En el año 2011 tuve mi primer contacto con este maravilloso deporte que es el football. Fue de rebote, porque vi un reportaje en el que aparecían dos jugadores de los San Francisco 49ers, me quedé con sus nombres, mire un poco por internet y descubrí que este deporte molaba, que los 49ers me encantaban, y quede absolutamente enamorado de la posición en la que jugaban esos dos jugadores. Sus nombres eran Patrick Willis y Navorro Bowman.
Puede que no sea la posición más vistosa en un emparrillado, pero yo, que siempre he considerado la defensa en cualquier deporte colectivo como el pilar fundamental para poder optar a conseguir grandes logros, veo en los Linebackers (LB) a los jugadores dentro de la unidad defensiva con mayor responsabilidad, pues según que jugada deben tener la capacidad de ayudar a su DL, como puede ser parando la carrera, o de echar una mano a sus compañeros de secundaria, en las jugadas de pase. Pues bien, en esos Niners de 2011, que llegaron a la final de la NFC, en la que cayeron ante los a la postre campeones NY Giants quedé prendado de estos dos jugadores, sobre todo de Patrick Willis por su capacidad de liderazgo desde esa posición de Middle linebacker (MLB).
Siempre he pensado que los 49ers han tenido buen ojo a la hora de «draftear» linebackers, no solo en primera ronda, como el propio Willis (undécima elección del draft de 2007), sino que Tanto Bowman, Chris Borland (retirado a los 24 años por temor a los golpes en la cabeza) o Fred Warner fueron elegidos en tercera ronda de sus respectivos procesos de selección y con la excepción ya mencionada de Borland por su prematuro retiro han sido jugadores que han ofrecido un gran rendimiento en el equipo.
Desde que «draftearon» en 2007 a Patrick Willis, los 49ers solo han vuelto a emplear una primera ronda en un LB, y es precisamente de quien quiero hablaros. Reuben Foster.
Esta introducción me da pie a contar la historia de un jugador llamado a convertirse en uno de los mejores jugadores en su posición, de cómo su mala cabeza y su conducta le hicieron desviarse de ese propósito, y de como un equipo decidió a pesar de todo intentar reconducir su vida y su carrera.
Talento VS conducta
Foster llegó a mis oídos días antes del Draft de 2017. Empecé a escuchar su nombre con insistencia, bifurcándose los argumentos sobre su futuro como profesional en dos vertientes: Por un lado, todos hablaban de su excepcional talento, ganador del Butkus award, que le reconocía como el mejor LB de la nación. Un jugador rápido, con capacidad de caer en cobertura, de defender a RB y TE en individual y fuerte, muy fuerte en el placaje. Por otro lado, hablaban de su carácter, de sus problemas y de cómo afectaría eso a su carrera. De hecho, con anterioridad a la combine ya dejo indicios de su tendencia conflictiva al no superar el test de drogas y protagonizar un altercado con un empleado del hospital, lo que conllevo su expulsión del proceso pre-draft. Y es que la vida de Reuben Foster ha tenido numerosos episodios problemáticos y comportamientos reprochables, que empiezan mucho antes de que se dedicará a jugar al football.
Nacido el 4 de abril en Roanoke, Alabama. Cuando tenía 19 meses, su padre, Danny Foster disparó a su exnovia y a la madre de Foster, que portaba en brazos a su hijo y que resultó herido en la espalda, afortunadamente sin resultados fatales para ninguno de los dos. Este episodio tuvo aún un giro más cuando su padre huyó de la cárcel en 1996, estando fugitivo 16 años. No es de extrañar que estos hechos de su infancia, cincelaran el carácter del joven Reuben y que adquiriera una tendencia conflictiva que se fue reproduciendo con el paso de los años.
Ya jugando al football, en su último año de high school, cuando ya era uno de los jugadores más seguidos del país, se comprometió a jugar para la Universidad de Alabama a las Órdenes de Nick Saban, pero unos meses después cambió de opinión y se comprometió con la Universidad de Auburn, rival de Bama University, vistiendo a su hija de 3 años con el uniforme de animadora del equipo de los Auburn Tigers, y revelando un tatuaje en su brazo del escudo de Auburn como forma de anunciar su decisión. Sin embargo, en 2013 volvió a dar un giro al comprometerse, esta vez formalmente, nuevamente con los Crimson Tide, cuatro días antes de que su padre fuera detenido nuevamente.
