- Mi vida no tiene sentido –se repetía una y otra vez George Bailey apoyado en la barandilla del puente, cada vez más convencido de arrojarse a las gélidas aguas del río y poner fin a sus sufrimientos-. Desde chiquitito apoyando a los Bengals y, ¿para qué? Sólo para llevarme una decepción tras otra. Ya no aguanto más.
Justo cuanto por fin tomó la decisión de saltar, observó cómo apenas a escasos metros, era un anciano quien lo hacía. Sin pensarlo dos veces, George se lanzó a su vez a rescatar al pobre hombre de una muerte segura en la turbulenta corriente del río a su paso por Bedford Falls.
- ¿Pero en qué estaba pensando, hombre? –le recriminó George minutos después mientras ambos esperaban en la caseta del vigilante del puente a que se secasen sus ropas y entrar en calor bebiendo una taza de caldo caliente-.
- Huy, “hombre”. Hace décadas que nadie me llama así. En el cielo todos los ángeles me llaman Clarence. Y no hice más que lo que me obligaste a hacer para salvarte, George.
- ¿Có…cómo? ¿Salvarme a mí cuando he sido yo el que…? ¿Y cómo sabe mi nombre?
- Ya te lo he dicho, soy un ángel y he bajado para evitar que cometieras una estupidez. Y ganarme las alas. Hacerte seguidor de los Bengals fue una acertada decisión, y jamás debes arrepentirte de haberla tomado.
- No sé si será consecuencia del salto, o ya estabas loco antes, pero no sabes lo que dices. Ser de los Bengals sólo me ha traído desgracias, desilusiones, discusiones indefendibles, incomprensión de amigos y familiares, noches sin dormir por el enfado… Ojalá nunca hubiesen existido.
- ¿Estás seguro? Pues dicho y hecho: los Bengals jamás han existido –sentenció Clarence pomposamente mientras daba una palmada-.
Nunca existieron los Cincinnati Bengals
- Decididamente, estás como una cabra, Clarence. Mientras esperamos que se sequen nuestras ropas y podamos irnos pondré la televisión. Mira, hay partido. Están jugando los Buffalo Bills contra… ¿los Cincinnati Buckeyes?
- Ya te lo dije George, los Bengals han dejado de existir. Cincinnati tiene equipo de football profesional, pero no se llama Bengals, como pretendía Paul Brown, sino “Buckeyes”, castaño de Indias, el símbolo del estado de Ohio, tal como querían sus ciudadanos.
- Bueno, me da igual cómo se llamen, quiero que ganen. Aunque vistan ese espantoso uniforme. A listas blancas y azules, como la bandera de la ciudad. Y ese casco tan soso. Al menos, en algo se parecen a mis recordados Bengals, ¡pero cómo dejan pasar al quarterback rival sin presionarle! Debían haber lanzado en blitz a algún cornerback mientras un rusher caía en cobertura.
- ¡Ja, ja, ja! –rió estruendosamente Clarence-. Estás hablando de los principios de la “zone-blitz”. Recuerda que los Bengals nunca existieron, por lo que Dick LeBeau no pudo inventar esta estrategia defensiva cuando fue su coordinador defensivo.
- Bueno da igual, hemos recuperado el balón. Pero ¿Qué hacen? Se dedican a pasar en vertical, cuando si abrieran el campo a lo ancho con varios receptores, tendrían más espacio para moverse aunque no ganen tantas yardas.
- ¿Cuándo lo vas a entender George? Estás definiendo la West Coast Offense, y este ataque, implantado por Bill Walsh en Cincinnati en 1968, no se conoce en la actualidad.
- Pero, ¿por qué se detienen para organizar la jugada en el corrillo si les estamos machacando? ¡Continuad el ataque en no-huddle!
- Sigues sin escucharme. La ofensiva no-huddle no se hizo habitual hasta que empezó a usarla Sam Wyche en los Bengals de 1988. Ahora sólo se emplea al final del partido.
La NFL no sería igual ellos
- ¡Vamoooos, touchdown! ¡Buffalo no puede dormir, no puede dormir, Buffalo no puede dormir! ¿Has visto Clarence? Hemos dejado 12 jugadores en el campo hasta el último momento y entonces hemos hecho el cambio, sorprendiendo a la defensa rival. Pero, ¿esto no lo hacíamos ya con Wyche hasta que lo prohibió la liga?
