Los Bengals volverán

Cuando el general Douglas MacArthur se vio forzado a huir de las Islas Filipinas para refugiarse en Australia por el acoso de las fuerzas armadas japonesas en la Segunda Guerra Mundial, pronunció una frase, sencilla, pero que se convirtió en todo un lema: “Volveré”. De igual modo, el “general” de los Bengals, Joe Burrow, prometió regresar a la Super Bowl para conquistar el trofeo Lombardi con idéntica convicción. El joven QB lleva poco tiempo en la liga, pero si algo hemos aprendido, es a tomarnos muy en serio sus proclamas.

Sin embargo, el 12 de febrero de 2023, fecha de la futura Super Bowl LVII, se antoja todavía demasiado lejano. Los aficionados tigretones todavía estamos lamiéndonos las heridas. De hecho, este artículo debería haber salido hace semanas si quien lo escribe demostrase algo más de madurez. Al final, cada uno necesita sus tiempos para todo en la vida. Solo una vez superado el dolor es posible seguir adelante. Por eso, creo estructurar este escrito en base a las fases del duelo, aunque no sea muy original, puede que sí resulte oportuno.

 

 

Negación:

La primera de las 5 fases del duelo es la de negación. No poder creernos lo que nos ocurrió. ¡Cómo pudimos perder, con lo cerca que estuvimos! Estábamos por delante a falta de apenas 2 minutos. No es posible que vuelva a pasarnos otra vez. El recuerdo del super bowl XXIII, con aquel pase de Montana a Taylor para acabar con nuestras ilusiones, se repetía nuevamente. Los fantasmas de equipo maldito volvían a sobrevolar nuestros pensamientos.

Ya pasada la frustración, hay reconocer que tan injusta fue la derrota de Bengals como lo hubiera sido la de Rams. Ningún equipo fue claramente superior al otro, aunque se viviesen etapas alternas de dominio. De hecho, era lo esperado: un partido igualado, por más que las apuestas favoreciesen a los angelinos. De hecho, Bengals rompió los pronósticos perdiendo sólo por 3 cuando la línea de apuesta estaba en 4.

Quizá el hecho de habernos juntado un grupo de seguidores bengalíes para ver el partido unidos, elevando nuestras expectativas conjuntas, hiciese más evidente la sensación de negación ante la derrota. Estábamos convencidos de que era nuestro momento. De que la NFL nos iba a devolver lo que nos debía tras las dos super bowl perdidas en la década de los 80. Pero el deporte no sabe de justicia poética.

 

Los aficionados bengalíes no podíamos creer que nuevamente el destino iba a ser tan cruel con nosotros como para perder nuevamente una superbowl en la última jugada del partido (foto: USA Today Sports)

 

 

Ira:

La rabia por la derrota nos hace buscar culpables. Y un claro objetivo suelen ser los de rayas negras y blancas. Nunca he sido de los de justificar un resultado por errores arbitrales, por más que me resulte chocante su cambio de criterio en los instantes finales del encuentro. Tras todo un partido de permisividad, en ocasiones excesiva (no se habían pitado holdings, ni interferencias de pase, tan solo salidas falsas, pérdidas de tiempo o taunting hasta los dos últimos minutos), no entendí la rigurosidad final. No estoy diciendo que no fuesen faltas, pero todos vimos a lo largo del partido cómo habían elevado el listón para señalizar penalizaciones. En mi opinión, la labor arbitral estuvo al mismo mediocre nivel que desgraciadamente lucieron durante toda la temporada.

Pero como digo, excusarse en los cebras es no querer ver los propios errores. Y hacia ellos también se dirigió nuestra ira. Los turnovers on downs, cuando desde segundo down sólo necesitábamos un par de yardas para seguir avanzando. La ineficacia en red-zone (tuvimos que recurrir a una jugada de engaño para anotar touchdown desde la zona roja). Y sobre todo, la incapacidad para avanzar entre mediado el tercer cuarto y el final del partido, hace cuestionar muy seriamente el plan de juego elegido por Taylor para estas jugadas.

No sólo el entrenador es responsable. Los jugadores debieron ejecutar mucho mejor su cometido. Está claro que Aaron Donald es uno de los mejores defensores de la NFL, y que cualquier línea ofensiva sufre contra él. Pero en el momento más importante de sus vidas, los linieros ofensivos de Bengals se vinieron abajo. No sólo permitieron un castigo terrible a Burrow, que acabó lesionado, sino que fueron superados en la jugada clave de la final.

 

Si sólo hubiese tenido unas décimas de segundo más de protección de la línea, Burrow podría haberse conectado con Chase para el touchdown de la victoria (foto: youtube)

 

 

Negociación:

Del párrafo anterior se desprende que el principal mensaje para el futuro que deja esta dolorosa derrota es que Bengals debe invertir seriamente en su línea ofensiva. Burrow es un quarterback duro, y valiente, pero 7 sacks son demasiados para cualquiera. Mahomes lo sufrió en la super bowl LV y Kansas City renovó al completo la unidad. Esto llevó a Chiefs a quedar muy cerca de repetir presencia en el super domingo. El camino a seguir para la directiva atigrada está claro.

