Nochebuena. Los Atlanta Falcons acababa de arrasar con los Carolina Panthers. Touchdowns de Josh Perkins y DJ Talavea, firmando así un récord histórico de 13 receptores con al menos Touchdown de recepción, y una defensa que provocó uno de los peores partidos de Cam Newton del año, fueron demasiado para los Panthers. Tevin Coleman terminaría por enterrarlos con una carrera de más de medio campo. Tres horas más tarde, el delirio colectivo se había apoderado de los aficionados de los Falcons. Los Saints, el eterno rival, acababan de vencer a los Bucs, dando así la división a Atlanta. En la otra costa de los Estados Unidos, Seattle se encontraba a un Extra Point faltando un minuto para ponerse por delante contra los Cardinals. Hauschka fallaría y los Cardinals harían un drive mágico para anotar un FG que les daría el partido. Atlanta se pondría como 2nd seed y no lo dejaría escapar la última semana contra los Saints, en el último partido de la historia de la Regular Season en el Georgia Dome.
Sea como fuese, esa Nochebuena habría dado una oportunidad más al Georgia Dome. El partido contra Seattle en la Ronda Divisional se podría haber considerado un partido soñado como último partido para el estadio. Pero el destino, el mismo que parecía haber aparecido esa Nochebuena, otorgó una oportunidad más: la de poder despedir el Georgia Dome con un NFCCG.
Son 4 años desde el único NFCCG que pudo disfrutar el Georgia Dome. Un estadio que ha podido disfrutar de 4 distintos proyectos que llegaron hasta tan lejos. Solo uno de ellos, el comandado por «Dirty Bird» Jamal Anderson, ha podido llegar a la SuperBowl. Por el camino quedaron los Falcons de Michael Vick en el primer año de Jim Mora, y el mejor año de la etapa de Mike Smith.
Siendo realistas nadie se esperaba estar hablando de los Atlanta Falcons en un NFCCG en agosto. El calendario, brutal, sumado a una más que dudosa pre-temporada de Matt Ryan recordando al peor del año pasado por momentos, no presagiaba nada fuera de una mediocre temporada. Sería el segundo año del proyecto de Dan Quinn, y tampoco se podía pedir más en la faceta defensiva: había heredado un solar y estaba construyendo aun los cimientos. El primer partido de RS no hizo cambiar la opinión de mucha gente: indisciplinados en ataque e incapaces de parar a los Bucs. No había margen de error. Se avecinaba una serie de semanas brutales. Raiders, Saints, Panthers, Broncos y Seahawks.
Mes y medio después, todo habría cambiado. El ataque de Atlanta estaba funcionando como nunca antes lo había hecho en su historia, y solo Seattle en casa en un duelo muy igualado y polémico pudo ganar a los Falcons. Atlanta se parecía más al equipo que Dan Quinn visualizaba: rápido, atlético y agresivo. El conservativo juego de Mike Smith había sido desterrado, y ya solo se pensaba en entrar a los Playoffs.
Este domingo, Atlanta tendrá una oportunidad histórica. Para ello, tendrá que volver a mostrar su mejor versión. En ataque no hay ninguna razón para cambiar lo establecido. Devonta Freeman seguirá corriendo entre tackles con la ayuda de Patrick DiMarco, y Tevin Coleman seguirá intentando causar dolor de cabeza a los Linebackers rivales cada vez que salga. Alex Mack seguirá comandando una línea ofensiva que se ha ganado un nombre especialmente en el juego de carrera y, Matt Ryan seguirá siendo el eje y líder de todo.
En defensa, una misión clara: parar a Aaron Rodgers. Atlanta tendrá que poder ejercer presión sobre el Quaterback. No será tarea fácil: para muchos, la línea de Green Bay es la mejor en protección al QB. Y no es nada nuevo nombrar la capacidad de Rodgers para alargar jugadas. Vic Beasley, el incombustible Dwight Freeney y una de las estrellas sorpresa de los últimos partidos para Atlanta, Brooks Reed, se verán obligados a hacer un gran partido. Por otro parte, la secundaria de Atlanta está llegando a final de temporada, a pesar de no tener a Desmond Trufant por lesión, a un alto nivel. Jalen Collins está echando por tierra muchos argumentos en su contra, Brian Poole es la mayor sorpresa de la temporada y Keanu Neal es uno de los mayores «playmakers» que se ha visto en la franquicia los últimos años. La rapidez y capacidad atlética de los LBs rookies de los Falcons, Deion Jones y DeVondre Campbell, también se verá enfrentada con un Jared Cook que ya se salió contra Dallas y va a llegar como uno de los receptores más fiables de los que le quedan a Rodgers.
Será posiblemente un partido de muchos puntos y abierto. Si de algo se ha caracterizado Aaron Rodgers y sus equipos es de que hasta el pitido final, todo puede ocurrir.
Dicen algunos fans que el partido de Playoff contra Seattle fue en el que más ruido han oído en su vida. Este domingo no podrá ser menos. No habría mejor final de película para el Georgia Dome que su último partido fuese un billete para la SuperBowl. Pero eso ya solo podrá depender de lo que ocurra mañana en el campo.
Ahora toca confiar.
#RiseUpFalcons
@falcons_spain
Gran articulo, aqui un fan mas desde Granada, esperemos que podamos completar el viaje hacia la superbowl, ya empiezan los nervios prepartido. Y respecto al proyecto de la cuenta de twitter, si alguna vez se necesita ayuda en algo me ofrezco a ayudar en lo que pueda, gracias por este proyecto, un saludo!