Con 14 años mis padres me mandaron a estudiar a Washington DC. Al llegar me sorprendió el gran número de banderas estadounidenses en las puertas de las casas. Yo venía de una Barcelona, donde en el año 2006 tener una bandera expuesta en la calle era símbolo de radicalismo. Esa muestra masiva de patriotismo me dejo una imagen muy marcada de lo que es Estados Unidos. Por eso me sorprendió más cuando al llegar a Nueva Orleans en el año 2013 lo que imperaba en las puertas de las casas eran las banderas negras y doradas de los Saints. Pero si se mira la historia de la Crescent City entiendes perfectamente porque la Flor de Lis ha sustituido a las estrellas.
Del dorado al negro
Nueva Orleans fue fundada en 1718, el 7 de mayo según dice la tradición. Desde sus inicios una ciudad orgullosa (su nombre viene de la familia real francesa) fue ganando importancia primero como colonia francesa y después española. Con su incorporación a Estados Unidos se convierte en la capital del Mississippi y una de las ciudades más ricas de todo el Caribe. Pero la Guerra de Secesión americana y la Revolución Industrial enviaron a la joya del Mississippi a una lenta depresión que culmino en el año 2006.
Primero fue la riqueza, donde las grandes ciudades industriales pasaron de largo a la economía orleanniana basada principalmente en el cultivo de algodón. Después fue la importancia política, perdiendo una guerra civil y entrando en un ostracismo por forzado por parte del bando ganador. E incluso lo que parecía imposible, la importancia cultural, acabo abandonado a la Big Easy, cuando el foco de la creación musical americana subió por la interestatal 55 hacia Memphis o Nashville. Esto alejo definitivamente la vista de los americanos de la ciudad, que se quedó sola, lo que le aboco aún más en su propia cultura.
Durante muchos años a la ciudad del jazz solo le quedo eso: su cultura criolla, sus tradiciones y sus músicos. Eso y sus Saints. En 1966 se le concedía una franquicia consiguiendo que su nombre se colara cada fin de semana entre los de otras grandes ciudades americanas. Cada domingo cuando los orleannianos se sentaban delante del televisor, su ciudad volvía a competir con el resto. Daba igual si ganaban o perdían, lo importante es que de septiembre a enero Nueva Orleans volvía a tener su sitio en el mapa. Eso fue forjando el amor inseparable que hay entre su población y los Saints. En una ciudad donde los índices de pobreza y desigualdad eran tan grandes, donde con una población de mayoría negra todavía costaba superar la segregación, había pocos motivos que pudieran unir más y sentirte orgulloso que la Flor de Lis negra sobre un casco dorado
El final que creo un inicio
El declive llego a su punto clave el verano de 2005 cuando la naturaleza casi la borra definitivamente del mapa. El huracán Katrina golpeo la ciudad con tanta virulencia que fue casi un milagro que se levantase de ese golpe. Un milagro que solo podría haber realizado Dios, o quizás un santo.
Nueva Orleans es una ciudad que está íntegramente bajo el nivel del mar, por eso es más vulnerable a los desastres medio ambientales. Además, la ciudad fue fundada entre 3 grandes masas de agua, el lago Pontchartrain al norte, al este el lago Borgne, y abrazada por el Mississippi desde el oeste y cruzando todo el sur. La supervivencia de la ciudad está ligada a unos diques que aguanten las embestidas de estos cuerpos de agua. Unos diques que durante muchos años fueron olvidados.
Cuando el huracán golpeo la ciudad el fatídico 29 de agosto de 2005 ya había reducido su fuerza a categoría 2. Aun así, los daños fueron devastadores, más por los errores humanos, que causados por la naturaleza. Durante mucho tiempo habían sido desoídos los gritos que los vitales diques necesitaban actualizaciones urgentes. Una falta de planificación absoluta, sin planes en caso de inundación de la ciudad y con unos expertos que 3 días antes decían que el huracán se desviaría y no tocaría la ciudad hicieron el resto.