Pero no sólo la línea ofensiva debe ser reforzada. No podemos obviar que Bengals se plantó en la super bowl con total merecimiento, pero también numerosas carencias. Fue un equipo afortunado al no sufrir demasiadas lesiones a lo largo del año, pero no siempre se podrá dar esta circunstancia. En el puesto de segundo cornerback sería necesario alguien de más nivel que Apple. La baja del tight-end Uzomah redujo las opciones de Burrow en terceros downs. La presión al quarterback no puede descansar únicamente sobre los hombros de Hendrickson.

Aunque la base ya está hecha, es necesario mejorar el fondo de banquillo. Y también tácticamente es imprescindible que Taylor y su equipo técnico eleven las prestaciones. Encontrar soluciones cuando el quarterback no tiene un segundo de respiro. Ajustar las asignaciones si la línea ofensiva se ve superada. Buscar la forma de no depender tanto de bigplays y ser más efectivos en zona roja. La resaca de la derrota deja cuestiones en el aire que será preciso negociar para no repetir fracaso.

 

Joe Burrow sufrió 70 sacks en toda la temporada 2021-22. La tercera mayor marca sufrida por un quarterback en la historia de la NFL. Sin una mejora inmediata de la línea ofensiva, ni él, ni el equipo, tendrán excesivo futuro (foto de Ted S. Warren para AP photo)

 

 

Depresión:

Habían pasado 33 años desde nuestra última aparición en una super bowl. No quiero imaginarme tener que esperar otra vez tanto tiempo para volver a ver a mi equipo en el gran partido. Pero no podemos hacernos falsas ilusiones. Llegar a una super bowl es realmente complicado. Deben darse muchos factores a favor: talento, estado de forma, ausencia de lesiones, una pizca de fortuna, … Los dos primeros están asegurados. Con los principales jugadores aún jóvenes y bajo contrato, la calidad del equipo está asegurada. El carácter ganador de Burrow garantiza que seremos competitivos. Sin embargo, los otros factores están en manos del azar.

Tampoco podemos ignorar el potencial de la conferencia en que estamos encuadrados. No sólo debemos rendir al máximo, sino superar a escuadras comandadas por jóvenes estrellas de la liga: Mahomes, Allen, Herbert, Tagovailoa, Lawrence… más lo que puedan reforzarse franquicias ya muy potentes como Titans, Steelers, Colts o Broncos. Por supuesto, hay que vigilar siempre a los Patriots de Belichick, y no dejar en el olvido a Ravens o Browns sólo porque hayan tenido un mal año.

La NFL es la competición más igualada del mundo. Pretender que vamos a establecer una dinastía como la de Brady es pecar de ingenuos. Oportunidades hay muy pocas. Marino perdió la super bowl con 23 años. Nunca regresó. Kelly la jugó en 4 oportunidades y también volvió de vacío, superando a Tarkenton, que sufrió idéntica desgracia en 3 ocasiones. Comprender la dificultad para llevarse el plateado trofeo Lombardi agranda la depresión del derrotado.

 

La ambición de Burrow es la energía que nos da fuerzas a todos los seguidores de Bengals para remontar la depresión de la derrota (foto PFF)

 

 

Aceptación:

No nos pongamos dramáticos. Esto no es más que un juego, un entretenimiento. Por desgracia, hay asuntos mucho más graves a nuestro alrededor que requieren nuestra atención. No le demos a esta distracción más importancia de la que tiene. La temporada 2021 ya está en los libros, y el recuerdo que los seguidores bengalíes debemos tener de ella es maravilloso. Sobreponiéndonos a quienes nos desmerecían, conseguimos estar a dos minutos de ser campeones. La cita fue la excusa perfecta que necesitábamos la afición española para reunirnos en persona. Que nos quiten lo bailado.

Y preparemos los zapatos de baile porque se adivinan en el futuro más verbenas como la pasada. El equipo de Cincinnati tiene todos los mimbres para consolidarse en la élite. Un quarterback generacional, un grupo de talentosos wide receivers, un running back por encima de la media. Una defensa renovada y oportunista que sabe adaptarse a cada rival, doblándose pero no rompiéndose. Un kicker con sangre de hielo, potente y fiable. Un cuerpo técnico joven y con continuidad, y una economía saneada para acometer renovaciones y fichajes. El rugido del tigre, fuerte y aterrador, suena de nuevo en la NFL.

La derrota en el super bowl LVI fue muy dolorosa. Pero no les quepa duda: los Bengals volverán.

 

La continuidad en el equipo de jóvenes talentosos como Burrow, Mixon, Boyd, Higgins, Wilson, Bates, McPherson o el novato ofensivo del año, Ja’Marr Chase (foto), augura un gran futuro para la franquicia atigrada (foto: USA Today Sports)

 

 

Un comentario sobre “Los Bengals volverán

  1. En caso de Bangals ficharía a Ryan Jensen, center de Buccaneers que creo que es agente libre y a Gronkowski TE de Buccaneers que también es Agente libre. Gronk te da muy buena protección cuando lo necesites y como pase de seguridad muy pocos son tan buenos.

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