Héroes, mitos, ídolos, ejemplos a imitar, machos alfa totales, auténticos dioses…. Eso y mucho más es lo que son los deportistas de élite, seres humanos exaltados al olimpo de la inmortalidad por los vulgares mortales. Pero la realidad es que sus adoradores son el oxígeno que respiran esas divinidades, sin el cual no serían más que otros seres terrenales más. Ese oxígeno, ese combustible, se llaman fans, y son los auténticos reyes del espectáculo, los mecenas de los deportistas de élite y de las instituciones que los amparan.
Egos por las nubes, coches de lujo, mansiones a pares, joyas de kilo, vestimentas de los más reputados modistos, mujeres y más mujeres, extravagancia tras extravagancia, o simplemente alimentar a su familia. La factura siempre la paga el mismo: LOS FANS, los auténticos amos del cotarro.
Ezra, el incondicional.
Hace dos días, el catorce de Mayo, murió Erza Castro, conocido como Pancho Billa, fan de los Buffalo Bills, y el mejor fan que jamás ha existido. Pancho era el fan perfecto, por lo que se le podrá igualar, pero jamás superar. Él es el auténtico héroe, el auténtico mito, el auténtico ídolo, el auténtico ejemplo a imitar, el auténtico dios.
Al ser yo mismo un fan de los Buffalo Bills, puedo no parecer imparcial ni objetivo cuando hago la contundente y absoluta afirmación de que Pancho ha sido el mejor fan de la historia, pero existen sólidas pruebas que respaldan tal aseveración. Todos los fans tienen gran amor por su equipo, pero el amor de Pancho por los Bills le llevó al siguiente nivel.
Su fidelidad, su entrega, su fuerza y su pasión sin precedentes eran absolutas, manifestando su lema, emblema y estandarte de “Vivan los Bills” hasta la saciedad. Pancho trascendió hasta ser una institución de los Buffalo Bills, siendo una referencia incluso para los jugadores. Pero todo lo anterior no es lo más impresionante de Pancho, pues lo que realmente le identificaba como el mejor fan de la historia es su magia.
Esa magia tan maravillosa que conseguía que un tipo vestido con la beligerancia de un bandolero y la violencia de una máscara de luchador de lucha libre, y que además sacaba la lengua obscenamente como parte de su show, transmitiese paradójicamente una increíble y extraordinaria aura positiva. Era el maravilloso espíritu de Pancho, ES EL MARAVILLOSO ESPÍRITU DE PANCHO, el cual permanecerá con nosotros mientras existan los Buffalo Bills, y en realidad mientras existan los fans, y por ende los deportes.
Descanse en paz Pancho Billa, el mejor fan de la historia.