Ahh… abril. Esa excitante época del año en la que normalmente los aficionados y las franquicias afrontan, unos con ilusión, otros con la natural carga de responsabilidad, el importante evento que puede cambiar el futuro próximo de cualquier equipo: El esperado Draft de la NFL.
Normalmente, claro.
Sin embargo, para los Pittsburgh Steelers en los últimos años “primavera” ha dejado de significar draft y futuro, y ha comenzado a identificarse con melodrama y un nombre propio; Le’Veon Bell. Y es que el destacado RB ha convertido las últimas offseasons en pequeños quebraderos de cabeza para los Rooney y Kevin Colbert, a pesar de luego arreglarlo sobre los emparrillados. Pero antes de nada, pongámonos en situación.
Un poco de historia
Le´Veon Bell fue drafteado en segunda ronda en el año 2013 procedente de Michigan State, y tras protagonizar la mejor campaña de rookie que las lesiones le permitieron, fue responsable de una temporada 2014 de destacado nivel, en la que hasta el momento más yardas ha sumado. Sin embargo, el 2015 llegó cargado de problemas: En agosto, antes de empezar la Liga, fue arrestado junto a su por aquel entonces compañero LeGarrette Blount por posesión de marihuana y suspendido por ello 3 partidos. Su temporada duró desde finales de septiembre, cuando se le volvió a dejar jugar hasta noviembre de ese año, cuando se rompió el ligamento colateral tibial y tuvo que pasar por el quirófano.
Ahí comenzaban a presentársele los problemas a los Steelers, pues pronto acabaría su contrato de rookie y el que hasta el momento era una promesa de nivel daba síntomas que en una franquicia demasiado seria y recta como la de Pittsburgh no gustaban nada: En sólo tres meses problemas de drogas y de lesiones. Toca pensarse qué hacer con el chaval cuando llegue el día.
Comienza la temporada 2016 y en un inesperado giro de los acontecimientos… Bell vuelve a perderse los tres primeros partidos de la temporada por “violación de la política de abuso de sustancias de la NFL”. Vaya.
Sin embargo, esa temporada acaba por ser la mejor de la que hemos disfrutado en su carrera, donde cuajó actuaciones absolutamente fuera de serie y en la cual llevó al equipo hasta la final de la AFC contra New England, en la cual otra lesión que Bell arrastraba desde hace tiempo, esta vez en la cadera, lo deja fuera del partido en los primeros compases y los Steelers caen con estrépito frente a unos poderosos Patriots. La historia se vuelve a repetir; comienzo con polémica por ciertas sustancias y final con polémica por su estado de salud.
Y de pronto, llega el momento de sentarse en la mesa de negociaciones.
Hard business
Le’Veon, que no acostumbra a callarse sus opiniones, llevaba tiempo predicando que quería cobrar 15 millones de dólares, lo que a priori suena muy alto si nos ceñimos al mercado de RBs. Y en efecto, lo que Bell busca con ello es una revalorización de su posición, pues es cierto que pese a su importancia en el juego los corredores están algo discriminados económicamente frente al resto de posiciones, y al parecer el de Ohio se ve como un responsable a la hora de mejorar las condiciones de sus compañeros de posición.
En cualquier caso, los Steelers ofrecieron esos 15 millones, pues en palabras de Bell, quería cobrar “como el mejor corredor y el segundo mejor receptor juntos”, que para eso había recibido 75 pases ese año.
Para sorpresa de todos, rechazó la oferta. ¿El problema ahora? El porcentaje de dinero garantizado
Los Steelers tradicionalmente tienen una regla algo estricta en lo que al dinero garantizado se refiere. Excepto en casos muy puntuales nunca se le otorga a un jugador más del 30% de su salario garantizado. Y con puntuales quiere decir que solamente Big Ben, David DeCastro y Cameron Heyward superan esa cifra, y los dos últimos por 2 y 0,6 puntos respectivamente. Y según algunos medios estadounidenses, el corredor habría podido llegar a pedir hasta el 75%, por lo que de ser cierto, estaríamos ante una petición descabellada si nos ceñimos a esa norma contractual de los Rooney.
Al contrario que con Antonio Brown, en la offseason de 2016 no se alcanzó finalmente el acuerdo entre el jugador y la franquicia, y se le tuvo que colocar un Franchise Tag que le otorgaría 14 millones para ese año.
Hora de ganarse el contrato
Temporada 2017. Debería de ser el año de Bell. Finalizada la novela de su contrato sin un resultado claro y habiéndose saltado como medida de protesta prácticamente la totalidad de la pretemporada -firmó el tag in extremis a principios de septiembre-, llegaba la hora de demostrar sobre el terreno de juego por qué debía cobrar como el excepcional corredor que es y como el fiable receptor que había demostrado ser hasta entonces. Y a lo grande, pues la suma que exigía no se le podía otorgar a cualquiera.
