas de bonus por partidos jugados), no vería del todo mal que le adjudicasen la etiqueta de franquicia.

Sin embargo, como sufridos aficionados, deberíamos prepararnos para las renovaciones de mediocres veteranos que todos veríamos mejor bien lejos. Me refiero al center Russell Bodine o al Right-Tackle Andre Smith.

Esta fase no terminará en abril, sino que se prolongará hasta el verano con jugadores en último año de contrato. Serían los casos de Atkins y Dunlap, dos piezas fundamentales en espera del que podría ser su último gran acuerdo.


2ª fase: fichajes en la agencia libre

A pesar de las promesas que la directiva le haya podido ofrecer a Lewis asegurándole una mayor inversión en jugadores de otros equipos, los seguidores escarmentados no nos lo terminamos de creer. La franquicia tradicionalmente apenas invierte en esta fase, y la necesidad de renovar a los jugadores expuestos en el último párrafo del epígrafe anterior les dará la excusa que necesitan.

En cualquier caso, siempre caerá algún mercenario de segunda fila, pero jamás en la primera oleada de fichajes. Especialmente me fijaría en aquellos que hubieran sido cortados por sus clubes, ya que estos no computan en el cálculo de los picks compensatorios que tanto gustan en la dirección. Puedo imaginar en esta fase algún linebacker. Esta unidad está poblada de jóvenes prometedores, pero acusa la inexperiencia cuando falta Burfict. Quizá también pueda caer algún safety, un cornerback o un ofensive lineman, pero como digo, de escasa relevancia.


3ª fase: el draft

Aquí se centran las perspectivas reales de mejora de la plantilla atigrada. Con 11 posibles elecciones, el arsenal de que disponen para rearmar el equipo es considerable. Bien sea añadiendo potencial al fondo de banquillo, o canjeando los picks por selecciones más altas con las que incrementar la calidad de la alineación titular. Como dudo de la audacia de la directiva para lo segundo, supongo que se decantarán por lo primero.

Realmente, la oferta de la agencia libre suele ser escasa, cara y demasiadas veces, viene con algún tipo de defecto. Debería utilizarse para completar algún hueco circunstancial, pero donde hay que construir la base del equipo es el en draft. De ahí la importancia de acertar, y cuantos más boletos tengas, más posibilidades de que te toque la lotería. De los 4 picks que tiene Bengals entre las 100 primeras elecciones deberían salir los futuros jugadores en las posiciones de mayor necesidad. En mi opinión, estas serían offensive-tackle, linebacker, safety y center. No necesariamente por este orden. Éste lo determinará el propio proceso de selección para escoger en cada momento a quien más valor aporte.

Ahora bien, la clave es ponerles a jugar desde el primer momento, no dejarles para el año siguiente. Como decía al principio, la urgencia obliga. No se pueden permitir, como hasta ahora, dejar a las primeras elecciones del draft en un año simplemente de aprendizaje. Deben aportar desde el inicio, dado el nivel que se presupone de una selección tan alta. Ahí se verá tanto el olfato de los analistas en detectar talento preparado para la NFL, como la habilidad de los entrenadores para adiestrarlos en el plazo más corto posible.


Conclusión

Pese a lo que pueda señalar el sentir general, los Bengals no están tan lejos de repetir presencia en postemporada. El año pasado terminaron 7-9, con 3 partidos resueltos en su contra en los últimos segundos del encuentro. El juego dista mucho de ser el esperado, pero la calidad es innegable que existe en esa plantilla. Con un poco más de acierto, de suerte, o de preparación desde la banda, el objetivo de playoffs es alcanzable.

Ahora bien, como proponía en la introducción, esto ya no es suficiente. En la NFL actual, las opciones de éxito son muy reducidas. Las ventanas de oportunidad, cada vez más estrechas. Y a la de Bengals apenas le queda un resquicio. El equipo del sur de Ohio se enfrenta al dilema de tener que ir a por todas, o preparar el equipaje para una travesía del desierto de incierto desenlace.

En todo caso, la sabia naturaleza, con su lluvia purificadora, puede haber revelado el destino que espera a la franquicia. Una vez retiradas las aguas, éste es el curioso mensaje que dejaba el campo de juego del Paul Brown Stadium.

La inundación cambió la «B» por una «L»