Todos conoceréis la famosa comedia de Billy Wilder cuyo título me permite hacer el guiño en este artículo. Pero que no os lleve a engaños amigos. Lo vivido el domingo en el debut de los Browns en su estadio no fue una comedia, fue un drama y un jarro de agua fría para su ilusionada parroquia.
Los Cleveland Browns han dado una imagen muy mala en el arranque de temporada en casa frente a los Tennessee Titans, con una derrota sin paliativos, abultada y muy desconcertante por las formas.
Una verdadera lección para los chavales: que empiecen a jugar football de todas las faltas que se pueden cometer tanto en defensa, como en ataque, o en equipos especiales en un solo partido.
Lo que supuso un verdadero lastre, dando oxígeno con la obtención automática del primer down en varias ocasiones a los Titans cuando peor carburaba su ataque, y que hizo que el nuestro tuviera que jugar varios snaps de 25 y 30 yardas para primer down, una verdadera rémora que lastró nuestras opciones.
Muchos de esos pañuelos fueron de falta de concentración, pero otros como el puñetazo de Myles Garret a Delanie Walker (cuando ya se había logrado un cuarto down largo y la patada de devolución de balón), o la patada en el casco del rival de Greg Robinson, que supuso su expulsión y tener que reinventar una ya de por sí floja OL, y que son ambas para no pagarles el sueldo de esta semana a ambos jugadores.
Pero récord de faltas aparte, lo cierto es que no funcionó prácticamente nada.
Ataque
Se esperaba (como así fue), una OL que daría poco tiempo a Baker Mayfield (al que cosieron a sacks y a presiones), y que no ayudó a un Nick Chubb que estuvo bien limitado.
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Y el playbook no fue bueno, con muy poca apuesta por el juego de carrera y demasiada jugada en shotgun y con backfield vacío, que nos hacía muy previsibles. Aunque bien es verdad, que todas esas faltas en ataque obligaron muchas veces a ello. Y apenas se vio, que ahora recuerde, algún play option o jugada de engaño.
Tres intercepciones a Mayfield, la primera forzada por necesitar un pase muy largo para mantener el drive como consecuencia de la enésima infracción, y la última debida al desvío del receptor que la toca y cae a Malcom Butler y ocasionó el pick six. En la segunda telegrafió el pase a OBJ a un muy atento Logan Ryan y se precipitó, pero el partido ya tocaba a muerto.
Aún así, tuvo un partido bueno en yardaje, pese al poco tiempo del que disponía, conectó bastante bien con diferentes receptores. Fue en el último cuarto cuando yendo a remolque y a la desesperada cometió todas esas intercepciones, fruto de la precipitación y la desesperación. Se le vio en banda desesperado y muy frustrado.
Con unos Odell Beckam Junior y Jarvis Landry que como todo nuestro ataque, carburaron a fogonazos intermitentes en los dos escasos drives que se pudieron hilvanar limpios de infracciones, y uno de ellos, gracias aún así a un big play de Mayfield para Higgins salvando milagrosamente un tercero y ultralargo, por una de esas faltas.
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Defensa
Sorprendió que la OL de Titans, sin su LT titular (sancionado varios partidos), se impuso a nuestra DL (la que esperábamos que fuese nuestra mejor unidad), permitiendo tiempo a un Marcus Mariota que estuvo muy bien, y abriendo espacios a un Derrick Henry que nos hizo mucho daño y el big play que mató el partido.
Ramplón debut de Olivier Vernon y de Sheldon Richardson que pasaron desapercibidos.
Era clave parar desde el front seven a Derrick Henry y no se consiguió. Quizás esa fue la mayor decepción, pues no se esperaba que nuestro ataque carburase muy bien con una OL que aún se tiene que coordinar y coger horas de vuelo, pero sí que pensaba que nuestra DL iba a masacrar a Mariota, y que nuestro front seven limitaría mucho a Henry y obligaría a pasar más al primero.
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Se fallaron tackles que permitieron ganancia de yardas after catch en un par de ocasiones, y Delanie Walker, ayudó mucho por aire a Mariota a sostener drives y avanzar, situándose entre nuestros linebackers y nuestra secundaria, al igual que el rookie debutante A.J. Brown que nos hizo dos big plays en momentos clave.
Resumen
En definitiva, un inicio muy malo para los Browns, que deja muchas cosas que trabajar y que corregir, y una ocasión perdida de haber podido arrancar una temporada con victoria que habría dado mucha calma y seguridad a todos.
Pero ayer uno tuvo la sensación de que los Browns tuvieron el enemigo dentro de sus propias filas, y cayeron con justicia ante unos Tennessee Titans que fueron muy sobrios y nos ganaron desde las trincheras, haciendo lo que mejor saben que es correr, con tres o cuatro fogonazos aéreos en el momento adecuado y con una defensa muy solida.
Mi resumen es que fuimos desconcentrados, indisciplinados, con un playbook muy previsible (bien es verdad que a remolque de las numerosas faltas ofensivas), y en ocasiones hasta apáticos. Y así, es muy difícil ganar a esto.
Y aunque cunda la alarma y el desánimo, lo bueno es que esto acaba de empezar, Steelers y Bengals perdieron y hay mucho talento en el roster para intentar darle la vuelta.
Con lo que como en la película, sólo nos queda consolarnos y decir aquello que le dijo de cierre el febril enamorado a Jack Lemmon cuando quitándose la peluca le confesó que era un hombre:
“¡Bueno!, ¡nadie es perfecto!”.
GO BROWNS!!!.