Protagonizó unos primeros partidos ciertamente flojos para el nivel que había acostumbrado a mostrar a la parroquia acerera, pero era perdonable en cierto sentido, la falta de rodaje tras la usencia veraniega estaba presente.
Sin embargo la temporada acabó, y Le’Veon no sólo no ha dejado un nivel digno de otorgarle un supercontrato, sino que por el contrario ha dejado de ser incluso el mejor RB de la Liga sin discusión, como era antes.
Para muestra, comparamos su temporada 2016, la de su consolidación como fuera de serie, con el año en el que debía de demostrar que estaba por encima incluso de esa calificación:
2016
Partidos | Carreras | Yardas totales | Carrera más larga | Yardas por carrera | Yardas por partido | Álbumes de rap publicados |
12 | 261 | 1268 | 44 YD | 4.9 | 105.8 | 1 |
2017
Partidos | Carreras | Yardas totales | Carrera más larga | Yardas por carrera | Yardas por partido | Álbumes de rap publicados |
15 | 321 | 1291 | 27 YD | 4 | 86.1 | 1 |
Fuente: www.pro-football-reference.com
A pesar de haber jugado 3 partidos más -los 3 que perdió el anterior año por consumo de sustancias- sólo obtuvo 23 yardas totales más, y con 60 acarreos más, lo cual hizo descender su media de YDs por acarreo casi en 1.
No hablemos de su faceta como receptor, pues parece que Todd Haley escuchó su autodenominación y le otorgó 10 pases más, a los que Bell respondió con 39 yardas totales por aire más, bajando su media por recepción en 0,5.
En lo que sí mejoró, sin embargo, fue en las anotaciones, pasando de 7 anotaciones terrestres a 9. Las aéreas se mantendrían igual, con dos.
Sin duda, lo peor que le podía pasar a sus intereses en las negociaciones era, después de tantas polémicas, bajar sus prestaciones en el juego cuando se le presuponía su explosión definitiva.
Y de nuevo, regresamos a lo mismo
Acaba el año, y regresa el drama contractual de Bell. El primer match ball ya ha tenido que salvarlo la franquicia con el primer franchise tag, mientras el jugador tuiteaba lo siguiente para deleite de todos los aficionados:
Pittsburgh: the city that took in a 21-year old kid from small-town Ohio, the city I battled thru adversity in, the city that I became a man in. I love everything about being a Pittsburgh Steeler, and I want nothing more than to finish the rest of my career in Pitt! #26Forever pic.twitter.com/mhs2ikpK71
— Le'Veon Bell (@LeVeonBell) March 6, 2018
Sin embargo, a día de hoy las negociaciones siguen paradas y sin visos de acuerdo y el jugador hace ya tiempo amenazó con que, si este año se le volvía a intentar a hacer jugar bajo la etiqueta, “se tomaría un año fuera” o simplemente “se retiraría”, a pesar de que poco después decía que lo mismo se podía dejar caer por las instalaciones la primera semana que no hacerlo hasta la décima, dando esta vez a entender que sí jugaría con la etiqueta.
Sin duda, declaraciones muy cabales y que dejan su futuro bastante sencillo de adivinar a estas alturas.
Para colmo, hace pocos días remataba con esto:
it’s so hard to be a hero in a city that paints youu out to be the villain.. pic.twitter.com/TBFAHTQJcm
— Le'Veon Bell (@LeVeonBell) March 29, 2018
El caso es que el problema continúa siendo el mismo, y es relativo al porcentaje garantizado de su salario y no la cantidad en sí, la cual el equipo como se dice, está dispuesto a dar, no así como con lo primero.
El draft se acerca, y considero necesario llegar a tal evento con una cierta seguridad respecto a qué sucederá con el puesto de Running Back. Se lleva unas semanas con numerosas especulaciones al respecto: ¿Sign & trade de Bell por picks altos? ¿Desistir de las negociaciones y buscar un corredor en 1ª ronda? ¿Optar por la agencia libre? ¿James Conner de primera espada?
Muchas preguntas por resolver, distracciones muy importantes para un equipo que debería estar centrado en otros asuntos -como por ejemplo que el año próximo Roethlisberger dirá adiós casi con seguridad o que el líder indiscutible de la defensa pueda no volver a pisar un terreno de juego jamás-, una franquicia tradicionalmente estricta -pleonasmo incluido- y un jugador excepcionalmente bueno pero más despótico de lo que esa seria franquicia parece soportar.
Y ya a primeros de abril aún nos seguimos preguntando: ¿Qué sucederá con Le’Veon Bell?
Buena pieza, quizá sumar los rumores que, al parecer, ahora su cifra para negociar es de 17 millones al año para «igualar» a AB. Es su último año en Pittsburgh y que le vaya bien, ya no más drama.
Es contaminante Bell.. y cada cual se pone un precio pero ponerse a la altura de AB… no estás ni tibio Bell