Los estados de ánimo en la vida se pueden definir como la relación entre expectativas y resultados. Si no esperas nada y recibes algo, es un éxito total; si por el contrario anhelabas mucho y lo obtenido te decepciona, es una absoluta catástrofe. Las sensaciones, por tanto, no dependen tanto de lo conseguido en sí mismo, como de lo que se esperaba lograr. Así es el draft de la NFL.
Los aficionados nos hemos pasado meses diseccionado jóvenes promesas hasta definir por fin cuál es quien mejor encaja para los intereses de nuestros respectivos equipos. Después el draft nos dará un buen baño de realidad. Nada suele ser como imaginábamos. En algunos casos, sobre todo para aquellos seguidores desencantados de sus juntas directivas, el resultado supera las expectativas y el optimismo se desborda por lo inesperado. En otros, la depresión es total por haber dejado pasar a tal o cual jugador que sin ningún género de dudas va para estrella, no sé en qué demonios estaría pensando nuestro Manager General.
Entre ambos extremos nos situaremos todos. Más críticos al principio, más ilusionados conforme avancen los días y empecemos a ver highlights (tampoco hay que ser masoquistas y tragarse lo malo también). Nunca será completa la felicidad, ya que siempre habrá algún pick que nos chirríe. Tampoco la desilusión, porque entre ellos habrá algún rookie que, por la razón que sea, nos conquiste desde el principio y de inmediato le convirtamos en nuestro favorito.
En mi caso, los Bengals me han dado tantos disgustos al llegar estas fechas que estoy vacunado contra espantos. Pero el draft debe ser como la gripe, de la que cada año debes vacunarte, porque curso tras curso, vuelvo a caer en la ilusión que nos depara el más famoso sorteo colegial. Así de imbécil es uno.
1ª Ronda, Pick#21: James Daniels – OC
Este año estoy absolutamente despistado sobre la dirección que tomarán los Bengals. Otros años me he equivocado totalmente, pero al menos, antes del draft tenía claro lo que quería. En mi opinión, la línea ofensiva es tal desastre que todo lo que no sea reforzarla me parecerá una tremenda equivocación. Sin embargo, hay un abanico de jugadores que también podrían ser elegidos sin suponer una sorpresa mayúscula: Da’ron Payne (DT), Will Hernández (OG), Rashaan Evans (LB), Kolton Miller (OT) o Justin Reid (SF).
La razón para escoger a Daniels es que ahora mismo, no tenemos center titular. Sería una inaceptable imprudencia arriesgarse a que en segunda ronda hayan volado todos aquellos con la calidad suficiente como para jugar desde el primer día. Tengo la impresión de que en primera ronda habrá lluvia de “Offensive linemen”. Sospecho que jugadores como Williams, McGlinchey o incluso Price habrán salido ya antes de nuestra elección. Mejor lamentarse por un “reach” que no por salir del draft sin nuestra principal necesidad. El plan “B” sería el también center Frank Ragnow.
2ª Ronda, Pick#46: Orlando Brown – OT
A pesar de haber obtenido vía trade a Cordy Glenn, seguimos necesitando un OT a quien alinear en el lado derecho, o que pueda suplirle en el izquierdo si vuelve a caer lesionado. Los fiascos de Ogbuehi y Fisher, seleccionados en 2015, han sido tan tremendos que obligan a volver a invertir en esta posición.
El descalabro de Brown en la pasada combine no pasó desapercibido para nadie. Es por ello que estará disponible en 2ª ronda cuando se le esperaba para la primera mitad de la primera. Si algo caracteriza a Cincinnati es no tener miedo en las elecciones del draft, ya sea adquiriendo jugadores de carácter conflictivo, lesionados, o de dudosa fiabilidad. Además, su padre, también OT, coincidió con Marvin Lewis en su etapa en Baltimore, por lo que la conexión es más que evidente.
