La historia del #50 de New England

Winovich el continuador de una saga

El número #50 de New England ha tenido probablemente y detrás del #12 una de las mayores historias de éxito y de longevidad del equipo. Cuando durante la agencia libre de la temporada 2001-2002 New England se hacía con los servicios del Linebacker Mike Vrabel,  proveniente de Pittsburgh, el equipo aún no era consciente del impacto de dicha decisión. Mike Vrabel se convertiría en parte de la columna vertebral del principio de una dinastía, que casi de manera ininterrumpida ha tenido al #50 como, no solo capitán, sino alma del equipo.

La primera ÉPOCA… Mike Vrabel

Mike Vrabel – Matthew J. Lee/Globe Staff

 

Mike Vrabel había sido seleccionado por los Pittsburgh Steelers en el draft de 1997 en la tercera ronda. Pero fue contratado en cuanto salió como agente libre por parte de New England. Su espíritu competitivo, su versatilidad y su carácter que imprimía en el campo le hicieron merecedor de un lugar importante en la historia de New England. Consta entre los mejores jugadores que han vestido la camiseta y como una de las mejores contrataciones de agencia libre de New England.

Capitán del equipo y con un espíritu luchador, junto a grandes nombres de la defensa como Teddy Bruschi, McGinnest y Richard Seymour formaron la temida “Band of brothers” sobre la que se formaron los cimientos de la historia de este equipo con tres superbowls en cuatro años. Cuando New England antes de esto nunca había ganado el trofeo Lombardi. De 2001 a 2004 forjaron una parte de la leyenda.

Ocho años permaneció en New England hasta que en la pretemporada de 2009 era traspasado, conjuntamente con Matt Cassel, a los Kansas city chiefs. Hasta esa situación momentos memorables de todas las formas posibles dentro de un emparrillado. Sacks, bloqueos, intercepciones y hasta recepciones y touchdowns. Vrabel fue usado 14 veces en situaciones de end zone consiguiendo 10 de ellas. Un jugador total que comenzó como outside linebacker para la presión al quarterback y que como le gusta a Belichick acabó haciendo de todo. Versatilidad, versatilidad y versatilidad.

La personalidad de Vrabel ha ido más allá de su vida como jugador y en pocos años ha conseguido la posición de head coach de los Tennessee Titans. 

La CONTINUACIÓN… Rob Ninkovich

Rob Ninkovich – musketfire.com

Robert llegó sin hacer ruido. Sin ningún nombre. Sin grandes expectativas mediáticas. Y decidió llevar un número que ya tenía historia en la franquicia hasta el año anterior y que él llevó sin que perdiera ni un ápice de su importancia.

El mismo verano que Vrabel es traspasado a Kansas, un drafteado en quinta ronda por los Saints no había encontrado acomodo en la NFL durante cuatro temporadas. Este jugador estaba llamando la atención del cuerpo técnico con su facilidad para superar la línea ofensiva y llegar al QB.

El mismo que jugador que había pasado por 2 equipos anteriormente sin pena ni gloria se convertiría en una de las piezas más importantes de la defensa. También como outside Linebacker se hizo un hueco en el equipo en el que en un año era titular y uno de los máximos productores de la defensa. De nuevo una defensa que con nombres que añadir a Ninkovich como Jerod Mayo y Vince Wilfork volvieron a llevar a lo más alto al equipo en los años 2011 y 2014.

Antes de retirarse en 2016 por razones personales y sorprendentemente al principio del training camp de Julio, Ninkovich se había hecho con hueco en la historia del equipo. Un trofeo Lombardi, dos Superbowls jugadas, la capitanía del equipo y además de innumerables jugadas en el recuerdo del aficionado. Sacks, tackles y pases e interceptaciones que le convirtieron en uno de los iconos de los aficionados de New England.

El PROXIMO… ¿Winovich?

Chase Winovich – Rey Del Rio/Getty Images

Tras la retirada de Ninkovich, ese hueco quedó un tanto vacío. Cierto es que jugadores como Hightower o Trey Flowers pueden haber significado algo parecido. Hightower es indudablemente el espíritu de esta defensa y su líder. Pero la figura de Ninkovich era un referente dentro y fuera del campo.

Este verano ha emergido Winovich como un candidato firme a llenar este hueco. El hueco del #50. Drafteado por New England en tercera ronda, Winovich no deja de tener también una historia de sacrificio y superación. Can algún que otro cambio de posición y de entrenador durante sus primeros años en Michigan no es hasta su tercer año en el que empieza a asentarse en la posición actual y a tener la confianza de su entrenador como para empezar a jugar regularmente. Y no sin antes tener que tomar clases de Ballet o Jiu-Jitsu para mejorar su coordinación y juego de pies. Es en estos dos últimos años cuando realmente acaba ganándose el respeto de todos, incluso consiguiendo el MVP del equipo.

Líder de tackles en 2017 y de sacks para pérdidas de balón en 2018 fue pieza clave en el equipo de Jim Harbaugh. Sin embargo no era el jugador espectacular y productivo como para ser una primera ronda. Lo cual probablemente facilitó que New England lo drafteara en tercera ronda. La salida de Trey Flowers hacía presagiar la elección de un defensive end en el draft. La profundidad en rondas medias y el seleccionar tan tarde, #32, hacían más probable elegir a algún jugador en rondas medias. Así vino a New England esta primavera.

Sin embargo su crecimiento como jugador en las manos de Belichick lo puede convertir en el elemento versátil de la defensa. Winovich puede aspirar a ser el jugador de tres downs que veíamos en Ninkovich y antes en Vrabel. Y puede ser parte de la historia de este club. Ya este verano lo hemos visto pasar de un jugador de pass rush en terceros downs a poco a poco, snap a snap aportar también en otro tipo de jugadas como las de carrera. Su enorme compromiso y su pelea en el campo no han dejado indiferentes a los medios y aficionados. Alguno lo nombraba MVP de la pretemporada tras el segundo partido.

El techo para seguir creciendo no tiene límites y por lo tanto Winovich podría convertirse en el nuevo #50 de este equipo. Un líder de la defensa y del equipo dentro y fuera del campo. Ojalá y se cumplan estos presagios.

Javier Almendros