“Un pequeño paso para un hombre, pero un gran paso para los Tennessee Titans”.
Parafraseando al astronauta Neil Armstrong, primer hombre en la luna, podemos describir cómo fue la temporada 2017 para los de Nashville.
Desde su llegada al puesto de HC en noviembre de 2015, Mike Mularkey dio un giro completo a la franquicia. La cultura del equipo cambió, la mentalidad pasó a ser la de un equipo ganador. Y gracias a los aciertos de nuestro GM, Jon Robinson, el equipo también fue ganador. El 9-7 de 2016, primera temporada completa de Mularkey al mando, era sólo el principio. En 2017 el récord se repetiría, y a pesar de los altibajos mostrados durante varios tramos de la temporada, los Titans entraban en Play-Offs por primera vez desde 2008. Y en una segunda parte para el recuerdo, se dio la vuelta a un 21-3 en Kansas para batir a los Chiefs en Wild Card y lograr la primera victoria en Play-Offs desde 2003. Sin embargo, en Divisionales fuimos apeados por los Patriots.
Daba igual. El camino ya estaba marcado.
Pero no era oro todo lo que relucía. El “exotic smashmouth” de Mularkey estaba dejando más dudas que certezas tras dos años, y el play-calling de Robiskie estaba llevando al ataque y a Mariota a un juego plano, predecible y sin margen para el error. El camino estaba marcado, sí, pero jugando así parecía que se había alcanzado el techo.
Es por ello que Robinson y Mularkey tienen una reunión el 15 enero. En ella, Robinson le ofrece renovar a cambio de que dé un revulsivo al staff y se deshaga de varios coordinadores y entrenadores. Mularkey se niega, manteniéndose fiel a su staff, y es despedido. Seis días después de su despido, y tras sólo 3 entrevistas, los Titans contratan a Mike Vrabel, hasta entonces DC en los Texans, como su nuevo HC. Estaba claro, los Titans han entrado en modo “win now” y ya no hay marcha atrás.
Vrabel llegaba con algunas dudas, en especial debido a su inexperiencia, pero Robinson, que le conocía de su etapa en New England (como muchos otros fichajes que ha hecho), no dudó ni un instante. Y cuando Vrabel dio su rueda de prensa de presentación, ya no había duda alguna. La franquicia quiere ganar. Y quiere ganar ya. Vrabel contrató a Matt LaFleur como OC, que será el encargado de cambiar por completo los esquemas ofensivos y poner a Mariota y a la ofensiva en el s. XXI. Dean Pees llegó para el DC, en una contratación bastante continuista para seguir con el gran trabajo de LeBeau.
Nueva temporada, nuevo staff,… y nuevos uniformes. Tras 19 años con los uniformes originales de los Tennessee Titans, se decidió dar un lavado de cara a las equipaciones. Nuevo color de casco, nueva fuente para los números, detalles y guiños a la mitología griega,… La apuesta de Amy Adams Strunk, dueña controladora de la franquicia, está siendo de órdago. Y en 2019 el Draft se celebrará en Nashville.
Pero para eso todavía queda mucho, y hasta que llegue, hay una temporada que jugar. Una temporada, donde los Titans se han esforzado por dar profundidad a un roster que ya apuntaba maneras. En FA llegaba Dion Lewis para formar pareja con Derrick Henry tras el corte de DeMarco Murray, dando al ataque un 1-2-Punch que asusta. Otro ex-Patriot, Malcolm Butler, se unía a una secundaria que ya contaba con Logan Ryan, Adoree’ Jackson y Kevin Byard. Y para echar más leña al fuego, en agosto se contrataba a Kenny Vaccaro para sustituir al lesionado Cyprien.
Si a ello le sumamos un Draft donde nos llevamos a Rashaan Evans y Harold Landry para reforzar el Front-7, muchos coordinadores rivales harán bien en estar preocupados.
Repetir lo del año pasado es lo mínimo que se espera. ¿El objetivo a corto-medio plazo? Jugar en febrero.
ATAQUE
El “exotic smashmouth” de Mularkey y Robiskie es historia. En 2016 ya hubo dudas sobre su efectividad, pero en 2017 los problemas no sólo no se solucionaron, sino que se hicieron cada vez más evidentes. El ataque estaba incómodo en un sistema anticuado y muchos jugadores estaban siendo desperdiciados. La llegada de Matt LaFleur y un ataque mucho más móvil y ágil promete elevar el potencial del ataque hasta su máximo.
