Puede que el título de este artículo no desvele, como así pretende, el objeto de este, pero si define algo que cualquier aficionado que lleve viendo este deporte un tiempo sabe. La mediocridad puede hundir a los mejores “rosters”. Y esto no va de opiniones, sino de hechos. Y los Cleveland Browns pueden dar fe de ello. mediocridad mediocridad mediocridad mediocridad mediocridad
En las tres primeras jornadas de 2022, los Browns llevaban 2 victorias y 1 derrota. Exactamente igual que este año.
La defensa comandada por Joe Woods (tras tres años en el cargo y habiendo construido una defensa de la que todo el mundo hablaba maravillas del potencial que tenía) había permitido 55 primeros downs, 971 yardas, y 72 puntos, incluyendo una derrota con un % de probabilidad del 1% (NY Jets).
Así, sin más, parecen resultados mediocres pero suficientes como para ir 2-1 en la temporada. Ni tan mal ¿Verdad?. Hasta que Andrew Berry decide fichar a Jim Schwartz, ex-Coordinador Defensivo de Philadelphia, que con apenas una pretemporada a sus espaldas hace los siguientes números.
Primeros downs permitidos 21. Yardas totales permitidas 491 y puntos totales permitidos 32. Tienen aquí la tabla resumen:
Temp |
Primeros Downs |
Yardas totales |
Puntos totales |
2022 |
55 |
971 |
72 |
2023 |
21 |
491 |
29 |
Dif |
-34 |
-480 |
-43 |
De locos. No hay palabras. Prácticamente con el mismo equipo (si tenemos mejor front seven, pero el año pasado teníamos a uno de los supuestos mejores safeties de la liga, John Johnson III, entre otros), Schwartz ha colocado unos números que prácticamente reducen A LA MITAD, los de Joe Woods. A LA MITAD. En la liga más competitiva del mundo. Especialmente sangrante resulta la comparativa del total de puntos. 43 puntos. Salvaje.
Pero lo más alucinante es la sensación de equipo ensamblado, de saber exactamente a qué juegan. Están donde deben estar, atacan con una agresividad estratégicamente asombrosa.
Cuando un entrenador es extraordinario (como lo es Bill Callahan en cuanto a líneas ofensivas se refiere), apenas un par de meses son suficientes para extraer el 100% de una plantilla que, como estamos viendo, sí escondía un talento abismal.
Ver ayer dobles coberturas continuas sobre Myles Garrett y que aun así acabe con 3,5 sacks. Ver como se ha trabajado un partido durante la temporada, sirva como ejemplo la fórmula que se “inventó” contra uno de los mejores QB’s de la liga, Joe Burrow, dejándolo en 82 yardas de pase. Ver cómo dejan a Henry, la locomotora más desafiante de la NFL, en 20 yardas y un promedio de 1.8 yardas por intento.
Lo de Jim Schwartz es, simplemente, de otro planeta.
Y eso hace que, lógicamente estemos ilusionados, mucho, porque si algo ha dejado claro la NFL (menos quizás desde la irrupción de Mahomes), es que los ataques ganan partidos pero las defensas ganan campeonatos.
Si, además, el ataque mejora (ayer Watson jugó el mejor partido de la temporada, que vale que tampoco era muy difícil mejorar sus dos primeros partidos) y Ford y Hunt pueden hacernos “olvidar” a Chubb (eso nunca, Chubb es y será uno de los jugadores más queridos por la afición perruna), los Cleveland Browns dependen tan sólo (que no es poco) de la irregularidad de Stefanski y su play calling.
Por el momento, disfrutemos no sólo de un Victory Monday, sino de una defensa que puede marcar una época.