Quería volver a publicar un artículo, pero tras la eliminación de los Packers a las puertas de la SuperBowl pues no se me ocurría nada. La ausencia de noticias tras la eliminación me dejaba sin temas más allá de los recurrentes en acordarme de los antecesores de Ted Thompson y Dom Capers. Dos personas que, por desgracia, tendremos que aguantar los seguidores queseros al menos una temporada más.
Mark Murphy, el presidente, dijo fechas atrás que este año serían más agresivos en la agencia libre. Esta historia la conozco. Todos los años dicen lo mismo, que Green Bay se va a gastar dinero en la agencia libre y luego nunca se hace. Pero este año la realidad es muy diferente.
Este año están obligados a incorporar a uno o dos refuerzos de nivel para la parcela defensiva. Por varias razones además. La primera es el rendimiento de la defensa, pero especialmente la secundaria este año. Y no, no vale acudir al draft. Porque con el pick 29 lo que te puede llegar no será lo mejor disponible y se necesita rendimiento inmediato en esa parcela. Hace falta un CB1 que libere de esa presión a Randall, Rollins o Gunter y que les haga seguir aprendiendo.
Con el pass-rush y la línea de LB es diferente. En el draft de este año hay mucho pass-rush de calidad. También hay buenos prospectos para ILB aunque todos sabemos que Ted Thompson nunca drafteará a ninguno en rondas altas. En ambos puestos quizá sí que se pueda recurrir a los chicos que vengan de la NCAA, aunque yo sí que incorporaría en la agencia libre a un ILB.
Es muy posible que los Packers tengan que recomponer la unidad de pass-rush por completo ya que Peppers y Perry serán agentes libres. Peppers los últimos rumores hablan de una posible retirada, aunque no es seguro. El segundo, una primera elección del draft de 2012, ha explotado este año. Lideró al equipo en sacks con 11 y buscará un gran contrato que quizá Green Bay no esté dispuesto a darle. El rendimiento que puedan dar un Clay Matthews en el que se aprecia una clara decadencia y la elección de tercera ronda del año pasado, Fackrell, será una auténtica incógnita.
La segunda es que en el ataque, a excepción de T.J. Lang y Jared Cook, el resto de titulares tienen contrato. Ojo, Lang y Cook son dos hombres muy importantes y su renovación es necesaria. Hasta Aaron Rodgers se pronunció a favor sobre la renovación de ambos jugadores. Incluso una renovación de J.C. Tretter, hombre comodín en el interior de la OL, es importante, pero menos prioritaria que las anteriores.
Dirán los seguidores queseros que lean esto que hace falta un running back. Cierto. Un RB1 de calidad que junto a Ty Montgomery nos dé un backfield de garantías. Ambos junto con Ripkowski, que casi ha hecho olvidar al gran John Kuhn, deberán comandar el ataque terrestre. Yo soy de los ilusos que aún cree que Eddie Lacy puede aportar y le ofrecería un contrato corto para que lo demuestre. Pero en el caso de que no sea así, también recurriría a un draft que se presenta con mucha calidad en el puesto.
Unos cortes dolorosos, pero necesarios. La tercera es que Green Bay tiene dinero. Bastante dinero. Actualmente un montante de salary cap libre de casi 44 millones. A día de hoy en toda la liga solo 11 franquicias disponen de más dinero y si nos ceñimos a la NFC solo 49ers, Redskins, Bears y Panthers tienen más. Green Bay tiene ese dinero en parte gracias a los cortes de James Starks y Sam Shields que han liberado más de 11 millones Starks ha dado mucho a los Packers desde que lo draftearan en sexta ronda en 2010. Fue clave en los play-offs de aquel año en el que los Packers se coronaron campeones. Sus 11 TD y más de 3000 yardas de carrera combinados con sus 6 TD y más de 1000 de recepción en siete temporadas son números muy buenos. Es innegable. Como innegable es su cuesta abajo desde 2015. Su rol en el equipo será ocupado por Ty Montgomery, que se ha destapado este año.
Poco que decir también de Sam Shields. Llego a los Packers como agente libre no drafteado en 2010, mismo año que Starks. Incluso interceptó a Ben Roethlisberger en aquella SuperBowl de 2011 en el AT&T Stadium de Dallas. Tras la marcha de Charles Woodson primero y Tramon Williams después, Sam debía asumir el liderazgo de la secundaria quesera. Pero las temidas conmociones cerebrales han lastrado su carrera. En Green Bay el fantasma de lo acontecido con Nick Collins en 2011 aún permanece y han decidido cortarle a pesar de que deja un cap muerto considerable. Una decisión dolorosa que al bueno de Sam no le ha sentado nada bien.
Seguro que hay más razones por las que Green Bay debería acudir a la agencia libre a por uno o dos refuerzos importantes. Pero las tres anteriores son las más evidentes y a nadie se le pueden escapar. Recurrir al draft para arreglar lo anterior no basta y en el front office quesero lo saben, aunque no quieran admitirlo.