Optimismo. Con esta palabra se puede resumir el draft 2018 de los New York Jets. Y eso que la semana previa estábamos de los nervios intentando elucubrar cuál sería el quarterback elegido con el número 3. Con la más que posible elección de Darnold por parte de los Browns, se especulaba que estarían disponibles Rosen o Mayfield, aunque muchos temíamos que MacCagnan quedara hipnotizado por el brazo de Allen.
Una caída inesperada
En los draft de 2015 y 2017 acabaron cayendo a la elección de Jets jugadores con los que nadie contaba que cayeran tanto. Ahora tanto Leo Williams como Jamal Adams son los dos pilares fundamentales de la defensa de Bowles. Sería raro que cayera otro gran jugador más de lo esperado por tercer año de los últimos cuatro para que lo escogiera el equipo aviador, pero…
El mismo día del draft empezaron a circular rumores que el elegido por los Browns con el 1 iba a ser Mayfield y no Darnold, y con el 2, los Giants no escogieron QB, por lo que MacCagnan tenía a casi todos los quarterbacks disponibles. Y el elegido acabó siendo Sam Darnold, de los Trojans de USC.
El estigma de Mark Sánchez y de los QB franquicia en los Jets
El último mariscal escogido en primera ronda fue Mark Sanchez en el año 2009, que casualmente también jugó su carrera colegial en los Trojans. Se esperaba que fuese el eje del equipo durante 10 años. Con Sanchez, o a pesar de él, el equipo llegó a dos finales de conferencia en sus dos primeros años como profesional, pero a partir del tercer año su rendimiento cayó en picado y acabó siendo cortado en 2014.
Si echamos la vista atrás, vemos que solo ha habido quarterbacks que hayan sido titulares durante 4 temporadas o más: Chad Pennington (2002-2007), Vinny Testaverde (1998-2003, 2005), Ken O`Brien (1984-1992), Richard Todd (1976-1983) y Joe Namath (1965-1976), que pese a ser muy buenos jugadores, no han sido las grandes estrellas para llevar al equipo a pelear por anillos, excepto el gran Broadway Joe.
¿Romperá Darnold la maldición de los QBs? Lo veremos a partir de septiembre.