“El enemigo nos aventaja en fuerzas, pero no nos iguala en valor”. Con estas palabras se dirigió el recientemente defenestrado Almirante Cervera a sus hombres en la guerra de Cuba cuando los dirigentes políticos de aquel entonces le ordenaron lanzarse a una derrota segura. De similar manera pareció desenvolverse John Dorsey, el flamante nuevo General Manager de los Cleveland Browns en el pasado draft. Podría haber optado por lo convencional, por lo que recomendaban 9 de cada 10 expertos. En cambio decidió seguir fiel a sus convicciones, a su instinto. Se le podrá criticar por salirse del guion que muchos dictaban (de hecho, se le hubiera criticado igual, tal es la saña con que suelen recibirse todas las acciones de Cleveland), pero no por falta de valentía. Cuando un equipo viene de dónde están los Browns, es probablemente lo único a lo que agarrarse.
No pretendo en este artículo glosar las habilidades deportivas de ningún nuevo jugador de los Browns. Para eso podéis consultar otros autores que sin duda lo harán mejor que yo. Sólo intento defender el coraje demostrado por la nueva directiva en el nuevo rumbo comandado.
1ª Ronda, pick#1: Baker Mayfield (QB, Oklahoma)
Una vez superado el “spoiler” sufrido horas antes del draft, se confirmó la noticia: Mayfield será el nuevo QB marrón. No fue una maniobra de distracción, sino toda una declaración de intenciones. Quizá no seamos todavía el mejor equipo, pero vamos dar guerra desde el minuto 1, parecía querer decir. Durante todo el proceso pre-draft nos hemos cansado de escuchar que si Darnold tenía el techo más alto, que si Allen estaba todavía por pulir, que si Rosen tenía el suelo más alto… Techos, suelos, pulir… ¿Qué somos? ¿Albañiles? Esto es football, y si alguien rezuma football por los cuatro costados, ése es Mayfield.
Mayfield no llegó a Texas Tech por su habilidad “footballistica”. Lo hizo como uno más y se ganó la titularidad en su año freshman. Su carácter impulsivo le llevó a ser trasladado a Oklahoma, donde nuevamente volvió a hacerse con la titularidad. En 2017 le otorgaron el “Heisman Trophy”, el galardón más prestigioso para un jugador universitario. Era la primera vez que lo conseguía un jugador llegado a college sin beca deportiva.
Si alguien sabe de esfuerzo, de superación, de romper barreras… ése es Mayfield. Y eso es lo que precisan los Browns. Un referente, un líder especialmente necesario desde la retirada de Thomas. No un proyecto (otro más) como Darnold, sino un chico con quien se pueda identificar no sólo una afición, sino toda una ciudad que cada vez más abandona a su equipo (¡quién la puede culpar!). Rosen no es este “poster-boy” (menos si se pone de perfil), y las 19 victorias de Allen en college palidecen ante las 39 del sooner. La “Mayfieldmanía” ha tomado Cleveland, y la nueva estrella tiene a todos los seguidores Browns ilusionados, emocionados, turbados. Y cuanto más tiempo pasa, más turbados.
1ª Ronda, pick#4: Denzel Ward (CB, Ohio State)
Si criticada fue la primera elección, no menos lo fue la segunda. Lo curioso es que no se reprochaba al jugador escogido, sino que “lo habían elegido muy alto”. Seguramente, Dorsey hubiera preferido que sus mayores necesidades hubiesen sido un offensive–guard o un defensive–end. De esta forma, habría podido seleccionar a Nelson o a Chubb ante el aplauso unánime de medios especializados. Sin embargo, a él no le correspondía decidir qué necesitaba, le vino impuesto, y eran cornerbacks. En semejante tesitura, lo más inteligente era conseguir al mejor.
¿Qué debía haber hecho Dorsey? ¿Acaso draftear un jugador, con evidente potencial, pero de una posición bien cubierta en la plantilla? ¿Aceptar cualquier oferta por bajar posiciones, por irrisoria que fuera, sólo por no elegir “tan alto” a Ward? ¿No se le hubiera criticado más por no sacar una buena tajada de un trade–down? ¿Y qué garantías tenía de que el jugador pretendido iba a estar ahí, esperando, a la elección a que hubieran bajado? Demasiadas incógnitas de incierta respuesta. Lo sensato era adquirir al jugador que más puntuación aunaba entre talento y necesidad. Sin duda, Denzel Ward, por más que los descontentos de siempre censurasen tan valiente decisión.
Por otra parte, tampoco olvidemos que en esta NFL cada vez más orientada al pase, cornerback es una posición “Premium”. Nada que envidiar a las de trinchera o pass-rushers. Además, el hecho de ser un jugador “local”, nacido en una localidad a media hora de Cleveland, que sienta los colores que va a defender y no lo haga sólo por el salario que percibirá, es un plus que añadir a su contratación. El club también necesita jugadores así.
2ª Ronda, pick#33: Austin Corbett (OL, Nevada)
Todavía con el runrún de críticas pitando en los oídos, Cleveland encara la siguiente elección con unas 20 horas para pensarla. No es un pick fruto de la improvisación, ni forzado por las circunstancias. Podían ir en cualquier dirección y tomando a cualquier jugador entre las listas de los mejores disponibles expuestas por las webs del gremio. Sin embargo, siguieron fieles a su olfato. Seleccionaron al jugador que más les había gustado en la Senior Bowl. Un chico casi desconocido, que no sólo lo había hecho bien en las 5 posiciones de la línea ofensiva, sino que enfrentado a los mejores, les había hecho morder el polvo (entre ellos, al DE Davenport, por quien los Saints entregaron prácticamente su alma por conseguirlo el día anterior).
