Que la NFL es un negocio cada vez está más claro. Y que es uno de los negocios que mejor ha salvado la crisis del Coronavirus, también. Mientras el resto de las ligas mayores en EEUU se las está viendo y deseando para reajustar y reactivar sus actividades, la NFL ha podido realizar la Agencia Libre, el Draft y la publicación del calendario casi sin despeinarse.
Sin embargo, navegar esta crisis durante la offseason es sencillo. Todas esas actividades se podían hacer de manera telemática. La pregunta ahora es: ¿qué pasará cuando lleguen los partidos? ¿Se podrá seguir actuando con normalidad?
Las respuestas aún siguen en el aire. En este artículo, vamos a repasar que escenarios posibles puede haber y que repercusiones a corto y medio plazo puede tener esta crisis en la NFL. Y la principal repercusión va a ser, como en todos los negocios, económica.
Antes de comenzar, vamos a explicar muy brevemente cómo se calcula el Salary Cap. Aunque en este artículo ya os explicamos cómo funciona, aquí vamos a dar unas pinceladas sobre cómo se consigue ese número, que en 2020 es de 198,2 M de $.
En primer lugar, es clave el término “All Revenue” o “AR”. El “AR” son todos los ingresos que tiene la NFL. Básicamente son de dos tipos: nacionales y locales.
Los ingresos nacionales proceden de dos fuentes, aunque esas dos fuentes son los derechos audiovisuales. Una fuente son las cadenas de televisión, las radios nacionales, los portales (legales) de internet,… Todos ellos pagan por retransmitir un “paquete” de la NFL. Y luego están los ingresos propios de las propiedades de la NFL, en lo que se conoce como “NFL Ventures” que incluye el pago de suscripciones a servicios como NFL Network, Game Pass o Red Zone Channel. Los ingresos nacionales suponen alrededor del 60% de los ingresos de la NFL.
Mientras, el otro gran origen del dinero son las fuentes locales. Venta de entradas, merchandising, radios locales, publicidad, aparcamiento,… Y desde esta temporada, las apuestas. Esta fuente de ingresos es de aproximadamente el 40% del total.
Una vez terminada la temporada, todas las franquicias, así como la NFL, deben hacer una auditoría y presentar de manera exacta (error máximo de 1.000 $), sus ingresos en la temporada recién terminada. La NFL sumará entonces todas las cifras y comenzará a calcular el Salary Cap de la temporada siguiente. Según el nuevo CBA, el 52% se “devuelve” a los propietarios y el 48% del “AR” se dedicará a los jugadores. Y de ese 48%, 80% aproximadamente irá al Salary Cap y 20% restante a los “Player Beneficts”, como pensiones para jugadores retirados o seguros médicos.
Así, por tanto, podemos calcular de forma inversa cuánto generó la NFL en 2019. Siendo el Salary Cap de 2020 198,2 M de $ por equipo, en total los 32 equipos suman 6.342 M de $. Eso es el 80% del dinero dedicado a jugadores. Redondeando, el 100% serían unos 7.900 M de $. Esa cifra supone el 48% del “AR” así que, al buscar el 100% del “AR”, tenemos que en 2019 la NFL ingresó unos 16.500 M de $.
Y como habréis podido deducir, el Salary Cap se basa en las cifras del año anterior. Es decir, el Salary Cap de 2020 se calcula con los ingresos de 2019. Y el Salary Cap de 2021 con los ingresos de 2020. Y aquí, amigos, llega el problema.
Escenario 1: Normalidad
Empecemos con el mejor escenario posible. La situación mejora mucho durante el verano e incluso se llega a encontrar una vacuna que permite que los eventos multitudinarios se realicen con normalidad.
En una situación así, nada impediría a los fans acudir a los estadios a ver a sus equipos favoritos. Por lo tanto, los ingresos locales permanecen iguales. Tampoco nada impide a las televisiones retransmitir los partidos, ya que éstos se celebran con normalidad. Los ingresos anuales tampoco bajarían. Sí, vale. Quizás haya alguien que siga desconfiando pero dudo mucho que se llegue a notar una bajada en los ingresos.
Es decir, nos encontramos ante la misma situación de siempre. Estadios con público, partidos por televisión, suscripciones al Game Pass,… Como cada temporada, los ingresos subirán y el Salary Cap subirá, hasta, pongamos, los 220 M/equipo (os recordamos que en 2020 hay más partidos de Play Offs).
El Coronavirus ha sido una mera anécdota para la NFL.
Escenario 2: Entradas reducidas
Aquí la situación ya no es tan propicia. Se permiten los grandes eventos, pero, como en muchos sitios se está planteando, con aforo limitado. Aunque nos encontramos en EEUU, donde cada estado tiene su propia regulación, así que podríamos ver estadios llenos y otros donde la entrada aún está prohibida. Pero para no complicarlo, vamos a decir que hay aforo limitado en todos los estadios.