A los mandos seguirá Marcus Mariota, que entra en su 4ª temporada en la NFL y en un momento clave para su carrera y para la franquicia. Tras unos primeros años de progresos, en 2017, el hawaiano se atascó y marcó los peores números de su corta carrera. En parte por lesiones, en parte por el esquema ofensivo, en parte por fallos propios. Sea como sea, esta off-season se ha puesto las pilas con sus mecánicas y fundamentos y con la ayuda de la nueva ofensiva, que potencia sus virtudes cómo QB móvil, se espera que recupere el buen camino que perdió la temporada pasada.
Que se mantenga sano será otro de los puntos clave, pues, hasta ahora, no ha jugado ninguna temporada completa. En caso de que sea necesario, Blaine Gabbert será su suplente. Un ex-1ª Ronda que ha ido pasando por varios equipos hasta acabar aquí. Como es una versión pobre de Mariota, el ataque no cambiará demasiado en caso de que tenga que saltar al campo, aunque tampoco es una solución demasiado fiable.
Y por último está Luke Falk. Seleccionado en 6ª Ronda de este Draft, su elección fue sorprendente, pues Falk es lo opuesto a Mariota y Gabbert, un QB muy poco móvil y con poca experiencia en RPO o Play-Action. En cualquier caso, viendo cómo está el mercado, contar con un proyecto de QB a desarrollar puede ser una buena idea.
El juego de carrera de los Titans en 2017 dejó bastante que desear. Mularkey & Robiskie insistieron en dar balones a un lesionado DeMarco Murray en lugar de a Derrick Henry. Sólo cuando el primero acabó en IR, Henry empezó a brillar con unas carreras agresivas y potentes que le valieron el apodo de “el Tractorcito”, aunque también tuvo algunos oscuros, principalmente en el juego de pase. Sus ayudas en los bloqueos dejaban bastante que desear, y más para un RB de su tamaño; y su experiencia recibiendo pases era bastante baja. Esta temporada, con el cambio de esquema de una Power-Offense a una Zone-Blocking-Offense, se espera que sus cualidades como RB puedan brillar más. Para complementarle en acciones de pase se ha traído a Dion Lewis, un pequeño y elusivo RB, contrapunto total a Henry. La más probable es que los dos se repartan bastante los snaps, y el hecho de que LaFleur ya tenga experiencia en trabajar con un dúo de RB similar hará que ambos saquen el máximo de sus puntos fuertes.
Detrás de ellos, David Fluellen repetirá como RB#3, aunque, salvo lesión, es probable que sólo vea el campo en ST. El UDFA Akrum Wadley también tiene bastantes papeletas de hacer el corte, pero su situación será similar a la de Fluellen, aunque su elusividad y habilidad como receptor pueda hacerle ser un arma en algunas situaciones.
Por primera vez en varios años no tendremos un FB puro en el roster.
Mientras tanto, el grupo de WR sigue buscando asentarse. El grupo tiene mucha juventud entre sus filas, pero no terminan de rendir al nivel esperado. En quien más esperanzas hay puestas es en Corey Davis, que tras un año rookie algo gris debido a sus lesiones musculares, quiere resarcirse con un 2018 donde pueda demostrar por qué valió un #5 del Draft. Tiene todas las armas para ser un WR#1 y una amenaza vertical, sólo falta que pueda demostrarlo. Junto a él estarán el veterano Rishard Matthews y Taywan Taylor. El primero se ha perdido gran parte de la pretemporada por una lesión, pero su calidad está más que contrastada y en 2017 fue, de largo, el mejor WR del equipo. Taylor, por su parte, ha sido uno de los más brillantes esta pretemporada y ha demostrado ser un peligro si tiene un mínimo de espacio gracias a su velocidad. Ellos tres coparán la mayoría de los balones y se rotarán tanto por fuera como en el slot.
Tras ellos tenemos a Tajaé Sharpe, que llegó en el Draft de 2016 con unas expectativas muy altas que, de momento, no ha podido cumplir; a Nick Williams, llegado en FA y que ha brillado en el slot; y a Darius Jennings, un “veterano” de la pretemporada que ha logrado, a la cuarta, hacerse con un hueco en el roster.
Michael Campanaro, además de los UDFA Deontay Burnett y Devin Ross, podrían pelear por un hipotético séptimo y último puesto del grupo, aunque el PS, al menos para los dos últimos, es su destino más probable.
