Ver un partido de Los Ángeles Rams esta temporada es una caja de sorpresas, donde lo que toque puede ser muy bueno, bueno, regular, malo, o desagradable.
La primera mitad (y un poco más) de la fase regular ha sido para el equipo de Sean McVay algo muy parecido a una montaña rusa, podríamos imaginarnos la que se encuentra a unos 16 km del SoFi Stadium en el muelle de Santa Mónica.
Si bien los Rams se encuentran segundos (por criterios de desempate, ya que tres equipos tienen récord 6-3 en la división oeste de la NFC, la más dura y pareja de toda la NFL, lo cual a simple vista da cuenta de un equipo sólido, quienes seguimos al equipo habitualmente no tenemos la misma sensación.
El comienzo de la montaña rusa
En los primeros dos partidos los angelinos fueron contundentes con respecto a sus rivales, y la montaña rusa de McVay fue en franco ascenso.
Arrancando de locales en un nuevo estadio contra los Cowboys, con un marcador ajustado 20-17 a su favor, dentro del campo de juego los dirigidos por McVay no tuvieron inconvenientes. Ni hablar en la abultada victoria frente a los Eagles por 37-19.
En la tercera jornada frente a los Bills comenzó la parte movida de esta montaña rusa, luego de una desastrosa primera mitad y un mal comienzo de la segunda, los Rams remontaron su juego y el resultado para pasar a ganar, pero no pudieron quedarse con el partido, que finalmente perdieron 35-32.
En las semanas 4 y 5 no tuvieron demasiados problemas para volver a la parte ascendente del juego de parques de diversiones al vencer a los débiles Giants y Washington por 17-9 y 30-10 respectivamente. Quizás el encuentro con los de New York fue parejo en su desarrollo, pero los angelinos pudieron sortear el obstáculo sin mucho incordio.
El momento de las curvas: la irregularidad de los Rams
Para el partido 6 de la temporada y contra un clásico rival como los 49ers, quienes vienen con muchos problemas de lesiones esta temporada, el carrito del rollercoaster cayó en picada, esas que generan terror en quienes lo ven, al perder de forma horrenda por 24-16 contra los mineros.
En la jornada 7 los Rams tuvieron otro ascenso en su montaña rusa al vencer a un irregular, pero con buen récord hasta ese partido, Chicago Bears por 24-10.
La parte baja de la montaña rusa, o más bien el castillo del terror, tocó a las puertas de las oficinas de McVay en la jornada 8, cuando al enfrentar a los Delfines su equipo parecía ser miembro de la Familia Addams, o como los conocemos en Argentina “Los locos Adams”, y no pudieron dar pie con bola (mano con bola en este caso) al caer 28-17.
La semana 9 para los Rams fue la meseta de la montaña rusa al tener bye.
Para la jornada 10 nadie sabía lo que iba a pasar al enfrentar a los siempre difíciles Seahawks, pero el carrito de McVay fue para arriba y se quedó con el duelo por 23-16.
No sabemos para donde va a seguir este juego el próximo lunes cuando los Rams enfrenten a los Bucaneros, pero ahora que lo pienso esta primera mitad de temporada fue por lo menos divertida.
El ataque: inconsistencia pura y dura
Si analizamos al equipo en sus diferentes partes, en el aspecto ofensivo se han mostrado inconsistencias, propias de un playcalling dubitativo y hasta por momentos caprichoso del HC.
Cuenta con un comité de carrera formado por Brown, Henderson y Akers sub utilizado, que le ha dado grandes dividendos cuando se le dio la oportunidad, una buena plantilla de TE que ha respondido tanto en bloqueo como en targets, y un grupo de receptores de elite, pero con actuaciones dispares, que recibe más pases de lo que el juego pide, donde Robert Woods es el más consistente pero no podemos olvidar a Cooper Kupp, Josh Reynolds, y el rookie Van Jefferson que tiene muy buena pinta.
En cuanto a la OL, si bien la reciente lesión de Andrew Whitworth va a ser un problema a futuro, en esta primera mitad de la temporada se mostró con grandes cambios respecto al año anterior, no en cuanto a sus nombres, pero si en su rendimiento.
Debemos hacer un párrafo aparte para el QB Jared Goff que muestra números espectaculares y rompe records de franquicia, pero en varias ocasiones sus actuaciones dejan con un mal sabor de boca a los fans. El indiscutido QB1, que recientemente obtuvo uno de los mejores contratos de toda la liga, tuvo un muy sólido inicio de temporada frente a Cowboys y los Eagles, pero luego se fue diluyendo, acompañado por el playcalling, en un mar de dudas, del que por momentos sale airoso, y por momentos dan ganas de apagar el televisor.
En concreto está primer parte para el ataque de los Rams mostró dos caras, una en campo propio y otra en la end zone rival, donde tuvo grandes problemas para conseguir puntos.
Dos defensas muy diferentes
Si nos movemos al plano defensivo, la cosa no cambia tanto a nivel general, ya que podemos hablar primeras partes de los partidos con muchos problemas y segundos tiempos con actuaciones brillantes, como el caso del partido frente a los Bills.
Gastar muchas líneas en analizar a Aaron Donald, quien con su bestial juego concentra siempre el bloqueo de dos o tres rivales, que la mayoría de las veces ni aun así logran detenerlo.
La defensa este año cuenta con grandes aciertos del Front Office, su Coordinador Brandon Staley es una muestra de ello. Logró armar una unidad que más allá de que en algunos casos fue superada por momentos, siempre supo ajustar y dar un paso al frente para subsanar las falencias.
Leonard Floyd está dando la cara en el Pass Rush, los novatos Jordan Fuller y Terrell Burgess son dos incorporaciones brutales del draft. En tanto Jalen Ramsey, y Darious Williams son una pareja sensacional de CB, y lo han demostrado en el último partido contra los Seahawks.
El eterno problema: los equipos especiales
Algo que los Rams no pudieron afinar en toda esta parte de la temporada es en los equipos especiales. El nuevo Coordinador John Bonamego, que próximamente va a ser ex Coordinador, nos hace extrañar mucho a “Bones” Fassel. En la fase de punt lo salva Hekker (MVP), pero en los retornos el equipo tuvo un comienzo errático con Kupp de retornador, un puesto que no le sienta, tiene manos seguras, pero poco oficio en el puesto, e intentó regresar en algunas ocasiones en donde era necesario una recepción libre y a otra cosa. Ahora con Webster los Rams no van a tener grandes jugadas, pero si un jugador con conocimiento del puesto y manos seguras.
Pero el mayor problema del amigo Bonamego no está ahí, sino en que nunca pudo dar en la tecla con el pateador. Primero quedándose con Sam Sloman, salido del draft, por sobre otras dos opciones, luego de muchos errores de este, traer a Kai Forbath, que no se mostró como una opción superadora con respecto a su antecesor, y ahora con este último lesionado no saben qué hacer.
De todas maneras, no debemos olvidar que como escribí en el principio del artículo, los Rams están segundos (por criterios de desempate, ya que tres equipos tienen record 6-3) en la división oeste de la NFC, la más dura y pareja de toda la NFL, lo cual no es un dato menor.