El peor pronostico de muchos se hizo realidad y los diques no aguantaron la fuerza de las aguas. Solo la responsabilidad de los ciudadanos hizo que el número de victimas no fuese mayor. El 28 de agosto, el alcalde de la ciudad Ray Nagin, ordenó la primera evacuación obligatoria de toda la población en la historia de la ciudad. El 80% de la población abandono la ciudad, siendo este plan de evacuación la única medida preventiva exitosa.
También se habilitaron zonas seguras donde refugiarse en la ciudad para aquellos que no tuvieran medios o no pudieran abandonarla. La más grande y posterior ejemplo de los horrores del huracán, el Superdome. Icono de la ciudad, es la casa de su equipo de fútbol desde su construcción en 1975 y símbolo del orgullo nunca perdido de la ciudad. Ahí se acabaron refugiando originalmente más de 9.000 civiles y 550 miembros de la Guardia Nacional, pero durante los días posteriores a la tormenta, y mientras el agua seguía inundando prácticamente la totalidad de la ciudad, acabaron encerrados en el estadio entre 15.000 y 20.000 personas.
Los daños en la ciudad fueron espeluznantes. El 80% de la ciudad fue inundada, con zonas donde el agua llegó los 6 metros. El agua tardo semanas en abandonar la totalidad de la que antaño fuera la joya del Mississippi. Los daños materiales incalculables. Casi todas las infraestructuras públicas fueron dañadas y el coste privado incalculable. Lo peor de todo, las más de 700 victimas mortales que se estima que causo el huracán directamente. Pero como siempre los seres humanos pueden ser mucho peor que la naturaleza. Asesinatos, saqueos y todo tipo de abusos hicieron que la ciudad entrara en un estado de caos durante varios días.
Nada aguanto la fuerza de Katrina, ni siquiera el Superdome, una de las joyas de la ciudad, que acabo destruida por el viento y lluvia. Durante la tormenta el viento arranco parte del tejado, creando grandes filtraciones de agua. Se quedaron sin electricidad y la mala previsión del número de personas que se iban a refugiar en los lugares seguros (en parte aumentadas por la imposibilidad de desplazar fuera de la zona de riesgo a un gran número de pacientes en hospitales) hicieron que faltará los materiales básicos para subsistir. Durante varios días imperó la anarquía dentro del estadio.
Como no se había previsto la caída de los diques no se había estudiado cuanto tiempo tardaría el agua en abandonar la ciudad, ni se hicieron planes para rescatar a los que se quedaran en ella. Los refugiados atrapados en el Superdome tardaron más de un día en recibir las primeras ayudas y más de una semana en poder ser evacuados a sitios mejor habilitados. Durante este tiempo se dieron toda clase de situaciones dentro del recinto. Donde antaño se oían los gritos de pasión por los Saints, ahora se oía el silencio de la desesperación de una población que no sabía cual iba a ser su futuro. Se conoce que como mínimo hubo 2 muertes dentro del Superdome.
En las profundidades de las aguas, la ciudad había tocado fondo.
Una nueva vida
Cuando el agua se retiro y se pudieron evaluar los daños la desesperación fue aún mayor. Si antes nadie de fuera quería ir a una ciudad pobre, ahora ni siquiera los habitantes de esa ciudad querían volver a ese paisaje de ruinas. Muchos pronosticaron la muerte de la ciudad que durante tantos años había representado la vida con sus carnavales y sus fiestas. Llego a perder el 60% de su población (hoy todavía no se ha recuperado a los números pre-Katrin)
El principal ejemplo de ello, su amado equipo de fútbol. Con el Superdome destruido, se vieron obligados a vivir un éxodo, entrenando en San Antonio y jugando por todo el país menos en la ciudad que los había visto nacer. En la Bayou se podía ver la desesperación. San Antonio llevaba años postulándose para recibir a un equipo, y el gobierno de la ciudad daba cantos de sirena en forma de fondos para un estadio moderno y de primer nivel. Todos tenían miedo de perder la última porción de orgullo que le quedaba a la ciudad. Los Saints jugaron toda la temporada 2005 lejos de casa siendo ese uno de los años más negros en la historia de la ciudad. Pero entonces sucedió el milagro
Nueva Orleans es una de las pocas ciudades con historia en Estados Unidos, lo que le da un carácter y orgullo para nunca rendirse. Este caso no iba a ser la excepción. Después de meses de lucha se aprobaron unos de los mayores fondos de reconstrucción de la historia de América y se inicio la reconstrucción de la ciudad. Todos los focos se centraron en el Superdome. En una carrera contra el reloj, se tenía que conseguir que un estadio, que estaba para ser derribado, estuviese listo para volver a albergar a su equipo en septiembre de 2006.
