Con Chase, los Bengals apuestan todo al 1

Tiempos desesperados requieren medidas excepcionales. Los Bengals de Taylor apenas han ganado 6 partidos de 32 posibles. Su silla no es que esté caliente, es que se le están empezando a derretir los herrajes. La paciencia es un bien efímero en el mundo deportivo profesional, y a él y a su equipo, se le está agotando el crédito. Ya no es tiempo de asentar la vanguardia con sólidas trincheras, sino de disparar con toda la pólvora disponible. Con dolor, sacrificó al OT Sewell para conseguir al WR Chase. Al partir de ahora, su suerte estará ligada al desarrollo del prometedor receptor de Louisiana.

Rien ne va plus

Bengals llegaba al draft con diversas necesidades en varios frentes: línea ofensiva, defensiva, pass-rush, … pero optó por la espectacularidad de un bombardeo aéreo. Las reglas de la competición son simples, el partido lo gana el equipo que anota al menos un punto más que el rival. Esta es la estrategia que pretende imponer Taylor: anotar más que el rival. Aunque esto suponga irse a 30 ó 40 puntos por encuentro. La apuesta es un ataque explosivo, y que la defensa aguante como pueda el vendaval contra ofensivo de los rivales.

Desde su llegada, Taylor ha escogido jugadores ofensivos en las dos primeras rondas de cada uno de los 3 drafts de los que ha sido responsable. Las elecciones “premium” se las ha llevado el ataque. Ya tiene el tight-end que quiere (bloqueador), dos jóvenes para reconstruir la línea ofensiva, un RB multiusos renovado, un QB franquicia, y ahora, una tripleta de receptores de calidad superior para enloquecer a las defensas contrarias. No digo que comparta su concepción del football, pero es evidente que tiene un plan.

 

Bengals reeditará en Cincinnati la fantástica conexión Burrow-Chase de LSU (foto: Jason Getz, Jason Getz-USA TODAY Sports)

 

 

El plan “Chase”

La primera jornada del draft 2021 supuso el fin de la Guerra Civil Bengalí entre seguidores del TeamSewell y el TeamChase. La victoria de estos últimos supuso que los integrantes del primero tuviésemos que optar entre dos alternativas: aceptar la derrota y convertirse al “Chasismo”, o echarse al monte a lamentar y criticar furibundamente la decisión como proscritos. Por mi personalidad conciliadora, y algo cobarde, ¿por qué no decirlo?, decido abandonar momentáneamente mis creencias y abrazar con renovada fe el advenimiento del receptor luisiano.

 

Mucha literatura ha corrido (y más que lo hará si fracasa) sobre la necesidad de proteger a Burrow con el mejor tackle ofensivo de la promoción. Sin querer negar lo evidente, tampoco podemos cerrarnos a pensar que ésta es la única manera de evitar una lesión del quarterback. Sin buscar ejemplos fuera de nuestra franquicia, el mismo Palmer sufrió una lesión similar detrás de una mucho mejor línea ofensiva. Basta un despiste de uno solo de los 5 de delante para que surja la tragedia. Es suficiente con esperar un milisegundo de más en el pocket para caer abatido (ninguna protección puede ser eterna).

 

Se criticó, con razón, a Burrow, que aguantaba demasiado el balón. Error de novato, para unos; inadecuada separación de sus receptores, para otros. Burrow no fue efectivo en el pase largo (8 de 37 en pases de más de 20 yardas). La falta de amenaza profunda confiaba a las defensas para echársele rápidamente encima. Chase aporta solución a ambos problemas. Su elusividad le permite quedar desmarcado apenas iniciarse la jugada para recibir pases rápidos. Su velocidad le capacita para estirar el campo, atrayendo la atención de cornerback y safety. Tanto buen receptor en el campo obliga a defensas pobladas en secundaria, lo que forzosamente reduce el personal destinado a presionar al QB para no quedar en evidencia.

 

La efectividad de Burrow en el pase profundo fue de las peores de la liga

 

Chase como solución a más de un problema

Es evidente que una buena defensa ayuda al ataque de muy diversas maneras. Permite recuperar rápidamente la posesión, y evita que la ofensiva tenga que jugar a la heroica. Pero también sucede a la inversa. Un ataque productivo obliga a la ofensiva contraria a arriesgar, lo que deriva en precipitaciones y posibilidad de turnovers. Por ejemplo, en 2005, con un ataque de alto octanaje formado por Palmer, Rudi Johnson, Chad Johnson, Houshmandzadeh y Henry, la defensa consiguió 31 intercepciones, en claro contraste con las apenas 11 obtenidas en 2020.

 

Por otra parte, la alineación de manera constante de formaciones con 3 receptores obliga a las defensas a responder de similar forma, obligándolas a reducir el personal en la línea o en la unidad de linebackers. No sólo Burrow puede beneficiarse de la teórica menos presión sobre él, sino que el juego terrestre también debería encontrar más espacios para correr.

 

En 2020, Cincinnati fue el tercer peor equipo de la liga en porcentaje de conversión de tercer down (36,15%). Añadiendo un elemento como Chase a la ecuación, el objetivo es incrementar ese porcentaje. Drives más prolongados no solamente benefician la efectividad del ataque, sino que proporcionan algo más de respiro a la defensa para que pueda mantener una intensidad elevada cuando le toque intervenir.

 

Durante la etapa de Taylor, Bengals ha perdido 13 partidos por una anotación y empatado otro. Quizá la razón habría que buscarla en la ineficacia en la zona roja, donde tanto en 2019 como en 2020 fueron el equipo con el tercer peor porcentaje de touchdowns. La necesidad de incorporar una nueva arma como Chase en estas situaciones se antoja imprescindible.

