Qué esperar de los Bengals 2018

El pasado sábado se ponía fin a la incertidumbre. Con la publicación de los recortes para dejar los rosters oficiales en 53 jugadores, concluían los sueños de algunos y se materializaban las fantasías de otros. La recompensa al trabajo bien hecho de quienes permanecen en la franquicia. La oportunidad de seguir persiguiendo sus ilusiones en otros clubes de aquellos jóvenes que no lo consiguieron. La encrucijada de veteranos cortados cuyo futuro en la liga es incierto. La resolución de meses de trabajo, esfuerzo bajo el sol, golpes, agujetas, aprendizaje de sistemas… para hacer frente a la realidad, en su versión más radiante o en la más cruda. El drama de la NFL, uno más, al que nos acostumbra cada final de Agosto.

Cincinnati, obviamente, no fue exenta al mismo. La competición de supervivencia que suponen training-camp y partidos de pretemporada deparó muchas certezas, pero también alguna sorpresa inesperada. Mirando más allá de los nombres, estos serían los principales mensajes que nos deja la configuración de la plantilla 2018:

 

Fe infinita en Dalton

En agencia libre se fichó a Barkley y en el draft a Woodside. Hoy, el primero está en Injury Reserve y el segundo, camino al practice-squad de los Titans. No sería acertado achacar al infortunio la falta de un suplente de garantías para nuestro pelirrojo quarterback. Ni Barkley, a estas alturas de su carrera, era una apuesta sugerente; ni Woodside, elegido en 7ª ronda, un proyecto fiable.

 

Ignorando ofertas mejores existentes en el mercado, el club se decantó por Barkley por su afinidad con el coordinador ofensivo Lazor y su amistad con Dalton. Pese a su prometedor periplo universitario, nunca llegó siquiera a rozar estas expectativas en la NFL. La lesión que desgraciadamente sufrió el último partido de pretemporada sirvió para salvar la cara de la directiva. Podría mantenerle en el equipo, aunque fuese en IR, y se ahorraba el papelón de tener que cortarle por su lamentable rendimiento en pretemporada.

 

Woodside lo hizo aún peor. Una detención policial, una lesión, y un juego simplón le convirtieron en prescindible. Tal como se podía esperar de una selección tan tardía en el draft. La realidad demuestra que en ningún momento hubo por parte de la franquicia una intención auténtica de poner, ya no en peligro, sino meramente en cuestión, la titularidad de Dalton. De hecho, para el equipo de prácticas se ha fichado a Hackenberg, otro reconocido fiasco en la posición.

 

Siendo razonable la intención de otorgar confianza al titular, es peligroso no proponer competencia real que le incite a mejorar. Dalton está estancado, y quizá se podría achacar a esta falta de una amenaza seria. Driskel no lo es en absoluto. Por otro lado, también se deposita una desmesurada fe en que no se lesionará. Un factor que, con la línea ofensiva que tenemos, no se puede descartar.

 

Una incógnita línea ofensiva

Si bien el lado izquierdo está definido (Glenn-LT y Boling-LG), así como la posición de center (Price), el lado derecho es una completa incógnita. En pretemporada han alternado Hopkins y Redmond en el puesto de RG. Y si bien Hart parte con ventaja en el RT, tampoco su titularidad está firmemente asentada. Ogbuehi ha jugado ahí muchos minutos. Por otro lado, y aunque haya sido contra segundas y terceras unidades rivales, Westerman en el RG y Fisher en el RT han dado mejor rendimiento.

Fuente: Cincy Jungle

La conclusión que extraigo es que nadie tiene clara a estas alturas la composición de los 5 jugadores de OL. Y si fuera una inquietud exclusiva de los aficionados, bien; pero me temo que se extiende a los entrenadores. El año pasado, la ineficiente línea ofensiva echó al traste las aspiraciones bengalíes de la temporada, y este año apunta a los mismos derroteros. El necesario cambio de entrenador de posición no ha sido suficiente. Ya sea por falta de tiempo en pretemporada para conjuntarse, o por incompetente gestión para traer refuerzos adecuados, la realidad es que la línea ofensiva de Cincinnati continua siendo el mayor quebradero de cabeza de la ofensiva.

 

Apuesta por la velocidad más que por la potencia

Otra deficiencia heredada de la pasada temporada es la incapacidad para establecer un juego de carrera solvente. Más allá de la ineptitud de la OL para abrir huecos, también se manifiesta una evidente falta de alternativas. El corte del único FB de la plantilla (Hewitt), más la decisión de no incorporar ningún RB de potencia (Brian Hill), convierte la unidad de corredores prácticamente en un clon uno del otro. Tanto Mixon como Bernard, Walton y Carson se podrían considerar runningbacks que confían más en su velocidad y destreza de movimientos que en su físico.

