“He aquí mi secreto. Es muy simple: no se ve bien sino con el corazón. Lo esencial es invisible a los ojos”. Esta frase que se escapa del hocico de un zorro, es la lección más valiosa que aprende el principito durante su estancia en la tierra narrada en la maravillosa obra de Antoine de Sant-Exupéry.
Los aficionados de Miami deberíamos seguir el consejo del raposo y utilizar el músculo cardíaco para evaluar el primer año de Brian Flores en los Dolphins. Si miramos al futuro podemos tener la corazonada de que el hondureño es la persona indicada para enderezar el rumbo de la franquicia.
TEMPORADA 2019
El resto de franquicias y aficionados de la NFL veían únicamente con sus ojos los resultados y actuaciones de los Dolphins y alarmados por la realidad que se presentaba ante ellos comenzaban a llegar las acusaciones de tanking y a pedir, sin rubor en las mejillas, sanciones ejemplares para el conjunto de Florida. Pero el seguidor de Miami, que miraba a su equipo con el corazón en la mano, comenzaba a vislumbrar que, efectivamente, el zorro de la novela estaba en lo cierto y la prometedora esencia del incipiente legado de Flores que se avecina no puede verse ni cuantificarse con instrumentos de medida.
Los ojos nos engañan en multitud de ocasiones. Las estadísticas del equipo de Miami de la temporada 2019 que podemos leer al consultar las bases de datos nos darán una visión fría y distorsionada de la realidad. Nos presentarán al conjunto aquamarina como un equipo sin presente ni futuro abocado al fracaso permanente. Un bloque que aglutina los peores números de la competición en diversas facetas tanto ofensivas como defensivas. Evitaremos plasmar esos números en estas líneas para alejar nuestras miradas de su magnético poder como factor de confusión.
Sería aconsejable de aquí en adelante, cerrar los ojos, olvidar y alejar de nuestra mente el número de victorias y derrotas del año previo, los pésimos números del ataque terrestre, la mínima cantidad de sacks obtenida por el front seven y mirar con el corazón para intentar descubrir los elementos esenciales del primer año de Flores que nos hacen presagiar que lo mejor está por venir.
PRIMEROS PASOS
Flores, al igual que el pequeño príncipe del cuento, “aterrizó” en su primer trabajo como Head Coach en la NFL en el desierto deportivo en que se habían convertido los Dolphins que dejaba Adam Gase. Un proyecto en plena reconstrucción encomendado a un inexperto entrenador. Parecía una quimera que el experimento pudiera funcionar.
Desde el inicio los aficionados de Miami empezaron a intuir las señales positivas, imperceptibles para el despistado órgano visual humano, que supuso la llegada del joven entrenador.
En sus primeras apariciones ante los medios de comunicación dejó escapar las bases de su filosofía. Empezó a hablar del hard work ( trabajo duro ) y de su emblema put the team first ( pon al equipo primero ) como piedras angulares sobre las que edificar su equipo. El hondureño había aprendido la importancia de estos conceptos durante su infancia como miembro de una familia inmigrante en Brooklyn. Para el conjunto del Hard Rock Stadium se antojaba inevitable recuperar la cultura del esfuerzo que al parecer se había evaporado durante el mandato de Gase.
MURO TNT
El corazón nos empezó a susurrar que esa estrategia iba a dar resultado cuando conocimos el muro TNT (“Takes no Talent”) . No hace falta talento para ejecutar las cosas sencillas con precisión y cuidado, por eso, cuando algún jugador cometía un error evitable por fallos de concentración o relajación excesiva era “castigado” con una carrera al muro TNT. De manera silenciosa empezamos a ver cómo durante los partidos comenzaron a desaparecer los pañuelos amarillos y penalizaciones innecesarias que en años anteriores volaban cada domingo constantemente de las manos de los árbitros. Era una invisible señal más de que se avanzaba por el sendero correcto hacia el triunfo.
Sin estridencias ni sobresaltos Brian se convirtió en un líder respetado con el devenir de la temporada. El capitán perfecto para un barco que empieza a enderezar su rumbo. Los jugadores demostraron confiar plenamente en sus ideas y en su filosofía.
Kenny Stills pudo comprobar la autoridad del hondureño durante el training camp. Después de unas declaraciones del receptor ante los medios criticando al cantante Jay-Z por temas políticos, Flores le recibió en la siguiente sesión de entrenamiento con ocho canciones seguidas del rapero como música de bienvenida durante los ejercicios de calentamiento. Olvida el ruido exterior y concéntrate en trabajar en el terreno de juego, pareció decirle Brian a uno de sus jugadores estrella. Kenny voló hasta Houston para continuar su carrera deportiva. El corazón nos hablaba nuevamente de una victoria a largo plazo para los Dolphins.
Esta confianza en las ideas de Flores sí que se hizo perceptible a nuestra vista con el paso del tiempo por la evolución y desarrollo observado en muchos jugadores. Convirtió a jugadores no drafteados en titulares importantes ( Nik Needham , Preston Williams) , hizo brillar a jugadores veteranos en nuevas posiciones ( Eric Rowe, Bobby McCain) y rescató talento oculto de otras franquicias (Vince Biegel). Los que dudaron de sus “visionarias” ideas hicieron las maletas y continuaron su carrera deportiva en otras franquicias. Otros han demostrado que desde la lejanía también intuyeron el alma del proyecto deportivo de los Dolphins y han afirmado con rotundidad y sin atisbo de duda que la presencia de Brian ha sido clave para recalar en Miami durante esta última postemporada.
El conjunto fue creciendo a lo largo de la campaña. Supo aguantar el chaparrón de las duras derrotas y la feroz crítica. Después de la jornada de descanso se empezó a sentir el cambio y el resultado del meticuloso trabajo impuesto por el hondureño. Nuestro ritmo cardíaco se aceleraba al comprobar la invisible cohesión que destilaba la plantilla. Esa esencia se percibía desde el salón de nuestra casa. La impagable sensación de colectivo unido y remando todos en la misma dirección que dejó el equipo durante su victorioso final de temporada. Las señales eran a estas alturas demasiado evidentes. Nos hacen presagiar futuros días de gloria.
FINAL ESPERANZADOR
El final de año fue inmejorable. Un suculento aperitivo de lo que nos espera en las próximas campañas. Victoria en el último suspiro ante los Patriots en el Gillete Stadium. El discurso de Flores en ese vestuario es el último indicio que ilusiona nuestros corazones como seguidores de Miami. “Este es el resultado del trabajo duro, esto es solo el principio. Confiad en mi”.
Ironías del caprichoso y juguetón destino han querido que el mismo año en que Don Shula nos ha abandonado, una etiqueta conmemorativa en su honor se coloque en el lado izquierdo de la camiseta de Miami. El conjunto de Flores, en una especie de misteriosa profecía imperceptible para el ojo humano, llevará el parche con el nombre del legendario entrenador y el número 347 cerca del corazón de cada jugador. Ese pequeño órgano, que según un zorro parlanchín, es el único que puede detectar la esencia de las cosas.