Transcurrida una cuarta parte de la temporada 2020-2021, toca hacer balance sin sobrerreacción. Y la verdad es que hasta ahora los Eagles están siendo, por decir una sola palabra, decepcionantes. Voy a centrarme sobre todo en el ataque, porque creo que es donde radica el problema principalmente, aunque la defensa creo que no está al nivel de años anteriores. No obstante, la defensa, después de cuatro partidos, es número uno en sacks, novena en yardas permitidas, quinta en yardas por jugada y quinta en tercer down.
Un problema ofensivo
Con un cuarto de la temporada transcurrido, los Philadelphia Eagles son el equipo número 23 en pase, 16 en ataque de carrera, 26 en yardas totales y 24 en touchdowns. En 2019 fueron número 11 en ataque de pase, 11 en ataque de carrera, 14 en total offense, y 12 en touchdowns, siendo además cuartos en tercer down y terceros en la red zone. Sin embargo, más que las cifras, es la sensación de mala y pobre ejecución, cierta desidia, deficiente dirección técnica desde la banda y falta de soluciones alternativas cuando las cosas salen mal.
Pero esta tendencia a la baja ha sido gradual durante los dos últimos años, desde que ganamos la Superbowl en 2017. Por ejemplo, los Eagles han superado los 25 puntos sólo 8 veces en los últimos 20 partidos jugados.
La última vez que terminaron la semana 3 sin una victoria fue en 1999, el primer año de Andy Reid, con Doug Pederson de quarterback titular y con un equipo en plena reconstrucción. Y el empate más reciente en un partido de temporada regular fue en 2008, cuando Donovan McNabb descubrió la regla que permite que haya empate en un partido.
Otro problema ha sido el descenso del juego de carrera y las jugadas de screen, que son muy importantes en el sistema de Doug Pederson. En 2019 los Eagles eran undécimo mejor equipo de la liga (promedio de 6 yardas). Este año somos los últimos de la liga, con un promedio de 1,7 yardas por jugada. Por otro lado, es evidente que los problemas en la línea de ataque, junto con la falta de un corredor que ayude a Miles Sanders (que tampoco ha comenzado de la mejor manera), han coadyuvado a que no seamos capaces de establecer un juego de carrera sostenido en los cuatro partidos que llevamos hasta hoy. Que el segundo mejor corredor sea Wentz no habla muy bien del backfield de Filadelfia.
Comienzos titubeantes
De hecho, el comienzo de las dos temporadas posteriores a la Super Bowl fue en ambos casos bastante malo, y conseguimos enderezarlo al final. En 2018 empezamos 4-6 en los tres primeros meses de competición. Carson Wentz se lesionó de nuevo para el resto de la temporada, y al mando de Nick Foles ganamos 5 de los 6 últimos partidos, terminando 9-7, jugando los playoffs de nuevo y quedándonos a un drop de llegar a la final de conferencia.
En 2019 los Eagles volvieron a empezar mal (5-7), ganaron los 4 últimos partidos (todos ellos contra rivales divisionales) jugando con un equipo lleno de jugadores de practice squad y no elegidos en el draft, y terminando con un record de 9-7 de nuevo. Perdimos en el wild card con Seattle Seahawks con un quarterback de 40 años sacado de la jubilación meses antes. Carson Wentz fue el primer quarterback que lanzó para 4.000 yardas y ninguno de sus recibidores tuvo más de 500 en temporada regular.
Las lesiones
En 2018 los Eagles fueron el equipo más castigado por las lesiones de toda la NFL. Por otra parte, 32 jugadores del roster estuvieron lesionados en algún momento de la temporada 2019, incluyendo sus tres WR titulares, sus dos RB principales y sus dos left tackles titulares.
Las lesiones han afectado sobre todo a dos líneas especialmente importantes para el ataque: la línea ofensiva y los recibidores. Andre Dillard ha sido una gran decepción hasta ahora. Jason Peters ha sido uno de los mejores left tackles de la liga, pero ahora está en clara decadencia, y no para ser titular en la NFL, en mi opinión. La lesión del RG Brandon Brooks ha sido quizá la más importante de todas. De los titulares sólo quedan sano el center Jason Kelce.
