A principios de diciembre de 2017 escribí un artículo titulado La construcción de un equipo ganador (y lo que nos queda por delante). En él analizaba la temporada hasta ese momento de los Eagles. Con 10 victorias y 2 derrotas, entonces el mejor récord de la NFL. Terceros en total offense, segundos en ataque de carrera. Cuartos en total defense y con la mejor defensa contra la carrera de toda la liga. Carson Wentz lideraba la NFL con 29 touchdowns. Y todo esto pese a las lesiones de Ronald Darby, Jason Peters, Jordan Hicks y Darren Sproles (los tres últimos para toda la temporada). Este equipo llegaría a la Superbowl, y la ganaría por primera vez desde 1960.
Ahora, casi un año después, tenemos a los Eagles con 4 ganados y 4 perdidos. Dos de las derrotas contra Tennessee y contra Carolina en partidos donde llevábamos una sustancial ventaja. Están 18º en total offense, 20º en ataque de carrera. En total defense lugar 14º. Pero eso sí, como buenas noticias, con la cuarta defensa contra la carrera. Y con Carson Wentz haciendo 13 touchdowns, 2 intercepciones y un QB rating de 109.6 en los seis partidos que ha jugado.
¿Qué ha ocurrido para este dramático cambio en los acontecimientos?
FACTORES DEL CAMBIO EN EL EQUIPO
En primer lugar, en el artículo del año pasado comentábamos tres factores clave en las victorias de los Eagles que este año no se están repitiendo:
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El paso de Nelson Agholor al slot.
Ese cambio de posición revitalizó su carrera. Terminando la temporada con 62 recepciones para 768 yardas (12.4 yardas por recepción) y 8 TD. Pero esta temporada ha bajado su rendimiento en esa misma posición: 41 recepciones para 372 yardas (9.1 yardas por recepción) y sólo 1 TD. Quizá en este contexto se pueda entender mejor el fichaje de Golden Tate. Aunque Benjamin Solak destripa en este artículo cómo pueden funcionar ambos juntos.
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La rotación de los líneas defensivos.
Los Eagles ahora son menos profundos en su línea defensiva, ya que han salido del equipo Vinnie Curry, Elijah Qualls, Destiny Vaeao y Beau Allen. Aunque es cierto que han venido Michael Bennett y Haloti Ngata. Además, están lesionados Timmy Jernigan y Derek Barnett. Esto ha obligado a Fletcher Cox a jugar muchos más snaps que el año pasado. Normalmente contra dobles coberturas, lo que ha provocado que esté mucho más cansado al final de los partidos.
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El fracaso del sistema by comitee.
El año anterior éramos el único equipo de la liga con tres jugadores con 6 o más touchdowns de recepción. Hasta 14 jugadores distintos habían completado recepciones, de los cuales 8 habían anotado por lo menos un touchdown. Además de ser el segundo mejor ataque terrestre, con tres corredores promediando más de 4.5 yardas por carrera y sin que ninguno llegase a las 100 yardas en un partido casi nunca. Actualmente, sólo Josh Adams (que es novato y ha sido muy poco utilizado) promedia más de 4.5 yardas por carrera. Y estamos en un sonrojante puesto 20 de ataque terrestre. Las lesiones de Ayaji y Darren Sproles, más el traspaso de Legarrette Blount nos han dejado casi sin juego de carrera. Las de Alshon Jeffrey (ya recuperado y a buen nivel), Mike Wallace y Mack Hollins han limitado el juego de pase prácticamente a los TE. Con algunos momentos puntuales de Jordan Matthews. Sólo tres jugadores han anotado 3 o más TD de recepción, y nuestro ataque aéreo es el 16º de la NFL.
Eficiencia en la red zone
Un segundo factor a tener en cuenta es la eficiencia en la red zone. Aquí creo que estamos echando mucho de menos a John De Filippo, Él era el encargado de planificar los ataques en la zona roja. Hemos pasado de un 64,06% el año pasado (segundo de toda la NFL) a un 54,84% este año (puesto 17). Dave Grohl no ha estado hasta el momento a la altura de la tarea. Hemos pasado de 28.6 puntos por partido el año pasado (segundos empatados con los Patriots) a 22.2 (puesto 21 en la NFL actualmente).
Falta de concentración o ejecución descuidada
En tercer lugar está lo que yo calificaría de falta de concentración o ejecución descuidada. Somos el equipo con más fumbles de la NFL.(20, de los cuales hemos perdido 9). Nuestro balance de turnovers es -5 (puesto 26). Tenemos hasta ahora 55 penalizaciones ofensivas (octavos de la NFL, empatados con Arizona), para un total de 491 yardas (quintos de la liga). Eso denota falta de concentración y mala ejecución de las jugadas. Son errores no forzados que un buen equipo debe tratar de evitar, incluyendo penalizaciones por mala colocación de un jugador en ataque. Incluso el kicker Jake Elliot sólo ha convertido un FG de cuatro intentos para más de 40 yardas. Excepto el partido de los Giants, hemos ganado o perdido por menos de 6 puntos. Las derrotas ante Panthers, Titans y Vikings son especialmente dolorosas, ya que son partidos que el año pasado no se nos hubieran escapado. Son derrotas de un equipo poco concentrado en lo que tiene que hacer. Los múltiples placajes fallados son un síntoma de la misma enfermedad.