Austin Corbett no entraba en ninguna quiniela. Dorsey sabía que su decisión iba a volver a ser controvertida. “Si querían un guard, haber escogido a Hernández”, decían unos. “Si querían un tackle, haber seleccionado a O’Neill”, decían otros. Corbett no es ni lo uno ni lo otro, sino todo a la vez. Es un jugador que puede jugar en el puesto de LT dejado por Thomas (que no sustituirlo, eso es imposible). O puede aportar profundidad en las posiciones interiores de la línea ofensiva. Es el jugador que querían, y lo tomaron cuando consideraban que debían hacerlo, antes del pick de Giants (que parecía obvio que no elegirían otro runningback).
De nuevo, el equipo por encima del qué dirán. De nuevo, mostrando una gran actitud, ya que en caso de fracaso, las críticas que le caerán serán más feroces que de haber seguido un cauce más popular.
2ª Ronda, pick#35: Nick Chubb (RB, Georgia)
En esta ocasión, las críticas no llegaron tanto por escoger a Chubb como por obviar a Guice. Un corredor que según el consenso de los especialistas, era el segundo de la promoción tras Barkley. Sin embargo, hasta 4 franquicias le eliminaron, por las razones que fuera, de su draftboard. Dos antes de Browns (Seahawks y Patriots) y dos después (Buccaneers y Lions) antes de ser seleccionado por Redskins. Sin embargo, las censuras recayeron hacia Cleveland. Resulta cuanto menos chocante ser cuestionados también por hacer lo mismo que otros equipos. Sería conveniente recordar la convulsa relación de Crowell con los de Ohio para entender que pretendan huir de polémicas.
Aquí, además de la apuesta de decantarse por un corredor que no era el primero en la lista de disponibles según los expertos, se suma el de atarse a un jugador que sale de una severa lesión de rodilla. Con arrojo, se lanzaron por el jugador que en su opinión mejor se adaptaba al cuerpo de runningbacks, quien mejor se podría compenetrar con Hyde y Johnson. Un jugador además con una historia de superación admirable (la lesión casi acaba con su carrera deportiva) cuyo ejemplo sin duda servirá de motivación a un grupo de jugadores bien necesitado de este espíritu. Sin gran riesgo, no hay gran recompensa.
3ª Ronda, pick#67: Chad Thomas (DE, Miami)
De nuevo, las manos a la cabeza tras otra selección de Cleveland. Thomas no debía salir hasta la 4ª ó 5ª ronda. Por lo visto, la bajada de puestos (del 64 al 67 más una 6ª ronda) tampoco calmó a los insatisfechos. Pero Thomas era el jugador que querían: gran potencial para rotar la línea defensiva y mantenerla siempre fresca y presionante. Si finalmente resulta un jugador válido, ¿qué más dará haberle elegido en tercera, cuarta o quinta ronda? Había 40 picks entre ésta y la próxima vez que los Browns estuvieran “on the clock”. ¡Quién sabe lo que hubiera ocurrido entre medias! En el draft, como en la vida, es preferible arrepentirse por hacer lo que quieres, que por no haberlo hecho.
4ª Ronda, pick#105: Antonio Callaway (WR, Florida)
El pick extra obtenido en el trade comentado anteriormente, lo utilizaron los Browns para subir posiciones en cuarta ronda y adquirir al turbulento, aunque muy talentoso receptor Antonio Callaway, y nuevamente poner de acuerdo al coro de críticos en unir sus voces contra la elección. En esta ocasión, debo reconocer, el riesgo supera los límites de la cordura. Callaway había sido suspendido por consumo de marihuana, uso fraudulento de tarjeta de crédito e incluso un oscuro caso de acoso sexual no convenientemente aclarado.
Pero dejémonos de hipocresías. Jugadores con problemas de esta índole aparecen cada año. Unos se regeneran, otros no, e incluso otros con fama de benditos caen en el delito. Y estos jugadores conflictivos son seleccionados por todos los equipos, desde los que se consideran más dignos a los más macarras. Al final, el talento se impone, y Callaway lo exuda a raudales.
Es cierto que el peligro es innegable. Y los chistes sobre su posible complicidad con otro receptor controvertido como Gordon no tardaron en aparecer. Pero estos equipos como los Browns, donde por su desastrosa trayectoria deportiva es complicado atraer buenos jugadores, deben asumir estos riesgos para intentar dar un salto de calidad. Sólo queda estar muy vigilante, y confiar en que el chico madure (fue padre hace apenas 3 meses). En todo caso, tampoco hay que volverse locos. La inversión ha sido apenas una cuarta ronda, el impacto en caso de fiasco estaría muy contenido.
El resto del draft
De aquí al final, Cleveland tuvo otras 3 elecciones más: Genard Avery (LB), Damion Ratley (WR) y Simeon Thomas (CB). En estas rondas tardías, así como en el grupo de fichajes undrafted, se trata simplemente de tiros al aire en la esperanza de que alguno de ellos acierte en el blanco. Me parecería exagerado siquiera entrar a valorar dichas adquisiciones.
Como conclusión, me gustaría incidir en el objetivo del artículo: recalcar la valentía demostrada por la nueva directiva en todas sus decisiones. Fuera convencionalismos, fidelidad a las propias ideas, a despecho de opiniones de reputados expertos o incrédulos aficionados. No hay nada garantizado en ningún proyecto (ni de Browns ni de los otros s31 equipos), y si fracasa, por desgracia tampoco sería la primera vez. Pero lo que nadie podrá negar, es la audacia con la que Cleveland se han dirigido en el pasado draft.