Lane Johnson, con problemas en el tobillo, y también de los mejores de la liga, ha estado entrando y saliendo del campo, y no jugando al cien por cien. Nate Herbig (undrafted free agent) en el guard izquierdo y Jordan Malaita (que hasta el 2018 no había jugado al fútbol americano, y que quiso jugar de left tackle tras haber visto la película The blind side) jugaron un buen partido contra San Francisco. Veremos si tiene continuidad esa mejora.
Respecto de los recibidores, las lesiones se han ido acumulando de manera muy preocupante, hasta el punto de que antes del cuarto partido de esta temporada sólo tenían cuatro WR para jugar. DeSean Jackson en 2019 sólo jugó tres partidos; ahora está lesionado con una rotura de fibras que se produjo en el primer partido.
Marquise Goodwin, el receptor que fue fichado de San Francisco para ser un arma profunda optó por no jugar por el COVID. Alshon Jeffery tiene una lesión en el pie y no ha jugado un solo snap hasta ahora. Jalen Reagor, el novato de primera ronda de este año, tras un inicio prometedor se ha lesionado en el dedo pulgar y se perderá varias semanas.
Todo ello, junto con el expediente X Arcega-Whiteside (también lesionado), han provocado que en último partido el recibidor número uno fuera Greg Ward Jr., un receptor no elegido en el draft y que en 2019 jugó en la AAF en los San Antonio Commanders.
Y los únicos otros tres disponibles han sido John Hightower (novato, quinta ronda del draft de 2020), Deontay Burnett (undrafted free agent) y Travis Fulgham (sexta ronda del draft en 2019 y despedido por los Packers en 2020). Excepto Ward, Carson Wentz creo que no se sabía ni sus nombres. De hecho, en la semana previa al partido contra 49ers Doug Pederson sólo tuvo a UN wide receiver disponible en uno de los días de entrenamiento.
Por otro lado, el juego de pase de los tight ends es muy importante para los Eagles, que juegan mucho en personal doce, siendo el año pasado sus dos mejores recibidores Ertz y Goedert (916 y 607 yardas, respectivamente). La lesión de Dallas Goedert (tobillo roto) y el hecho de que Ertz esté más preocupado de su contrato que de recibir pases (139 yardas con 19 recepciones en 4 partidos, y sólo 9 yardas con 4 recepciones contra 49ers) hace más daño al ya paupérrimo juego de pase de la franquicia de Filadelfia. Si quiere que le paguen como a Kittle, tiene que jugar como él. Richard Rogers puede ser un parche más que útil hasta que vuelva Goedert.
Aun así, las lesiones son parte del juego. Los 49ers están teniendo lesiones más importantes que los Eagles, y a Kyle Shanahan no le he escuchado quejarse: su equipo hace lo que tiene que hacer, ganar a malos equipos a domicilio. Lo que tiene que funcionar es el sistema. Bill Belichick lo demuestra año tras año.
Carson Wentz
Es cierto que Wentz desde la lesión el año de la Super Bowl ha ido reduciendo sus prestaciones: su QB rating en 2018 fue de 102.2, con un 69.8% de pase; en 2019, de 93.1 (63.92%); y este año es un paupérrimo 66.9 (60.62%). Sus números actuales recuerdan a su primer año como novato, donde terminó con 14 intercepciones y un QB rating de 79.3. Este año, en sólo cuatro partidos, lleva 7 intercepciones, que es el número total en cada temporada desde 2018.
Aparte de los números, le hemos visto nervioso, ansioso como si estuviera todo el rato teniendo que anotar un touchdown y quedase un minuto; impreciso, con peores mecánicas, fallando pases que antes completaba sin problemas. Pero lo que tiene alrededor también es malo: receptores, mala protección de la línea, falta de alternativas para protegerle o ayudarle (no hemos visto bootlegs, jugadas de engaño, play action…). El día de los Rams vimos eso mismo…pero en el equipo contrario.
El talento está ahí, y estamos hablando de problemas solubles. El día de 49ers le vimos con ganas, haciendo las cuatro jugadas que tenía que hacer para ganar el partido. Si todo a su alrededor va mejorando poco a poco, creo que él también lo hará.
El misterioso caso de JJ Arcega-Whiteside
Si cualquiera que hubiera visto en 2018 jugar a JJ Arcega en Stanford hubiera viajado al futuro y hubiese visto sus pobres números en 2019 y 2020 en la NFL, creo que no lo hubiese imaginado. Si lo comparamos con DK Metcalf o Terry Mc Laurin, elegidos después de él, no hay color. Al final el draft, como siempre digo, es mucha lotería. Por eso hay equipos como Patriots o Ravens que bajan a por elecciones para comprar más boletos para la rifa.