 

 

Pero obviamente, Chase no puede arreglarlo todo

Ningún jugador, por bueno que sea, vale tanto como el resto del equipo. Cincinnati se encuentra donde está, entre otras cosas, por falta de talento en muchas líneas. El draft supone una gran oportunidad para completar los huecos de la plantilla, tanto presentes como futuros.

 

Como comentábamos al principio, la mayor necesidad bengalí era reforzar su línea ofensiva. Una vez fuera Sewell de la ecuación, quedaban todavía opciones interesantes en segunda ronda. Sin embargo, el cuerpo técnico ya tenía elegido a su hombre. Un nombre que entraba en pocos pronósticos: Jackson Carman. Tan sorprendente que incluso concedieron un traspaso para bajar posiciones, conscientes de que su objetivo no despertaría demasiada expectación.

 

Sin embargo, el novato de Fairfield, una pequeña localidad a media hora de Cincinnati, tiene sobre sus hombros la responsabilidad de hacer bueno este draft. De conseguir que, pasado un tiempo, nadie diga: “Si hubiésemos elegido a Sewell…”. Carman pasará de custodiar el lado ciego de Lawrence en Clemson, a proteger a Burrow, su némesis, pero desde la posición de guardia derecho.

 

Siendo rigurosos, realmente el principal agujero de la línea ofensiva bengalí, tras haber fichado al OT Riley en agencia libre, se encontraba en el interior. Por esta razón, Cincinnati se centró en lo urgente, dejando para más adelante lo importante. Ya habrá tiempo para un OT de futuro.

 

Pero el tiempo en la NFL es efímero, así que más le vale a Taylor que la apuesta “Chase + Carman” funcione antes de que a los críticos les dé por pensar que hubiese sido mejor la opción “Sewell + WR random”.

 

Advertido por su compañero y amigo Burrow de que era la primera opción de Bengals, Chase escogió un calzado acorde con los colores de su nuevo equipo (foto: USA TODAY Sports).

 

Análisis del resto del draft

Si habéis llegado hasta aquí, amigos lectores, no os importará que abuse un poco más de vuestra paciencia y analice con vosotros el resto del draft de Bengals:

 

Ronda 3, pick #69. Joseph Ossai (DE – Texas)

Probablemente una de las mejores elecciones de todo el draft. Un joven con un físico impresionante, aunque algo verde técnicamente, que viene a revitalizar el pass-rush exterior, huérfano tras las marchas de Lawson y Dunlap, y apenas recompuesto con Hendrickson en la agencia libre.

 

Ronda 4, pick #111. Cameron Sample (DE – Tulane)

El porcentaje de sacks del conjunto bengalí en 2020 fue el peor de la liga. No solamente es necesario elevar tan vergonzosa cifra, sino recuperar el pass-rush interior, desaparecido tras la marcha de Atkins. Para esta función llega el versátil DE/DT que deslumbró en la Senior Bowl.

 

Ronda 4, pick #122. Tyler Shelvin (NT – LSU)

El primero de los picks recibidos por Patriots en el trade down de segunda ronda se empleó en cubrirse las espaldas en caso de volver a perder al NT titular, Reader. El inmenso compañero de Burrow en los Tigers no sólo volverá a tener la misión de alzarlo sobre sus hombros cuando conquistemos algún título, sino la de entrar en la rotación de la línea defensiva. Algo más fácil de conseguir que lograr que entre dentro de su camiseta.

Shelvin puede cargar sobre sus anchos hombros a Burrow, al resto de la ofensiva y a la banda de cheerleaders al completo.

Ronda 4, pick #139. D’Ante Smith (OT – East Carolina)

Si fallamos en calidad, al menos que no falte cantidad en la línea ofensiva. Este pensamiento debió rondar al staff de Bengals al hacer esta elección. Profundidad para una posición normalmente muy castigada por el esfuerzo y las lesiones, de cara a una incógnita temporada regular ampliada a 17 partidos. Suplente con proyección.

 

Ronda 5, pick #149. Evan McPherson (K – Florida)

En efecto, un kicker. En 5ª ronda. El único kicker drafteado en 2021. En 5ª ronda. Buena precisión y rango de patada. En 5ª ronda. Muy sobrado me pareció aquí nuestro staff, recordándome a mí mismo cuando en algún draft de fantasy no sé qué elegir y me digo, pues hala, un kicker. Espero que les vaya mejor que a mí.

 

Ronda 6, pick #190. Trey Hill (C – Georgia)

Cincinnati adquiere una póliza de seguro por si Hopkins, el center titular, no está disponible al inicio liguero, tras haber caído lesionado de importancia en la última jornada de 2020. También se adelanta a la casi segura marcha del center Price, un bust de primera ronda de 2018.

 

Ronda 6, pick #202. Chris Evans (RB – Michigan)

Taylor ya le quería cuando era coordinador ofensivo de la universidad de Cincinnati, pero Evans eligió a los Wolverines. Tormentosa carrera universitaria, con sanciones incluidas, que le han dejado prácticamente inédito los dos últimos años. Era necesario reforzar el backfield tras haber cortado (estúpidamente, añado) a Bernard.

 

Ronda 7, pick #235. Wyatt Hubert (DE – Kansas State)

Hubert traerá a Cincinnati su entusiasmo, y su pelazo, para seguir ayudando en el pass-rush. Sin embargo, deberá encontrar su sitio entre los linebackers exteriores, ya que ni da el tamaño para Defensive End, ni la plantilla ofrece ya huecos en esa demarcación. Útil para equipos especiales, lo que en muchas ocasiones es un eufemismo para indicar que un jugador es prescindible.

 

 

Foto de familia de todos los picks del draft 2021 de Cincinnati Bengals

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