Cuando New England el año pasado intercambió con Cleveland Browns una quinta ronda del draft por Josh Gordon, tras el enésimo problema extradeportivo del jugador, pocos vimos el impacto inmediato que podría tener en el ataque de New England.
En una ofensiva tan compleja y con tantas opciones para el receptor la pregunta era ¿Cómo introducir a un jugador nuevo y con este bagaje a esas alturas de la temporada?
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Josh McDaniels sobre seguro con Flash
La forma en que McDaniels insertó a Josh Gordon en la ofensiva de New England fue de nuevo una genialidad. Que un coordinador ofensivo, con un libro de rutas de semejante complejidad, insertara a un receptor de este talento de una manera tan simple no es más que eso: una genialidad.
En lugar de dejar que Josh Gordon se adaptara al “playbook” adaptaron el “playbook” a Josh Gordon. O mejor dicho, introdujeron como un anexo para Josh Gordon en cada ruta. Simplemente usaron lo que mejor sabía hacer y lo metieron en las jugadas sin complicarle la vida, poniéndoselo fácil, para sacar el mayor provecho.
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Josh Gordon acabó jugando once partidos con los de Nueva Inglaterra hasta de nuevo tropezar fuera de los terrenos de juego. Sin embargo en estos once partidos consiguió 40 recepciones para 720 yardas. 18 yardas de media por recepción y una proyección superior a las 1000 si hubiera hecho toda la temporada completa. Y todo esto, como ya hemos dicho, basándose en lo que mejor sabe hacer Josh Gordon.
Lo que mejor sabe hacer Josh Gordon
Su físico. La velocidad, altura y envergadura de brazos. Que corra una ruta GO y se la tiras arriba que ya la cojerá, debió decirle a Tom Brady Josh McDaniels en algún momento. De una simplicidad abismal. Pero unido en algunas ocasiones a rutas cruzadas con Edelman supusieron uno de los dolores de cabeza para las defensas rivales.
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Su agilidad unida a su velocidad. Rutas slant, sobre todo aunque también alguna hitch. Dale el balón y a ver si le cojen. Con la velocidad que hace el corte y su físico es muy difícil de controlar antes de recibir. Y después de recibir tiene dos virtudes: actúa casi como un running back difícil de derribar y tiene un peligro enorme con el ovoide en las manos. Su producción en yardas tras la recepción es portentosa.
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Josh metió a Josh en el sistema haciéndole correr dos rutas: go y slant, tres si consideramos la hitch. Y para de contar. Produciendo desde el primer día.
¿Qué aportaría este año?
Tras la pérdida de Josh Gordon en la jornada 11 New England adoleció de otra amenaza profunda salvo el uso esporádico de Gronkowski en esas rutas profundas. Y en el juego corto solo Edelman era un puerto seguro para Brady en las situaciones más complicadas. Hogan llevaba ya, años atrás, no siendo esa opción que se esperaba para el juego profundo.
El receptor número 1
Este año, en la era post Gronkowski, se apostó claramente por el draft y por el receptor físico para suplir esta perdida. N’Keal Harry o Jakobi Meyers tenían un físico de receptor grande como Josh Gordon. Algún jugador con apuesta de cierto riesgo también ha venido para rellenar este hueco. Por ejemplo Demariyus Thomas, otrora receptor favorito de Manning en los Broncos. Varias apuestas y “ya veremos”, tal y como dice Bill Belichick. Ponerlos en el campo y a ver quién de ellos funciona.
Con Josh Gordon en el equipo y la química demostrada con Brady el año pasado (recordemos que entrenaron este verano juntos) New England consigue cubrir varias necesidades de un solo golpe. Y todo esto considerando que esté sano y disponible para jugar al máximo nivel.
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Aportar en el juego profundo
Sin saber la fecha de vuelta de D. Thomas y teniendo la opción de evitar exponer más de lo debido a N´Keal Harry, Josh Gordon es la opción de receptor 1 más adecuada. La “X” del dibujo que marque la doble cobertura y al safety profundo, que libere presión en la zona media del campo.
Una avispa más para el juego de posesión de New England
El llamado “nido de avispas” con el que varias veces se ha denominado el juego de pase de New England tenía el fundamento de diversas opciones de receptor y con diversas rutas. Juego por el centro y corto con el que sostener los drives, cansar las defensas y poco a poco cocer a fuego lento al rival. En la NFL de hoy en día, con el juego de pase tan afianzado como predominante, las defensas solo pueden apostar por el pass rush para contrarrestarlo. Nota al margen. Belichick demostró que se puede ganar también unido a una gran secundaria. Volviendo al planteamiento. En este entorno el lanzamiento rápido y seguro se vuelve clave para un drive sostenido. Y aquí Josh Gordon con sus slants es un elemento más a unir a Edelman o al recién descubierto Jakobi Meyers. Rapidas y al pie.
Opción en la “End Zone”
Aunque bien seguro que James White y Edelman, máximos anotadores del año pasado, volverán a ser de los más usados en la zona de anotación este año, contar con un elemento como Josh Gordon puede ser fundamental para mejorar la efectividad en esta zona del campo. El año pasado fue una de las debilidades del equipo con únicamente 29 touchdown de pase, rango bajo en las estadísticas de Brady.
Lo importante: “su salud”
Mas allá de todo lo dicho anteriormente, Josh Gordon no deja de ser una persona que tiene problemas muy graves fuera de su desempeño en el campo. Estos problemas han hecho que un talento como él, uno de los mejores WRs de los últimos años, sin embargo no haya estado en los campos de juego más que de manera esporádica cada temporada desde el año 2013.
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Lo importante para todos es que él esté sano y que recupere una vida normal. Porque si esto sucede, por encima de lo que aporte al equipo, de que sea una figura dentro del campo, estará que llevará una vida satisfactoria también fuera del campo.
Así que por el juego, por New England pero por encima de todo por él como persona ojala que lo podamos disfrutar jugando que eso significaría que está dando pasos para recuperar el control de su vida.