 

Es posible que esta apuesta por corredores eléctricos, con buenas manos fuera del backfield, y afanados más en eludir el contacto que buscarlo, dé los frutos apetecidos. Ojala. Sin embargo, en mi opinión, la falta de un plan alternativo, o una solución ante situaciones donde se deba romper la muralla rival por contundencia (downs cortos o jugadas de goal-line) puede suponer una alarmante contrariedad de cara a la temporada que se avecina.

 

Prevalencia del juego de pase

Derivada de mi escasa fe en el juego de carrera, deduzco una fuerte inversión en el de pase. Tengo la impresión que el OC Lazor es un enamorado del juego aéreo. Y que este año, Dalton y él, darán rienda suelta a su pasión. 7 WRs en plantilla, más 4 TEs con vocación de receptores y el citado añadido de RBs deseando convertirse en ellos, ponen de manifiesto un plan cuya culminación es Dalton lanzando unas 40 veces por partido. No es original, ya lo intentó Jay Gruden. Y como aquel, creo que Lazor fracasará estrepitosamente.

 

Más allá del infinito radio de atrapada de Green, las rutas de Boyd, o la emoción de Ross en profundo, cuantas más veces vuele el balón por la mano de Dalton, más cerca estaremos de la tragedia. No es un QB “pistolero”, ni tiene precisión en el pase largo, ni siquiera es capaz de superar con suficiencia la barrera de brazos de la línea defensiva rival. La alternativa al deficiente juego terrestre debería ser mejorarlo, no abandonarlo en aras de una excesiva proliferación de pases.

 

Rotaciones de la línea defensiva

La productividad en la línea defensiva pretende alcanzarse no sólo por calidad (que la hay) sino por cantidad. Las rotaciones en esta unidad apuntan a ser bastante frecuentes, con el fin de mantener en todo momento la intensidad. Cuentan para ello con un interesante grupo de jóvenes defensive-ends (Lawson, Willis, Hubbard) que les permite implementar dicha estrategia. Buena parte del rendimiento defensivo general descansará en la presión que provoquen los 4 de arriba. Podemos augurar un elevado número de sacks para las arcas bengalíes en 2018.

En el interior, contar con un NT de corte más clásico como Billings, obliga al movimiento en situaciones de pase. En estas circunstancias, así como cuando sea necesario dar refresco a Atkins, aparecerá en esa posición Michael Johnson, desplazado de su ubicación tradicional como DE. Su amago de corte lleva a pensar que ya está lejos de la mente de los entrenadores, y de sus corazones. El peso de la veteranía es insuficiente escudo cuando la juventud arremete con toda su contundencia.

Fuente: Stripe Hype

 

Rejuvenecimiento defensivo

El inesperado corte de Iloka eleva al novato Bates a la categoría de safety titular. Desde Maualuga en 2009, ningún rookie había debutado en el once de inicio a este lado del balón. La plantilla de los Bengals está entre las 3 con edad media más baja de la competición. Buena parte se debe a prometedores jóvenes como el CB William Jackson, los LBs Vigil y Evans, o el citado Lawson. No sólo aportan su lozanía para términos estadísticos, sino que participan activamente en el engranaje defensivo principal.

 

Sin embargo, no olvidemos que un personal más joven también es consecuentemente más inexperto. Las ventajas que puede suponer en cuanto a rapidez de intervención, o de recuperación, en labores de cobertura, o poder apoyar el blitz desde posiciones más retrasadas o incluso de la secundaria, tiene su contrapunto en posibles errores por faltas de concentración, coordinación, e incluso, de concepto.

 

Por tanto, deberíamos esperar, al menos al inicio, una defensa irregular, capaz de lo mejor y lo peor. Pero una vez asentada, apunta a ser de las más correosas y con futuro de la conferencia.

 

 

Expectativas finales

Tras lo anteriormente expuesto, podemos concluir que nos encontramos ante un conjunto reforzado respecto a la campaña anterior. Un equipo donde han sido purgados los veteranos irrelevantes y prescindibles para dejar paso a nueva generación de tigretones. En el que las luces (recuperación de Ross, revitalización del pass-rush) empiezan a comerse a las sombras (línea ofensiva en reconstrucción, incertidumbre defensiva durante la ausencia de Burfict). Un escenario ilusionantemente similar al de 2011 cuando accedimos contra todo pronóstico a playoffs. Con las mismas rémoras de entonces (ineptitud de Lewis, falta de ambición del propietario, mediocridad de Dalton), pero idéntica ambición por retornar a los naranjinegros a la senda de privilegio de la NFL.

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