El documental del renacer de Nueva Orleans (rebirth of New Orleans, the timeline, NFL Network) narra está obra y como al final se logró vencer al tiempo. Tras un año jugando fuera, el lunes 25 de septiembre del 2006 la ciudad volvió a ser fundada. Era la jornada 3 de la temporada, y los Saints volvían a jugar un partido en casa más de 500 días después. El Superdome recibió a los Atlanta Falcons, ante 70.000 espectadores, en prime time y se jugo uno de los partidos, que según los ESPY es uno de los mejores momentos del deporte. Ese partido ya es conocido como todos como el rebirth of New Orleans. Las 70.000 personas que gritaban en el Superdome no estaban animando a su equipo, estaban indicando al mundo que ahí seguían, que Nueva Orleans aún vivía y que nadie los iba a mover ahí. Cuando Steve Gleason bloqueo el punt que acabo en touchdown, no se bloqueo solo un balón, también se paró la caída de una ciudad que hasta entonces parecía perdida. Esa noche no solo se ganó a los Falcons por 23-3, también se ganó a la historia. Ese día los Saints, y Nueva Orleans, empezaron una nueva historia.
Los habitantes de la Crescent city volvían a ser felices por primera vez en mucho tiempo gracias a sus Saitns. Lo único que iba a ser negro durante los próximos años iba a ser el uniforme de su equipo.
El ave fénix
Mucha gente dice que con una crisis viene una oportunidad. Los Saints tomaron está mentalidad y decidieron que el desastre iba a ser su punto de inflexión. La que antaño fue una de las franquicias más perdedoras, decidió cambiar el rumbo y se marco el objetivo de ganar un anillo a una ciudad que estaba necesitada de símbolos. Ese anillo iba a devenir el principal motivo para creer en toda Louisiana.
Toda la apuesta se ligó a dos nombres: Sean Payton y Drew Brees. En enero de 2006 se dio los mandos del equipo a Sean Payton, uno de los coordinadores de ataque de moda en la NFL, discípulo de Parcellls. Se esperaba que crease un ataque atractivo y divertido, acorde con el carácter entretenedor de la ciudad. Para eso necesitaba la pieza clave correcta en todos los ataques. Un quarterback.
La suerte que antaño había sido tan esquiva con los Saints, se puso ese año de su parte. Como si lo hubiese querido el destino un pequeño quarterback de la universidad de Purdue llegó justo ese invierno a la agencia libre debido a una lesión el año anterior. Drew era un mariscal de campo que, aunque había hecho buenos números, su baja estatura (solo 1.83) y los malos resultados generaban ciertas dudas. Pero era un jugador que todavía tenia mucho cartel. En una apretada pugna con Miami (quienes dudaron de su estado de salud) los Saints se llevaron el gato al agua y consiguieron uno de los jugadores que más iba a marcar el futuro de la liga hasta el día de hoy.
Ese mismo año los Saints consiguieron el primer bye en toda su historia. También ganaron su segundo partido de playoff y llegaron por primera vez a la final de conferencia.
Durante todo este tiempo la comunión entre los Saints y su ciudad fue total. Ese año se vendieron todas las entradas del Superdome (aun con la caída masiva de la población), hecho que se repitió al año siguiente. El equipo daba a los orleannianos la esperanza que la realidad se negaba a darles.
Los 2 siguientes años fueron más decepcionantes a nivel deportivo, sin llegar a la postemporada en ninguno de ellos, pero eso no fue motivo para dejarse de sentirse orgulloso por su equipo. Aunque la defensa no estaba a la altura, el ataque se estaba convirtiendo en una de las sensaciones del momento.
