Nada mas acabar la Super Bowl, tras los abrazos y algarabía pertinente, agarro el móvil y lo único que puedo escribir en twitter son básicamente onomatopeyas. En ese momento, con todo el mundo de pie, en el local, comentando la jugada, y el televisor de fondo con las imágenes de los jugadores en plena celebración, confeti mediante, pasando casi inadvertidos, aparece Kelce. El bueno. El mejor de los Kelce. Ataviado con la clásica camiseta conmemorativa de algodón que reza que son campeones. Esa que se ha salvado de la quema por un field goal. Esa camiseta que sí podrá ver la luz al contrario que la del rival, de la que cada año se destruyen cientos de ellas sin haber podido debutar… El Tight End de los Chiefs, elocuente como siempre, y protagonista, también como a menudo, agarra el micro que tanto le gusta y lanza uno de sus siempre poco camuflados regalitos: Name Name Name Name Name Name Name Name Name Name
“Respect our name”.
El speech completo de Kelce llevaba algo de rabia, de facturas a cobrar. Pero para mi, la frase, despojada de sentimientos de revancha sí tenía mucho significado. Así, se convirtió en mi primer tuit legible post-campeonato.
Unas horas antes. A media tarde, hora española, a eso de las cuatro, tuve el placer de estar en una tertulia de radio. De la radio más importante que hay aquí, en Cataluña. El caso es que coincidí, como es habitual, con los conductores del programa, y un invitado representante también de Eagles, un tal Mark.
El hombre, muy agradable y muy correcto es un norteamericano, de Philadelphia, afincado en Catalunya desde hace ya unos años.
Cada uno exponíamos nuestros puntos de vista a las preguntas de los conductores y en él se podía ver claramente la influencia directa de la cultura del lugar. Escuchaba las radios de allí, leía los periódicos de allí, y sus opiniones venían claramente condicionadas por la emoción de un autóctono que recibe una avalancha de ilusión e información ladeada.
Varias veces apareció el concepto que éstos Eagles eran el mejor equipo de la historia. Que no solo eran superiores a los Chiefs, si no que muy superiores. El calentón se iba haciendo grande y yo asumía con entereza el favoritismo verde sin olvidar que esto no funciona así.
Hacía tiempo que no veía salir a mis Chiefs al terreno de juego con ese hambre. Últimamente parecía que Chiefs salía a verlas venir, consciente que en el momento en el que el partido se pusiera feo, apretarían el acelerador y lo sacarían adelante. Y así fue en 16 de los 19 partidos de esta temporada. Suficiente para volver a la fiesta final.
Hoy no. En esta Super Bowl la pelota se había ido haciendo grande, tanto que incluso Philly llegó a creerse que le ganó fácil a 49ers, obviando las lesiones de los de la bahía. Obviando el 14-7 de hasta medio partido.
El mejor equipo de la historia de Philadelphia llegaba a Arizona a destrozar a un conjunto Chief que no son equipo. Solo son un par de individualidades.
Todos los grandes analistas de televisión sacaban sus cartelitos en verde. Todos. La bola se hacía más grande. Pero pocos se acordaban de que Chiefs son algo más que Mahomes.
¡Chiefs son el grandísimo quarterback! ¡Claro! Pero también son el mejor Tight End de esta época, también son Chris Jones, también son la mejor línea de ofensiva en Pass Protection, también son la mejor línea de Linebackers, también son un conjunto joven con talento y hambre. También son un grupo de receptores renovados que han batido récords y no tenían aún anillo. También son un Spagnuolo curtido en estas lides de sobremanera. Y sobretodo, estos Chiefs son Andy Reid. Un genio en este juego que volvió a dar un recital de tal magnitud que pareció jugar a otro deporte.
Más allá de analizar los detalles tácticos de los ajustes defensivos de la segunda parte que secaron por completo a uno de los mejores ataques de la temporada (y de todos los tiempos según se decía en la ciudad de Mark), más allá de las lecturas y el juego sublime de Bolton, que bien hubiera merecido el MVP. Incluso más allá de pensar que si Eagles hubiera salido al partido más valiente quizás el resultado seria otro…
Más allá de todo eso que analizaremos profundamente en los próximos días. Hoy, día de sentimientos puros a mi solo me pasa por la cabeza ese comentario de Kelce.
Philadelphia hizo un año sensacional. Brutal. Solo se equivocó en una cosa. En mi opinión Siriani tuvo demasiado respeto a Chiefs y se fue a un partido igualado donde los playmakers acaban resolviendo y él tenia equipo pero no playmakers. Si sale todo el partido a buscar la explosividad del pase profundo podría haber roto el partido, pero fue cauto. Demasiado.
Y todo lo que no lo fue el entorno.
Resultado: le das munición a un ejército hambriento y luego planteas una batalla tibia.
Chiefs encontró el escenario necesario y el mejor de todos los comandantes, Andy Reid movió las armas a la perfección. Y ahora, el anillo no se va Philadelphia. Incluso es posible que de ese equipo que decían “el mejor de la historia”, de aquí a cinco años, no se acuerde nadie.
¡Y atentos! Porque con todo ese despropósito de errores de condescendencia pre-partido Eagle, y Chiefs solo ganaron por un field goal y remando todo el partido por detrás.
Y es que seguramente si, Eagles era mejor equipo que Chiefs, pero nos olvidamos demasiado a menudo de lo igualado de esta liga. Las distancias pueden ser muy grandes en los relatos previos. Pero a la hora de la verdad, cuando saltan al campo, saltan más de 50 personas con influencia directa en el resultado y controlar todo eso es tan difícil que hace que nos encante este deporte.
Aunque todos llevan años temiendo a Chiefs por sus fuegos artificiales es posible que hoy, además, nos respeten un poco más por nuestro carácter.