La linea ofensiva
Añadamos a lo anterior que la línea de ataque ha empeorado significativamente respecto del año pasado. Hemos permitido 26 sacks (sextos por la cola), y 63 golpes al QB (el segundo peor de la NFL). Las lesiones de Jason Peters y Lane Johnson han provocado ajustes continuos que no han solucionado el problema; Stefen Wisniewski fue sentado en el banquillo contra los Vikings por Isaac Seumalo, que cuando ha jugado tampoco ha mejorado la ejecución de Wisniewski. Jason Peters, cuando ha estado sano, ha dado muestras de que ya no es el jugador que fue. El pegamento para mantener a la línea ofensiva de los Eagles es Jason Kelce, que está teniendo su mejor año en la protección del pase. Kelce ha permitido solo cuatro presiones al QB (un golpe, tres rushes) y tiene un grado de PFF de 83.6 (segundo en la NFL). Su grado de protección de pase de 83.6 (tercero en la NFL). Brandon Brooks también ha seguido jugando muy bien, pero si te falla el 60% de la línea tienes un problema.
La defensiva
Respecto de la defensa, además de lo ya comentado del front seven, los linebackers han estado bastante mal. No han sido un factor en la defensa: tanto Hicks como Bradham han tenido problemas para placar. Grugier-Hill ha tenido alguna jugada buena y poco más. La secundaria ha naufragado consistentemente: sólo 4 intercepciones, muchos problemas para Jalen Mills en los seis primeros partidos. Aunque ha mejorado en los dos últimos, pero ahora se ha lesionado. Dexter Mc Dougle ha sido un desastre. La lesión de Rodney Mc Leod ha hecho mucho daño, hay un problema con la posición de safety que hasta ahora sólo hemos parcheado. Ronald Darby y Malcolm Jenkins han sido los mejores, pero no han podido tapar los numerosos agujeros en la secundaria.
Aun así, somos cuartos en defensa contra la carrera. Pero por las circunstancias antes comentadas, en el último cuarto la defensa se ha disuelto como un azucarillo en muchos partidos. Siendo el ejemplo más claro el que jugamos contra los Panthers, donde nos anotaron tres touchdowns en ese último período. Por otro lado, hemos pasado de ser el mejor equipo el año pasado en defensa de tercer y cuarto down (22% y 33%, respectivamente) a permitir en cuarto down 6 conversiones de 9 intentos.
LA MALDICIÓN DE LA SUPERBOWL
¿Puede haber un problema psicológico o de actitud? Lo que se denomina resaca o maldición de la Superbowl, con los números en la mano, es real. El 54% de los equipos campeones no ganan un partido de playoff al año siguiente; el 32% no se clasifica para playoffs; el 72% de los equipos empeoran su record. Entre 2006 y 2013, cada campeón de la Superbowl terminaría la siguiente temporada o bien perdiendo su primer partido de playoffs o no clasificándose para los playoffs. Desde 2005, nadie ha ganado dos títulos consecutivos.
Desde 1967 (la temporada posterior ala Superbowl I), 52 equipos intentaron defender un campeonato de la NFL. De ellos, solo cuatro, los New York Giants de 1987 (1-6), los Pittsburgh Steelers (2-5) de 2006, los Denver Broncos de 1999 (2-5) 1 y los San Francisco 49ers de 1982 (2-5) comenzaron la temporada con un récord peor que la marca de 3-4 de los Eagles en sus primeros siete partidos. Está siendo una de las peores resacas de la historia, un resacón en Minnesota, en vez de en Las Vegas.
CONCLUSIONES (Y LO QUE NOS QUEDA POR DELANTE)
Hay brotes verdes no obstante. Zach Ertz está haciendo la temporada de su vida. Demostrando que ahora mismo es el mejor tight end de la competición. Mejor en yardas de recepción (644), segundo receptor total empatado con Odell Beckam en número de recepciones (61), y primer tight end en completar dos partidos consecutivos con al menos 10 recepciones y 100 yardas. El último en hacerlo fue Tony González en el año 2005. Secundado, eso sí, por Dallas Goedert con 188 yardas, 10.4 por recepción y 3 TD. Carson Wentz, desde la vuelta de su lesión, en seis partidos ha anotado 13 touchdowns por sólo 2 intercepciones, con un QB rating de 109.6, mostrando las cualidades que le llevaron a ser el favorito a MVP hasta que se lesionó. Hay varios jugadores que han comenzado a mostrar síntomas de mejora: en defensa Jalen Mills y Avonte Maddox, en ataque Jordan Matthews y Josh Adams. Si éste último recibe más toques y es capaz de mantener su promedio de 5.2 yardas por carrera, va a ayudar muchísimo a mejorar el juego ofensivo del equipo.
Por delante
Estamos en una división abierta, Redskins van 5-2 y tenemos dos partidos contra ellos. Nos quedan cinco partidos divisionales (dos con Dallas, dos con Washington y uno con Giants) y tres contra equipos no de nuestra división (Texans, Rams y Saints). Está claro que hay que centrarse en ganar los divisionales, lo que nos haría tener pie y medio en los playoffs.
Los Philadelphia Eagles han estado 4-4 después de sus primeros ocho partidos en diecinueve ocasiones. En 2015 y 2016 estuvimos 4-4, pero tuvieron un final de 7-9 en ambos años. La última vez que llegamos a los playoffs fue en 2006, cuando Jeff Garcia lideró al equipo en una racha de cinco victorias consecutivas para terminar la temporada antes de caer ante los New Orleans Saints en la ronda divisional de los playoffs.
El bye va a venir muy bien para hacer ajustes por parte de los entrenadores, sobre todo en la parte ofensiva del equipo. Tratar de hacer una segunda parte de temporada que por lo menos nos pueda meter en playoffs. Sobre todo, tenemos que volver a ser un equipo en el que se pueda confiar. Que sepa a lo que juega, concentrado en la ejecución de las jugadas. Que no cometa errores no forzados, que maximice sus virtudes y tape sus múltiples agujeros. Un equipo típicamente de Doug Pederson. El equipo que el año pasado fue el mejor.
Artículo realizado por José Fernández (@thychobrahe)