- Veo que ya lo vas entendiendo. La norma de la sustitución ilegal, como tantas otras: la Palmer Rule, ahora conocida como Brady Rule, que impide a un defensor golpear al quarterback por debajo de la rodilla; la Hines Ward Rule, o falta por golpear a un atacante indefenso, la prohibición de hacer penalizaciones para que corra el reloj… todas tienen su origen en hechos provocados o sufridos por los Bengals. Sin ellos, el football actual sería totalmente diferente. ¡Pero si hasta en los contratos han influido, con la cláusula Carl Pickens, que obligaba al jugador a devolver los bonus si hacía declaraciones en contra de la franquicia!
- Vámonos Clarence, todo esto me está aturdiendo, necesito tomar el aire.
De vuelta al pueblo, algo le llamó la atención. El nombre. Ahora se llamaba “Raidersville”. Viendo la incredulidad en George, Clarence se lo explicó.
- Los Raiders se volvieron un equipo muy popular en la década de los 90s, ganando numerosas super bowls. Al no existir los Bengals, su corredor Bo Jackson no se lesionó y se convirtió en el mejor de la historia. Muchas ciudades cambiaron su nombre por iniciativa popular.
Los Bengals cambiaron la vida de muchas personas
Pasando cerca de un albergue, se le acercó un vagabundo pidiéndoles caridad.
- Pero… ¿tú no eres Anthony Muñoz –preguntó George-, el mejor left tackle de la NFL?
- ¿Estás de guasa? –replicó enfurecido– ¿Acaso te parece bonito burlarte de los pobres en Navidad?
- No se lo tome en cuenta, mi amigo no se encuentra bien –dijo Clarence separando a George de aquel hombretón-. Aquí tiene 10 dólares. Feliz Navidad.
- ¿Acaso lo has olvidado? –le recriminó Clarence a George-. Sin los Bengals que confiasen en él, Muñoz cayó en el draft de 1980 por sus lesiones de rodilla, y nunca jugó al nivel que exhibió en USC. Apenas estuvo un par de años en la NFL y ahora malvive de la beneficencia.
Poco a poco, George se iba dando cuenta de lo equivocado que estaba. Pese a todos los infortunios de su equipo, los Bengals habían sido clave en la historia de la NFL.
- ¿Y esta estatua dedicada a… Ken Riley? –pregunto George-. ¿Por fin se ha hecho justicia con él, uno de los mejores cornerbacks de la historia, que ni siquiera estaba en el Hall of Fame?
- ¡Oh, esto te va a encantar! Como los Bengals no existieron, Riley fue elegido por los 49ers y, al estar en un club más mediático, se le reconocieron todos sus méritos.
¡Qué bello es vivir… siendo aficionado de los Bengals!
- No puedo más –confesó George-. Necesito un trago.
Entraron un bar, y por la televisión, vieron a Joe Burrow lanzar su tercer touchdown en el primer cuarto para poner a Pittsburgh por delante de Baltimore 21 a 0.
- ¿Burrow en los Steelers? Esto ya es demasiado Clarence. Por favor, haz que vuelvan los Bengals. Los necesito. Da igual que pierdan o ganen. ¡Qué bellos son los Bengals! Nunca volveré a renegar de mi equipo. He comprendido que sin ellos mi vida no tiene sentido. Por favor, ¡quiero vivir, quiero vivir!
- ¡Lárguese a molestar a otra parte, borracho! –espetó el dueño del bar mientras echaba a George a la calle-.
George miró a su alrededor. Clarence había desaparecido. Asustado, corrió a su casa, deseando que todo hubiese sido una pesadilla. Entró sin saludar a su esposa. Abrió el armario de su dormitorio y ¡ahí estaban! Docenas de gorras, camisetas y demás parafernalia bengalí. Sonrió de oreja a oreja.
- Papa, ¿no vienes a ver el partido? –le preguntó su hija-. Vamos ganando y Burrow está jugando sensacional. Estamos a punto de meternos otra vez en playoffs.
- Claro que sí, pequeña –le contestó George tomándola en brazos-.
Al pasar junto al árbol de Navidad, sonaron unas campanillas.
- Papá, dicen que suenan unas campanillas, es porque un ángel ha conseguido sus alas.
- Y es verdad, hija, ¡es verdad!
Dedicado a todos los fans de los Bengals que, pese a todo, nunca han perdido su fe.
Genial, me ha encantado, a partir de esto empiezo a mirar a los Bangals con otros ojos. Desde que sigo la NFL lo único que me gustó de Bengals fue su casco, esta temporada gracias a esa ofensiva tan entretenida los estoy siguiendo algo más pero nunca habían estado entre mis 20 equipos a seguir, este fin de semana será uno de mis partidos principales y no por los Chiefs. Ojalá se clasifiquen primeros de la AFC Norte.
Muchas gracias Eduardo