No esperar nada puede definirse como no pensar o creer que algo sucederá. Cuando no esperas nada te proteges de la decepción, por lo que todo lo que consigues o logras, es una recompensa inesperada.
Así te deja el equipo al final de la temporada, pensando: aquí no va a pasar nada, será un año de transición, van a desmantelar al equipo, pensarán en un posible tanking y ya si eso, la temporada 2023, se pensará en Sean Payton y en su nuevo staff.
Nos quitaremos a McCarthy de en medio, a Kellen Moore y sus aburridos gameplans y a lo mejor, quizás si no acepta una oferta como entrenador en jefe, se queda Dan Quinn. Porqué tampoco está haciendo un mal trabajo y la defensa ha pasado de ser horrenda a ser “apañadita” con Micah Parsons, Demarcus Lawrence, Trevon Diggs y demás, haciendo un muy buen papel.
Todo sigue con una agencia libre devastadora, no esperas nada, es más, el equipo se tiene que desprender de jugadores titulares tanto en ataque como en defensa, a priori, el equipo se ha debilitado y aunque vienen jugadores como James Washington, Anthony Barr y Dante Fowler Jr, no esperas nada de nada porque el equipo, de todas todas, es peor.
El draft es más de lo mismo, ningún nombre que lo rompa, te has clasificado para playoff en la temporada anterior, así que vas a tener un pick nº24, ya han salido muchos nombres importantes y eligen a un tal Tyler Smith OL de Tulsa, yo al menos, ahí, apago la TV.
Como la lotería del draft no depende de uno, supongo que la idea es que elegirán jugadores de relleno, tenemos 9 picks y hace falta cubrir muchas posiciones, pero sigo sin esperar nada.
Empezamos todos en la semana 1 contra Tampa, protegiéndonos de la decepción pero a base de bien, viene Brady y su mega equipo estelar, campeón hace dos temporadas y la cosa te da semejante golpe de realidad en la jeta, que te caes al suelo y no sabes si reír o llorar.
La imagen de equipo de 0-17 es bochornosa y a parte de meter 3 puntos en todo el partido, ver que el ataque no es capaz de mover las cadenas más de 12 veces con sólo 244 yardas totales y viendo de donde veníamos, el tren del hype se desmorona.
Ah, y sabéis qué? Para más bemoles, un golpe en la mano de lanzamiento de Dak, le rompe el dedo gordo y se dice que va a estar 6 semanas de baja como mínimo…Cooper Rush es quien lo va a sustituir y directamente es ya, ahora si, discurso derrotista y de “apaga y vámonos” que aquí no hay nada que ver.
Ni el aficionado más optimista, no sigue protegiéndose de la decepción, ahora más que nunca, sin quarterback, sin ataque, sin staff y con una línea de ataque novata e inexperta, sólo aguantada por la mano inagotable de Zach Martin, la cosa pinta pero que muy mal.
Un desastre, el calendario es desolador y se vienen equipos como los Bengals, actuales sub-campeones con el niño maravilla. Giants, equipo renovado que te puede poner en muchos problemas si sumamos la rivalidad divisional al igual que Washington.
¡Los Rams! ¡Anda ya! Los Rams son los actuales campeones, ¿Cómo con esta banda vamos a ir a Los Angeles a ganar a esta gente?
Luego los Eagles, candidatos nº1 de la NFC y que nos tiene más ganas que nadie, en fin, rezando y con mucha suerte, si sacas una victoria entre todo ese calendario y realmente son 5-6 semanas la lesión de Dak Prescott, ya te puedes dar con un canto en los dientes.
Pero amigos míos, cuando piensas o crees que algo no sucederá y vives con la tranquilidad de que nada bueno puede pasar, pueden pasar cosas y ahí es donde os invito a subir a la montaña rusa a la que este santo equipo nos tiene acostumbrados desde hace más de dos décadas.
Resulta, que aquella defensa que os comentaba que había pasado de ser horrenda a ser “apañadita”, en 2022 florece cual capullo y se convierte en una bella y preciosa flor, con un jugador generacional que no será MVP porque no está bien visto que lo sea un jugador defensivo. Pone números como:
- 2º en QB hurries
- 6º en QB knock downs
- 1º en sacks
- 2º en presiones
- 3º en tackles para pérdida de yardas y muchas otras.
La presión a los rivales es asfixiante y reparten amor como no se veía por Dallas en años, súmale una variante vital y es que en ataque, Kellen Moore, viendo que Cooper Rush no es capaz de lanzar con precisión a más de 20 yardas, tiene que volver a los básicos de este deporte y vemos pocas florituras, mucha carrera con una línea liderada por Zach Martin y Tyler Smith, se vuelve al perdido y olvidado Play Action y va a resultar que de todos esos partidos que eran para llorar y que nadie esperaba nada de ellos, ganas 4 y pierdes 1.
El equipo está 4-2 y vuelve Dak, se van recuperando lesionados, la defensa tiene intención de seguir “blitzeando” a los equipos rivales como si no hubiera un mañana y si que es cierto que se sufre contra la carrera o contra los screens, pero con un equipo apañado, de forma inesperada y protegiéndose de la decepción, viendo que el calendario es favorable a todos los equipos de la NFC Este, viendo que les has ganado a Rams, has peleado con Eagles y viendo como los que se suponía “cocos” de la conferencia, están en horas bajísimas, este equipo es de playoff de forma absolutamente inexplicable e irracional.
¿Tenemos que volver a esperar algo? ¿No es mejor no esperar nada y así nos protegemos de la decepción? ¿Nos subimos de nuevo al tren del hype?
Esto es ser de los Dallas Cowboys a día de hoy, no puedes odiarlos ni darlos por muertos porque siempre te sacan esa sonrisa inesperada.
Como cuando estás enfadado con tu hijo a nivel de querer matarlo, pero te hace alguna de las suyas y no puedes evitar quererlo. Es nuestro equipo, la estrella solitaria nos lo da todo pero también nos lo quita, así que por ahora, yo no esperaré nada y aunque viendo Power Rankings donde nos ponen top5, os recomiendo que tampoco lo hagáis, mejor no esperar nada y ser cauto en el optimismo, si resulta que la diosa fortuna te pone en post-temporada y resulta que por lo que sea, puedes ganar 3 partidos para luchar por una conferencia, quizás la decepción sea más llevable.