Los partidos se disputan con normalidad, por lo que los ingresos nacionales no disminuyen. Sin embargo, el hecho que no pueda acudir tanta gente a los estadios sí va a resentir los ingresos locales. Pongamos dos casos:
Estadios al 50%
La entrada a los estadios se reduce a la mitad. Por lo tanto, y para simplificar las cosas, los ingresos locales caen a la mitad. En 2019, los ingresos locales supusieron unos 6.600 M de $. Si caen a la mitad en 2020, serán 3.300 M de $ y el “AR” caerá hasta los 13.200 M de $ aproximadamente. Siguiendo los cálculos matemáticos (48% para jugadores y 80% para Salary Cap), nos da que el Salary Cap de 2021 podría bajar hasta los 160 M de $ por equipo, es decir, 28 menos que actualmente.
Si se da esta situación, 19 de los 32 equipos estarían, con los jugadores que tienen actualmente, por encima del Salary Cap de 2021. ¿La consecuencia? Que muchos jugadores veteranos con poco garantizado en sus contratos empezarían a ser cortados. Y eso que este es el mejor de los peores casos.
Estadios al 33%
Supongamos ahora que la entrada se reduce a solamente un tercio del total. Al igual que en el caso anterior, sólo los ingresos locales se resienten, en este caso bajarían hasta unos 2.200 M de $ por ponerlo fácil. Volvemos a realizar todas las cuentas y nos daría que el Salary Cap de 2021 quedaría en unos 145 M de $.
La cosa se complica para 26 de los 32 equipos, pues ellos tienen más de 145 M de $ comprometidos para 2021. De nuevo, más de un jugador con un salario alto y poco garantizado verá como es cortado por alguien mucho más barato.
Escenario 3: Estadios vacíos
Vamos ahora a un escenario aún peor: estadios vacíos. Como actualmente en la Bundesliga alemana, los partidos se juegan a puerta cerrada, sin fans. Esto implica perder absolutamente todos los ingresos locales. Quizás se salven algunos derechos de emisión de radios locales, pero poco más.
Por hacer las cuentas fáciles, pongamos que esos ingresos desaparecen por completo. Los 6.600 M de $ que se generaban en los estadios ya no están. Los ingresos de la NFL se desploman hasta los “míseros” 9.900 M de $ y el Salary Cap se hunde hasta los 120 M de $.
Solamente 3 equipos (Chargers, Jaguars y Colts) estarían por debajo de esa cifra sin necesidad de cortar a nadie. O para que os hagáis una idea, esa cifra es similar a la del Salary Cap de 2013. En este escenario, los jugadores tienen cada vez menos salidas. Aunque aún quedan varias, algo difusas, pero se puede salir del paso.
La primera salida se “aprobó” hace unos días, cuando los propietarios votaron a favor de que ascendiera el límite de endeudamiento de una franquicia de los 350 M de $ hasta los 500 M de $. Esto implica que los propietarios, con el acuerdo de los jugadores, podrían “hipotecar” futuros Salary Cap para subir este. Me explico.
La NFL especula con que para 2022 y 2023 la situación vuelva a la normalidad y Salary Cap sea de nuevo de unos 220 M de $. Bien, pues con esa especulación, se utiliza ese dinero ficticio futuro en el Salary Cap actual. En lugar de 220 M de 2022 y 2023, tendremos 200. Los 40 que se han “quitado” se invertirían en 2020, dando lugar a un Salary Cap de 160 M (120 reales y 40 futuros).
La otra salida es una que lleva tiempo también sonando: más publicidad. En las camisetas, en las gradas vacías, en el césped,… En cualquier lugar con tal de ingresar dinero y frenar la caída.
Son jugadas arriesgadas y que deben de poner de acuerdo a propietarios y a jugadores, que según el CBA están obligados a “negociar de buena fe”. Veremos qué sucede.
Escenario 4: Partidos aplazados
Es una puerta que la NFL ha dejado abierta. Si fuera necesario suspender algún partido o alguna jornada, ésta se jugaría al final del calendario, retrasando los Play Offs y la Super Bowl, que podría jugarse incluso en marzo.
Sería una manera de evitar perder dinero procedente de los ingresos nacionales, como veremos en el escenario 5. Además, también podría ser una manera de ganar tiempo y permitir que, en algún momento, los fans acudan a los estadios y los ingresos locales no se resientan tanto.
Escenario 5: Partidos suspendidos
Y llegamos al peor escenario de todos: se tienen que suspender partidos. Según el Artículo 12, sección 1, párrafo a, apartado XII del CBA recientemente aprobado, se establece una forma de actuación en caso de suspender un partido por causa mayor (ataque terrorista, desastre natural o similar).
En esta situación, la especulación con ingresos futuros es casi obligada. Y es que aquí los ingresos nacionales también podrían estar en peligro. Nadie sabe qué pasará con los contratos televisivos si hay una temporada de 12 jornadas en lugar de 17. ¿Pagarán las cadenas el montante completo o solamente una parte? Misma pregunta para los suscriptores del Game Pass.
Sin poder entrar a los estadios, con menos partidos por televisión, con cancelaciones del Game Pass,… Si esto sucede y los ingresos televisivos no están garantizados (en el amago de huelga de 2011 sí se filtró que se hubieran pagado, hubiera habido liga o no), el Salary Cap podría bajar perfectamente a unos 100 M de $, sino menos. Por eso, en esta situación quizás sí veremos dos o tres años con un Salary Cap ficticio, especulando con ingresos futuros para evitar la sangría.
Ojalá nunca haya que llegar a este quinto escenario, pero la salud va por delante del negocio… ¿o no?