En su temporada de novato hizo números muy discretos: 10 recepciones en 22 targets, para 169 yardas, con un drop para un TD ganador contra Detroit. Este verano nos ha engañado a todos, demostrando una gran mejora en los entrenamientos. Y en estos cuatro partidos no ha hecho una sola recepción, incluso ha tenido algún drop importante contra Rams.
Entre las causas podemos apuntar tres: primero, su lesión del pie, que no se acaba de curar, y que es importante para él, puesto que una de sus cualidades es atrapar balones divididos por puro salto. Segundo, tener que aprender las tres posiciones de recibidor (X, Y y Z) cuando en Stanford siempre ha jugado como X. Y finalmente la incapacidad de ganar separación en la NFL. Sin embargo, los dos responsables de esta filosofía (Carson Walch y Mike Groh) fueron despedidos en la post temporada. Así que este hecho (no tener que variar tanto de posición) debería mejorar sus oportunidades.
Soy pesimista respecto de Arcega: parece que el modelo de WR ha cambiado, y el cuerpo técnico ahora busca la velocidad y la versatilidad (Reagor), cualidades de las que carece. Si este año no vemos una mejora significativa, puede que este sea su último año en los Eagles. Greg Ward, un jugador desconocido y no elegido siquiera en el draft, le ha sobrepasado claramente en rendimiento.
Demasiados cocineros estropean el guiso
La sensación de los primeros partidos del equipo técnico ha sido totalmente plana. No hemos visto reaccionar cuando las cosas no han ido bien. El juego del equipo ha sido bastante malo, y el cuerpo técnico no ha aportado soluciones ni ha hecho ajustes. Pongo un asterisco respecto del último partido con 49ers: Pederson toma una decisión arriesgada, como fue ir a por dos puntos tras el primer touchdown, que fue muy importante para el desarrollo posterior del partido. Jim Schwartz preparó muy bien ese partido y la línea defensiva asfaltó a la OL de San Francisco, y fue clave en la primera victoria de la temporada. Sin tener un juego brillante, hicieron lo necesario para ganar un must win game.
Doug Pederson optó por no contratar a un nuevo coordinador ofensivo, pero sí añadió a Rich Scangarello como asistente ofensivo senior, Marty Mornhinweg como consultor ofensivo senior y Andrew Breiner como analista de juego de pase, con Mornhinweg y Scangarello ambos aportando experiencia previa como coordinadores ofensivos en la NFL.
Se apunta por algunos analistas que quizá hay demasiadas voces en el vestuario y que este hecho puede influir en el mal juego de ataque del equipo e incluso confundir a Carson Wentz en determinados momentos. Como dijo Joe Banner (antiguo presidente del equipo) en una entrevista en Inside the birds, este hecho no tiene por qué ser un problema, siempre que al final a la hora de ejecutar haya una sola idea claramente expresada.
En cualquier caso, no lo podemos saber porque no estamos dentro, pero sí es plausible que este nuevo sistema necesite ser afinado. Lo que más me preocupa es la falta de ajustes cuando las cosas no funcionan, y la falta de identidad respecto de lo que ha llevado a este equipo a ganar una Super Bowl.
Conclusiones
Durante el reinado de Doug Pederson, con cosas buenas y malas, hemos sido un equipo bien entrenado. Ahora hemos dejado de serlo, y eso es muy preocupante. La recuperación pasa por ahí. Puedes tener más o menos talento, pero el fútbol americano es el deporte de equipo por excelencia, y con mejores o peores piezas, un equipo que sabe a lo que juega, que ejecuta bien y que no comete errores siempre va a competir. Estamos en la peor división de la liga, tenemos el mejor cuerpo técnico y el mejor quarterback de la división. Eso son razones para el optimismo.
Hay que hacer que el equipo vuelva al sistema que tantos éxitos recientes nos ha dado. Desde 2017 sólo cuatro equipos han jugado los playoffs cada año: Patriots y Chiefs en la AFC, y Saints e Eagles en la NFC. Hay que confiar en que el cuerpo técnico que ha convertido el equipo de Chip Kelly de 2015 en un ganador de la Super Bowl en dos años pueda solucionar sus problemas y competir. Es lo que le exijo a cualquiera de mis equipos.
José Eladio Fernández