Por su parte, entre los TE hay pocas variaciones. Delanie Walker, que a sus 34 años sigue en plena forma y que recientemente ha renovado su contrato por dos años más, es el TE#1 indiscutible. Su química con Mariota es natural y un auténtico seguro de vida en situaciones críticas y balones disputados. Y aunque esperamos que siga mucho tiempo rindiendo al máximo, su relevo está preparado. Jonnu Smith, tras un año rookie con altibajos, ha estado trabajando mucho y está muy en forma. Ha ganado peso para mejorar sus bloqueos, uno de sus puntos débiles, pero mantiene su buen route-running y su explosividad. Walker y Smith formarán un dúo de TE que, como los RB, van a tener que ser tenidos muy en cuenta. Luke Stocker, un TE bloqueador puro, completa el grupo y actuará en caso de necesidad como FB.
Tampoco hay muchas variaciones entre la OL, al menos entre los titulares. A pesar del cambio de sistema, como decíamos, de una Power-Offense a una ZBS, los cinco se mantienen como la temporada pasada, dando continuidad a una de las mejores OL de la NFL. Taylor Lewan, recientemente renovado como el OL mejor pagado de toda la historia, seguirá siendo el encargado de sellar el LT. Al otro extremo, en el RT, estará Jack Conklin, que viene de una rotura de ACL que esperemos no le deje secuelas. Como suplentes estarán Dennis Kelly, que ha demostrado ser un 6º OL de mucha confianza, y el recién llegado Kevin Pamphile.
En el interior de la línea, Quinton Spain continuará como el LG sólido pero sin alardes que es, y Josh Kline será el RG y que gracias al cambio de esquema, que le viene mejor para sus características, puede pasar de ser uno de los eslabones débiles a uno de los mejores jugadores en este sistema. El propio Pamphile y otro FA, Xavier Su’a-Filo, darán profundidad al puesto. Como Center sigue Ben Jones, ancla y pegamento del grupo, aunque su rendimiento sobre el campo deberá mejorar un poco, pues ha dejado algunas dudas. Corey Levin será su suplente.
DEFENSA
En una línea bastante continuista con lo construido por Dick LeBeau, Vrabel sacó del retiro a Dean Pees para ponerle al mando de la defensa. Aunque Vrabel tendrá la última palabra, tanto en defensa como en ataque, Pees será el encargado de cantar las jugadas, contando con una defensa que se ha reforzado muy bien y que le permitirá jugar mucho con su profundidad y diversidad para terminar de dar el paso hacia el Top-10.
La línea defensiva, como los WR, sigue buscando la combinación que termine de hacerla funcionar a la perfección. Jurrell Casey uno de los mejores DL de la NFL tanto contra la carrera como contra el pase, además de uno de los más infravalorados, por un extremo; y DaQuan Jones, un auténtico run stopper, por el otro; son dos piezas fijas y que han dado un gran rendimiento en las últimas campañas.
Sin embargo, el puesto de NT no termina de asentarse del todo. Al Woods, que se marchó en 2016, era un jornalero cumplidor. Sylvester Williams, un ex-1ª Ronda que llegó en 2017 con el objetivo de relanzar su carrera, resultó un fracaso. Así, la batalla por el puesto para este 2018 queda entre Austin Johnson, un buen proyecto de DL que no termina de despegar, y el recién llegado vía FA Bennie Logan, un NT contrastado pero que, de momento, tampoco está brillando demasiado.
La rotación, por su parte, será nueva casi por completo. David King, que llegó el año pasado vía trade, se mantendrá en ella, pero parece que el resto de puestos serán ocupados por UDFA. Julius Warmsley, Matt Dickerson y Mike Ramsay son los que más han destacado esta pretemporada y los favoritos a dar descanso Casey y Jones.
El pass rush de los Titans lleva varios años coqueteando con entrar entre los mejores de la NFL. Derrick Morgan y Brian Orakpo forman una de las parejas de OLB con mayor peligro para los QB rivales. Por segunda temporada consecutiva combinaron 14 sacks o más y al menos 120 presiones al QB. Dos auténticos cuchillos a pesar de su edad, con 29 y 32 años respectivamente.
Sin embargo, los problemas llegaban a la hora de darles descanso o en caso de lesión. El fracaso alarmante de Kevin Dodd obligó a mirar para otro lado y así, vía Draft, llegaba, como caído del cielo, Harold Landry. El rapidísimo rusher deberá mejorar su técnica, pero tiene a dos grandes profesores delante y una temporada de adaptación, pues tanto Morgan como Orakpo terminan contrato al final de esta temporada y es probable que Landry sea su sustituto a corto plazo. Aaron Wallace, ya recuperado de la lesión le tuvo en 2017 en IR; y Sharif Finch, el UDFA mejor pagado del equipo, darán descanso a un grupo que, claramente, ha ganado en calidad y profundidad esta temporada.