En la temporada 2008, Drew Brees se quedo a solo 16 yardas del récord de Marino de yardas totales en una temporada. Brees acabaría superando este récord, y actualmente es el único Quarterback con más de una temporada de 5.000 yardas, 5 en total. Solo otros 6 jugadores tienen temporadas de 5.000
Volando muy alto
Entonces llego el momento que toda la ciudad esperaba. Aunque las 2 temporadas anteriores no se había estado cerca, todo el mundo creía que el equipo tenía potencial de ganar el esperado anillo y con ello volver a situar a la ciudad en el mapa de Estados Unidos. La gente tenía depositada la esperanza en el equipo, ya que sus miembros habían sido los únicos que no habían dado la espalda a la ciudad en los tiempos difíciles, y ahora que las cosas empezaban a volver a la normalidad, todos se agarraban a los Saints para que les lanzasen a un futuro mejor que el previo al Katrina.
Los Saints empezaron el año con 13 victorias consecutivas. La ciudad estaba exultante. Ese era el año. Por fin todas las penas iban a quedar en el pasado. El futuro era negro y dorado y eso lo hacia suyo. Con el número 1 de la conferencia asegurado el equipo se relajó y perdió los últimos 3 partidos del año. Se empezó a oír un murmullo de preocupación entre una población demasiado acostumbrada a perder. Nunca nadie había ganado la Super Bowl habiendo perdido los 3 últimos partidos de temporada regular.
Pero llegaron los playoff y la cosa cambio. Todos los equipos de la Conferencia Nacional sabían que para llegar a Miami (sede de la Super Bowl ese año) el camino pasaba por Nueva Orleans. Y puede que haya muchos domes en el mundo, pero solo hay uno que es el Superdome. El estadio fue realmente el jugador número 12 y durante los 2 partidos de postemporada llevo al equipo en volandas hasta la ansiada final. Primero se elimino a los Cardinals en un partido fácil para los de la Big Easy. Sin embargo la final de conferencia no iba a ser igual. En un disputado partido contra los Minnesota Vikings, liderados por el legendario Brett Favre. El partido llego a la prórroga, y los antecedentes invitaba a que todo acabase en fracaso una vez más. Pero esta vez no fue así, y los Saints se conjuraron contra su historia y Garrett Hartley chutó un field goal que acabaron marcando los ánimos del público.
Se había conseguido. Por primera vez en la historia de la franquicia se había llegado a la Super Bowl y la ciudad de Nueva Orleans volvía a salir en los titulares de todos los periódicos por primera vez desde el Katrina. El equipo no se iba a quedar ahí.
El Partido
Todos los miembros de los Saints sabían lo que un trofeo significaba para la ciudad. Pero el rival no era sencillo. Los Colts de Peyton Manning había sido el mejor equipo los últimos años. Si un ataque podía rivalizar con la mente de Sean Payton era el de los Colts, y si un brazo podía estar al nivel de Brees era el del segundo de los Manning. Incluso parecía una broma macabra del destino que el hijo de Archie Manning, el quarterback mas importante de la historia de los Saints hasta la llegada de Brees, fuera el único rival que separaba a los Saints de su tan ansiado anillo.
Los Saints se prepararon a conciencia para el partido, incluso ensayando decenas de veces la que pasaría a la historia como la jugada de este partido y una de las más arriesgadas hechas nunca en la historia del deporte.
El inicio no presagió nada bueno para los Saints. Al final del primer cuarto perdían 10-0. Durante el segundo cuarto recortaron distancias, pero todavía se fueron perdiendo 10-6 al descanso.
Pero fue después del descanso, cuando se acabaron las notas de la banda The Who, que cambiaría para siempre la historia de Nueva Orleans. Y todo empezó con algo que nadie esperaba
Los Saints tenían que empezar la segunda mitad devolviendo el balón a los Colts, pero ante la sorpresa de todo el mundo realizaron la jugada sorpresa que tanto habían ensayado, un onside kick. Una jugada de alto riesgo, ya que menos del 10% se consiguen, y en el caso de perder hubieran dejado al gran Manning en una posición muy cerca de marcar. Pero al igual que nadie esperaba que Nueva Orleans sobreviviese al Katrina nadie hubiese podido prever que los Saints consiguieron realizar esa jugada. Como anécdota, esa era la primera (y única vez) que se intentaba esa jugada fuera del último cuarto en la Superbowl, homenaje al carácter rebelde y diferente de la cultura orleannense.