3ª Ronda, Pick#77: Dane Cruikshank – SS
Todos los años, y supongo que en todos los equipos, siempre sale un jugador que nos hace exclamar a los aficionados “¿Quiéeeen?”. Cruikshank es un nombre que ha pasado prácticamente desapercibido en el proceso pre-draft, a pesar de lo poco común de su apellido. Para quien no le conozca, es un jugador muy atlético, algo pequeño para la posición, que fue cornerback hasta 2016.
No es ni mucho menos de los mejores safeties de la promoción. De hecho, diría que ni siquiera un “tapado”. Sin embargo, creo que la de safety va a ser una de las posiciones más demandadas en el próximo draft. Tengo la impresión que para tercera ronda ya habrán salido los más interesantes, y habrá que pasar a las apuestas.
El de Strong-Safety es un puesto claramente susceptible de mejora en los Bengals. Williams no termina de afianzarse, y esto lastra a Iloka, el Free-Safety. La competencia no le vendrá mal para “motivarle” a mejorar. En todo caso, siempre se puede emplear a Cruikshank como 5º defensive-back, una formación cada vez más frecuente en la liga, aprovechando su versatilidad como cornerback. Y si no alcanza a tanto, siempre quedan los equipos especiales.
3ª Ronda compensatoria, Pick#100: Derrick Nnadi– DT
La de este año es una promoción con gran cantidad y calidad de defensive-tackles. Por suerte para Cincinnati, ya que ésta es otra posición de necesidad. El año pasado, los Bengals fueron el tercer peor equipo de la NFL defendiendo la carrera. Hay que buscar una solución inmediata. Es imprescindible colocar un buen run-stopper en el centro de la línea defensiva, que absorba bloqueos, y libere a Geno Atkins para el pass-rush interior.
El acompañante de Atkins es un hueco que se ha tratado de rellenar en vano en el pasado. Ni jóvenes ni veteranos han dado la talla. Precisamente de esto no anda sobrado Nnadi, un jugador quizá pequeño para la posición, pero con un motor incansable. Justo lo que necesitamos para la posición de técnica-1: un bregador que se vacíe los dos primeros downs, ya que después será sustituido por un compañero con mejores aptitudes para la presión en tercer down. Triste destino el de estos adorables gorditos, cuya limitada participación a dos downs le hace bajar enteros en su cotización.
4ª Ronda, Pick#112: Jerome Baker – OLB
La NFL cada vez se hace más compleja. Para cada reto que plantea un coordinador, ya sea de ataque o defensivo, es necesaria una respuesta específica. Lo veíamos antes, con los defensive-tackles de sólo dos downs. Con los linebackers pasa algo similar, y no sólo en terceros downs. Cada vez son más frecuentes las formaciones de 5 defensive-backs donde uno de ellos es sacrificado. Por tanto, un linebacker que permanezca en el campo todos los downs por su habilidad en cobertura es un tesoro.
Este tipo de jugador es el que está buscando Cincinnati en los últimos tiempos. Vigil, Evans, y ahora podría ser Baker, son linebackers muy rápidos, capaces de emparejarse con éxito a tight-ends. Por otro lado, los Bengals no sólo deben pensar en el relevo generacional a medio plazo, sino en que el alma de la unidad, Vontaze Burfict, rara es la temporada que cursa completa. Cuando no es por lesión, le cae alguna sanción. Además, es un jugador que ha sufrido varias conmociones cerebrales en su carrera y podría plantearse su retirada anticipada. Esto no es ninguna broma, como por desgracia ya hemos comprobado en otros casos.
5ª Ronda, Pick#151: Josh Adams – RB
La dupla titular de corredores bengalíes está consolidada con Mixon y Bernard. No obstante, buscando la especialización que decíamos antes, se antoja necesario un running-back bulldozer que sea capaz de ganar las yardas difíciles. Un “norte-sur” que castigue las líneas defensivas rivales y sea imparable en situaciones de goal-line.
