Casi sin pensarlo, y de manera algo extraña, por fin, el jueves dará inicio una nueva temporada de la NFL. Y los Kansas City Chiefs empiezan la defensa de su corona
Y no será una temporada más, no una cualquiera. Es evidente que con los focos puestos en la evolución de la pandemia y todos los estragos a nivel del deporte que ésta ha causado y va a causar, ésta temporada 2020/21 va a ser sin duda una temporada especial. Llamadla rara si queréis.
Ausencia de público en los estadios, jugadores que no participarán, casos que alarmarán y pondrán en jaque la competición, el college medio huérfano por detrás…
Pero como reza la canción “show must go on”. Y en el devenir de la campaña tenemos también infinidad de intrahistorias que contar, que seguir, que descubrir.
El asentamiento de jugadores en la posición, en la historia, las nuevas revelaciones, prematuras aseveraciones sobre tal o cual equipo y su trayectoria a futuro…
Y los Kansas City Chiefs tienen una de éstas historias a seguir desde muy de cerca. Y es que estamos hablando del campeón!
Las exigencias
Cada nueva campaña, al campeón se le auguran unos años venideros repletos de éxitos. Se ensalzan sus maravillas y se les coloca en la “pole position” para instaurar una nueva dinastía tiránica que avasalle la competición. Como si lo hubiésemos visto una y otra vez en la NFL. Y es que la anomalía de los Patriots la hemos querido convertir en natural. O como mínimo en objetivo de mínimos para un equipo campeón. Y eso no debería ser así.
Defender el título es, como poco, extremadamente complicado.
Tan solo 8 veces en los 54 años el campeón ha podido repetir corona al año siguiente. Nunca 3 veces. La última vez que ocurrió, hace 15 años con el inicio de la anomalía Patriot. Y es que resulta prácticamente imposible incluso volver a disputar una Super Bowl después de llegar a ella, estadísticamente hablando.
Pero en Kansas City, han puesto toda la carne en el asador (en la tierra de las barbacoas), consolidando un magnánimo proyecto.
La renovación espectacular por 12 años de Pat Mahomes es tan solo la punta del iceberg. Y es que tenemos los 6 años a Andy Reid, los propios al Coordinador Ofensivo Eric Bieniemy, las extensiones de gente como Chris Jones, o los contratazos de Thyran Mathieu, Travis Kelce o Frank Clark.
Y es que la directiva no le queda otra que intentarlo! Sabe que no le queda otra.
Pero, ¿y la afición?
Sinceramente desde la franquicia de Missouri se le van a perdonar muchas cosas a ésta gente que nos llevó por fin a la gloria 50 años más tarde. Pero la afición a la NFL, y la prensa, va a apretar lo que no está escrito. Al campeón siempre se le pide más. Y aceptamos el embite.
Los chiefs se presentan con una ofensiva prácticamente igual a la que hizo estragos el año anterior. Incluso mejorada.
Es cierto que la Línea Ofensiva plantea algunas dudas, sobretodo después del “opt out” de Laurent Duvernay-Tardiff para desarrollar su papel de médico en primera línea contra la pandemia. El refuerzo de Osemele no parece ser una mala incorporación, pero todos dudamos que esté a la altura del doctor.
Eso si, la adquisición en primera ronda del draft de Clyde Edwards-Helaire supone una inyección de adrenalina difícil de aguantar para un cuerpo tan machacado por las sensaciones fuertes. Y es que no es “sólo” que el jugador parece un auténtico “playmaker”, es que su sola aportación al sistema puede dar infinidad de posibilidades a la maquiavélica mente de Andy Reid, y por supuesto, miles de dolores de cabeza a los coordinadores defensivos rivales.
Tener el campo tan estirado con Hill y Hardman (más el brazo de Mahomes), el slot tan seguro con Kelce y Watkins y ahora un backfield tan peligroso con Helaire…
No solo hace que no te tomen la matrícula de lo que sucedió el año anterior, si no que te convierte en prácticamente indefendible.
Y pondremos un ejemplo.
La importancia de llamarse Reid
Es sabido que en la NFL de hoy, siempre que el QB sea diestro, la parte fuerte de la línea ofensiva es la parte izquierda, para proteger el lado ciego del mariscal. Así pues, las líneas defensivas rivales intentan destrozar ese lado, también, con sus mejores hombres.
Esto genera una cierta descompensación de las líneas que se ven más flojas por la parte derecha del ataque. Esta debilidad suele usarse para desarrollar la carrera por parte de las ofensivas.
Se da la circunstancia que en ésta ocasión, la parte fuerte de la línea ofensiva chief es la derecha. Con un Mitchell Schwartz estratosférico a la cabeza que se encontrará con la parte débil de la defensiva y con un Helaire detrás con ganas de comerse el mundo…
No dudo ni por un instante, que Reid va a sacar tajada de eso!
Claro, y que hacemos con la parte débil? Es que ahí tenemos un mago llamado Patrick Lavar Mahomes II
No se puede saber como será el devenir de la competición. No se puede creer en las anomalías como norma o exigencia. Pero lo que es seguro es que a la construcción de estos Chiefs no les ha faltado ni una sola gota de la ambición más grande que pueda tener un rey loco, propio del medievo.