Los Saints se quedaron el balón, y alimentados por el momento ganador que acababan de conseguir llegaron hasta la otra punta del campo consiguiendo su primera ventaja en el partido, 13-10. Los Colts respondieron rápido volviéndose a poner por delante en la siguiente posesión y tras otro chute a palos de los Saints, el partido llegó a su último cuarto 17-16 a favor de los Colts. Era el segundo partido más apretado en la historia de la Superbowl.
Todo pendía de un hilo. En esos últimos 15 minutos se iban a jugar mucho más que un simple trofeo. Dentro de esas 100 yardas se estaba decidiendo el futuro de toda una ciudad, la que fue una de las más importantes del país hace ya tanto tiempo. Por eso los Saints no jugaban solos. Tenían cientos de miles de personas detrás que sabían que un futuro mejor era posible. Sabían que era posible que su ciudad no fuese igual que antes del huracán sino mejor.
Con esto en la mente los Saints no dieron opción al rival en el último cuarto. Pararon el ataque de los Colts y Brees hizo el trabajo para el que llego a Nueva Orleans. Volvió a llevar el equipo a la end zone y los Saints volvieron a colocarse por delante. Solo quedaba un último obstáculo. Peyton Mannning. El balón volvía a sus manos con la posibilidad de dejar el partido casi sentenciado. El macabro destino, la ciudad del Budú y la magia negra vencida por un hijo de la ciudad de Nueva Orleans, otra broma de la historia a la orgullosa ciudad.
Esta vez no iba a ser así, porque al igual que un fénix se consume en sus propias llamas para volver más fuerte, Nueva Orleans había renacido de las aguas el Katrina para recuperar su lugar en Estados Unidos. Manning fue interceptado por Tracy Porter que acabo marcando un touchdown. 31-17, los intentos finales de los Colts no fueron suficientes. Los Saints habían ganado el partido.
El 7 de febrero de 2010, 1623 días después que el huracán Katrina casi acabara con Nueva Orleans, los Saints eran campeones de la Super Bowl por primera vez en su historia. La ciudad enloqueció. Bourbon Street se llenó de gente celebrándolo. Aquella noche todo se hizo posible para Nueva Orleans. Si los Saints, uno de los equipos más perdedores de la NFL, había conseguido ganar la final, la ciudad podía conseguir cualquier cosa que se propusiese. El equipo había dado la fe y la esperanza que tanto tiempo llevaban buscando.
Por esto ya no me sorprende que los colores que más se llevan en Luisiana sean el negro y el dorado, el símbolo que se marca la gente sea la Flor de Lis y el himno de la zona el who dat says gonna beat dem Saints. Porque fue este equipo la que salvo a la ciudad, porque fue este equipo quien le devolvió su autoestima, porque en este caso el milagro lo obraron unos santos. El milagro de conseguir que Nueva Orleans fuera la ciudad más importante de Estados Unidos
Josep Maria Romances (@jmromances3)
Me aficioné a la NFl al ver a Drew Bress y manera de atacar de los Saints, sin conocer el deporte, sólo porque me ponía los pelos de punta la ofensiva de Saints, aunq no tuvieran defensa y perdiese, ver a los Saints en ataque era pura electricidad…luego empezaron a tener defensa tb y a convertirse en un equipo equilibrado, lo demás es historia, he disfrutado mucho viendo a los Saints y para mí ha sid muy injusto en los últimos años q Saints no haya conseguido llegar a otro SB porque tenía equipo para ello…el Milagro de Minnesota…la interferencia de pase no señalada contra Rams…mismamente el fumble de Cook en medio campo para poner el partido al alcance de la mano contra Tampa la temporada pasada…pequeños detalles q no acompañaron…Los Saints de Drew y Payton siempre estarán en mi recuerdo.