Cincinnati tenía un especialista así en Jeremy Hill, pero prescindió de sus servicios por deficiencias en otras facetas del juego. Falta de visión de la jugada, escasa aportación en situaciones de pase, pésima protección del balón… La NFL actual necesita jugadores mucho más versátiles y que sus virtudes opaquen de sobra sus posibles defectos. Si no es así, mejor cubrir dicho puesto con una inversión de menor valor, como en este caso sería una 5ª ronda.
5ª Ronda, Pick#158: Nic Shimonek – QB
Tras el esperado desparrame quarterbackeril que se supone para los primeros picks, las aguas quedarán más calmadas en rondas medias-bajas. Buen momento para adquirir una joven promesa, de las muchas que trae este draft. Obviamente eclipsados por los top, hay una serie de jugadores que bien podrían sorprender cuando dentro de unos años analicemos la clase 2018.
Uno de ellos podría ser este chico, Shimonek. Visiblemente escaso de preparación, no sería éste un problema insalvable, ya que su papel en Cincy no pasaría de secundario. Por más críticas que se puedan hacer a Dalton, su titularidad no está en discusión. Lo único que necesita ahora mismo el equipo es un suplente que realice la misión anteriormente desempeñada por McCarron. Desde ahí, todo el tiempo y paciencia del mundo para hacer crecer a éste u otro QB que decidan draftear.
5ª Ronda compensatoria, Pick#170: Tyler Conklin – TE
A las dudas que genera la durabilidad de Eifert hay que sumar que tanto él, como los suplentes Kroft y Uzomah, finalizan contrato en 2018. Resulta complicado pensar que el club pueda retener a los tres tight-ends, por lo que urge buscar algún reemplazo.
Esta posición parece exitoso refugio de jugadores de baloncesto reconvertidos, por lo que Conklin podría tener opciones de hacer roster. Además, tiene el nombre de pila ideal que buscamos para este puesto: Tyler.
7ª Ronda, Pick#249: Charvarius Ward – CB
Cuando se tienen elecciones en la parte final de la 7ª ronda hay que rebajar mucho las expectativas. Se podría considerar un éxito el simple hecho de que el jugador escogido se quede en la plantilla. Normalmente, se buscan aquí elementos que puedan contribuir en equipos especiales.
En este caso, los Bengals deben considerar también una cuestión numérica: hacer frente a la marcha de Pacman Jones. No en la titularidad, por supuesto, ya que hay otros jugadores mejor dotados, sino como fondo de banquillo. Y no, John Ross no es uno de ellos.
7ª Ronda compensatoria, Pick#252: Patrick Morris – OG
Que nadie se lleve a engaño con la palabra “compensatoria”. Un novato aquí, por alto que apunte, difícilmente podrá compensar la marcha de un veterano con experiencia en la NFL. Con Morris tampoco es el caso. Su misión no es “compensar” la ausencia de un guard de calibre probowl como Zeitler, sino “competir” para hacer mejores a sus posibles sustitutos.
7ª Ronda compensatoria, Pick#253: Andre Levrone – WR
No reconocería a mi equipo si después de tantísimas elecciones, alguna de ellas no fuese un wide-receiver. Es una posición en la que normalmente entran 6 ó 7 jugadores en la plantilla definitiva, por lo que nunca está de más la profundidad durante el training-camp. Tampoco me extrañaría demasiado si este pick tan irrelevante acabase destinado a un tarambana como Antonio Callaway, en otra decisión del tipo que han hecho tristemente famosa a nuestra franquicia.
Conclusión
Si habéis aguantado hasta el final, ¡enhorabuena! En el fondo, este ejercicio no es más que un juego, una aproximación a lo que hará (o debería hacer) mi equipo el próximo draft. Mi recomendación es que más que quedaros con los nombres, lo hagáis con las posiciones. El momento en que son acometidas os indicará también el grado de su importancia o necesidad. Si queréis profundizar en el tema, os recomiendo mis artículos (sí, no tengo abuela, debo promocionarme yo mismo) sobre quarterbacks, runningbacks, tight-ends, wide-receivers, OL-exterior, OL-interior, defensive-tackles, defensive-ends, linebackers, cornerbacks y safeties en bengals.es