El puesto de ILB también ha sufrido una notable mejoría. Wesley Woodyard, líder y alma de la unidad, está en una época dorada a pesar de entrar en su 11ª temporada y volverá a ser titular y el “comunicador” de la defensa. Pero el equipo ya está pensando en su relevo, y para ello se ha traído en el Draft a Rashaan Evans, que comparte la habilidad de Woodyard para entrar al blitz y placar seguro, pero es mucho más atlético y rápido en cobertura. Como con Landry, se espera que Evans tenga una temporada de transición antes de hacerse con los mandos del puesto.
Junto a ellos, se repartirán los snaps entre el recién llegado vía FA Will Compton, que actuará probablemente en situaciones de carrera sustituyendo a Avery Williamson, que se marchó en FA; y Jayon Brown, que en su año rookie dejó destellos en cobertura y situaciones de pase y nickel, y este año ha de hacerse con el control de la zona media del campo, que durante muchos años ha sido un coladero.
Daren Bates, además de dar profundidad, servirá como capitán y referencia en ST.
Siguiendo la línea de toda la defensa, los CB también presentan un aspecto que asustará a más de un QB rival. Tras años siendo una de las peores unidades de la NFL, en 2017 el puesto sufrió un lavado de cara que ha concluido esta temporada con la formación de la “Legion of Coombs”, en honor a nuestro DB Coach Kerry Coombs. Logan Ryan se reunirá con su compañero de andanzas en New England Malcolm Butler. Si a ellos dos les sumamos a Adoree’ Jackson, que ha dado grandes pasos en la buena dirección desde su debut, los Titans cuentan con un trío de CB muy capaces y que se alternarán tanto por fuera como en el nickel.
Tras ellos, el puesto de dime será de LeShaun Sims, que ha demostrado en los años que lleva en Tennessee ser un CB cumplidor para ese puesto. Sin embargo, la profundidad ofrece más dudas, con Kenneth Durden y Rico Gafford como los más destacados.
Y completando esa “Legion of Coombs” tenemos a Kevin Byard, que se ha consolidado como uno de los mejores Safeties de la NFL no sólo como ball-hawker, sino también cerca de la LOS. Junto a él, la grave lesión de Johnathan Cyprien obligó a buscar un refuerzo de emergencia, firmando a Kenny Vaccaro, que ha demostrado rápidamente que puede, incluso, mejorar el rendimiento de su predecesor en el puesto.
El rookie Dane Cruikshank y el veterano Kendrick Lewis aportarán profundidad.
EQUIPOS ESPECIALES
Los puestos de los equipos especiales se mantienen sin cambio alguno, lo que siempre es bueno. Ryan Succop, nuestro Kicker, se ganó una millonaria renovación gracias a su infalible pierna en FG de menos de 50yds. y su potencia en FG de más. Brett Kern continuará como Punter, aunque, como todos los años, esperemos verle poco sobre el campo. Beau Brinkley es nuestro Long Snapper desde hace 7 años y así seguirá siendo.
Como retornadores, la posición queda muy abierta. Adoree’ Jackson ya demostró en 2017 de lo que es capaz, pero arriesgar a un jugador tan importante en los retornos es, quizás, un riesgo demasiado elevado. Por ello, Michael Campanaro o alguno de los rookies, como Deontay Burnett o Akrum Wadley podrían ganarse un hueco en el roster gracias a su labor como retornador.
MVP Ataque: Marcus Mariota. El ataque, ahora sí, está diseñado para él. RPO, Play-Action, Bootlegs, juego de carrera y pase,… Si él funciona, el equipo funciona.
MVP Defensa: Kevin Byard. Podría haber sido Casey, Orakpo, Morgan o Adoree’. Pero Byard se ha ganado en muy poco tiempo el respeto de todos.
Sube: Profundidad. El equipo ha ganado fondo de armario y calidad en caso de lesiones. Eso siempre ayuda a mantener el nivel.
Baja: Incertidumbre. Nuevo staff, nuevos sistemas… Hasta que no llegue la Week 1 no sabremos cómo va a rendir el equipo ante los cambios de esta off-season.
Adrián de Blas Ruiz, @titans_esp.