Fumata blanca en el Soldier Field

Apenas minutos después de que se anunciase, vía Twitter, mi incorporación a Spanish Bowl en calidad de “opinador” de los Chicago Bears el equipo anunció oficialmente al nuevo head coach, el decimosexto en la historia de la franquicia. Así que blanco y en botella: me estrenaré en esta casa con unas líneas sobre la incorporación de Matt Nagy como entrenador jefe de los Monsters of the Midway.


Un cambio necesario y lleno de optimismo

Se puede decir que en la Ciudad del Viento existía unanimidad (bueno, en la medida en que pueda existir en estos convulsos tiempos de Twitter y demás redes sociales) sobre que la era John Fox debía llegar a su fin. Al viejo zorro, curtido en mil batallas, la NFL moderna le había adelantado por la derecha. Sobre su posible sustituto éramos muchos (no todos, claro) los que optábamos por un entrenador joven y de corte claramente ofensivo a lo Sean McVay. Parece que las ideas de Ryan Pace iban por los mismos derroteros, y apenas un día después de entrevistarse con Nagy se hacía oficial su incorporación como entrenador jefe. Como esto es un artículo de opinión, voy a proceder a dar la mía: me gusta. Y por lo que he ido leyendo a lo largo del día en redes sociales, no soy el único (cosa rara en mí). Se podría decir que la afición bear ha acogido el nombramiento con ilusión y esperanza. Creo que existen razones objetivas para el optimismo, que expondré a continuación.

 

Razones para soñar

Un breve inciso, sólo para curarme en salud. Digo que creo que Matt Nagy puede triunfar en Chicago, en modo alguno que vaya a hacerlo. En la NFL actual, efectuar cualquier pronóstico es lo más parecido a escupir contra el viento. Pero sí creo que los aficionados tenemos motivos para ser optimistas.

A saber (in no particular order):

— Lanzó a los Chiefs y a Alex Smith

La temporada de los Chiefs en ataque ha sido espectacular, especialmente la primera parte de la temporada. Alex Smith parecía el mismísimo Aaron Rodgers. Por supuesto, no es lo mismo entrenar a un QB veterano que dar forma a un novato, pero esa imagen de Smith absolutamente desatado es ilusionante.

 

— El precedente de Pederson

El último coordinador ofensivo de los Chiefs en dar el salto a head coach fue Doug Pederson, que ha completado una temporada magnífica en Philadelphia, donde se ha notado además una mejoría notable en Carson Wentz. El pelirrojo ha pasado de gran promesa por pulir a estrella de la liga y candidato al MVP. Recordemos que Nagy estuvo trabajando como entrenador de QBs en Kansas City cuando Pederson era el OC del equipo, así que es factible pensar que algo aprendería de él, ¿no?

 

— Cocinero antes que fraile

Sobre su faceta como coordinador ofensivo y entrenador de quarterbacks, me parece interesante señalar que el propio Nagy fue quarterback en el college y jugó varios años en la liga de Arena Football. Sabe lo que es ser un quarterback. Eso debería ayudarle a la hora de entrenar y desarrollar a uno en ciernes, ¿verdad?

 

— Sin ganas de estropear

Quiere mantener a Vic Fangio como coordinador defensivo. Esto para mí es vital y creo que lo que puedan hacer los Bears en un futuro pasará porque se consiga. La defensa de Chicago ya es muy buena. Podría estar entre las mejores de la liga si el ataque funcionara mejor y no se vieran obligados a estar tanto tiempo sobre el campo. Como dicen los ingleses: “si algo funciona, no lo arregles”. Y Nagy no quiere arreglarlo, le gusta tal y como está.

 

— Un amor necesario

Y por último, la que puede haber sido la clave de su fichaje. Quizá no la única, pero me apostaría algo a que sí la más importante: Matt Nagy está enamorado de Mitchell Trubisky. Un amor puro y verdadero, como el de las películas antiguas en blanco y negro. De ésos de beso sin lengua y fundido a negro mientras aparece el letrero de The End. A Nagy le encanta Trubisky, así lo ha declarado en varias ocasiones. Quería que Kansas City lo drafteara en primera ronda, pero los Bears se adelantaron. Porque Ryan Pace también está enamorado de Trubisky y buscaba precisamente el candidato perfecto para darle forma, para pulir ese pedazo de carbono y convertirlo en un diamante. Creo sinceramente que Pace ha reconocido en Nagy el mismo amor que él mismo le profesa al joven quarterback y por eso le ha elegido sin dudarlo mucho como el nuevo entrenador jefe de los Bears.

A diferencia de las películas, creo que este triángulo amoroso sí puede funcionar. ¡Viva el poliamor!