Ese verano siguiente comenzó su primer año a las órdenes de Saban, donde fue progresando de ser un jugador que tan solo placaba muy fuerte a un líder dentro del campo. Los dos primeros años tuvo un papel secundario en el equipo disputando tan solo un encuentro como titular, siendo en su año junior cuando se hizo con un puesto importante en el equipo, en 2015, año en el que Alabama ganó el título nacional, siendo uno de los pesos pesados de una defensa en la que había también nombres como Jonathan Allen, Da´ron Payne, Dalvin Tomlinson, Minkah Fitzpatrick y Marlon Humphrey. El año 2016 volvieron a llegar a la final, pero en esta ocasión fueron derrotados por Clemson, aunque esa fue la temporada que encumbró a Foster, finalizándola con 115 tackles y 6 sacks.
Hubo no obstante un nuevo episodio durante esa temporada que quedaría grabados en la mente del LB de Alabama ya que en el mes de octubre estuvo presente en un triple homicidio en un club nocturno donde uno de sus amigos perdió la vida de un disparo. La policía comprobó que el jugador no estuvo involucrado en los hechos.
Con esos argumentos (los buenos y los malos) se presentó al draft donde a nivel físico y de talento pocos dudaban que era uno de los 3 – 5 mejores jugadores de ese año, en un proceso de selección del que salieron jugadores como Patrick Mahomes, Deshaun Watson, Myles Garrett o Christian McCaffrey entre otros, pero las dudas sobre su inmadurez, y unos problemas en el hombro, que llevaron a tener que someterse a una operación en febrero. Los rumores de que su recuperación no había sido del todo satisfactoria unidos a su exclusión del combine por los motivos explicados anteriormente hizo que la mayoría de equipos de la NFL no estuvieran convencidos de su elección, lo que hizo que en todos los mocks empezara a caer, llegando en algunos incluso a no figurar en primera ronda.
Hubo un equipo que sí decidió que valía la pena correr el riesgo con Foster, y esos fueron los Niners.
Era el primer draft de Kyle Sanahan como HC del equipo y de John Lynch como general manager, la temporada anterior el equipo solo había ganado dos partidos, y se presentaban al selection day con los picks 3 (primera ronda) y 34 en la segunda. Una muestra de lo mucho que gustaba el de Alabama en el staff de los 49ers son las declaraciones que con posterioridad dejó John Lynch a los medios al asegurar que Foster era su jugador favorito de ese draft y que “hubiéramos gastado nuestro pick de primera ronda si el primer hombre en el board, (el DT Solomon Thomas) no hubiera estado disponible”.
Tras conseguir a Thomas en el tercer puesto como habían planeado sus ojos se centraron en el linebacker, sin embargo, dudaban que cuando les llegara su turno, en segunda ronda con el puesto 34 Foster siguiera aún disponible, por lo que empezaron a buscar una subida, a la vez que el resto de equipos de la NFL iban pasando de él al no fiarse de su hombro derecho, que era lo que en las últimas horas más había trascendido. Consiguieron finalmente enviar un pick de cuarta ronda a Seattle a cambio de subir al puesto 31, que es el que usaron para frenar la caída de Reuben, que ya se veía fuera de la primera ronda. En la habitación del equipo alzaron los brazos en señal de triunfo, lo que dejaba claro la importancia que tenía Reuben Foster para ellos.
Para los que se preguntan el porqué de lo que podríamos llamar como enamoramiento con el ex de Alabama por parte de los 49ers, en mi opinión viene, por una parte, por el innegable potencial que Foster poseía y la gran temporada que había realizado en su último año de college, además también estaba sobre la mesa la intención de desarrollarle junto a una unidad defensiva en un equipo que empezaba un nuevo ciclo con un nuevo entrenador. Ese creo que fue el principal motivo por el cual en San Francisco decidieron ignorar tanto las advertencias sobre su condición física como todas aquellas voces que hablaban de un Foster inmaduro, y con tendencia a la problemática. Primo por encima de eso el jugador que sin duda era y lo que creían que podían conseguir que llegara a ser.
Por otra parte, creo que también pudo influir, pero esto no está ni mucho menos probado y es solo una conjetura por mi parte, un cierto aire de nostalgia en la Bahía, ya que no pocos analistas compararon a Reuben Foster durante el proceso pre-draft con el gran Patrick Willis, que se había retirado 3 años antes, al finalizar la temporada 2014. Ese vacío que dejo su retiro, que fue llenada en parte por su compañero Navorro Bowman la siguiente campaña, pero que también se marchó del equipo en 2016, dejo huérfanos a los Niners de un inside linebacker que parece que es una pieza fundamental para armar una defensa en el equipo californiano. Por esa razón creo que tanto Lynch, como Sanahan como el coordinador defensivo Robert Saleh vieron en Foster a ese “nuevo Willis”.
También el GM del equipo declaró que “era su tipo de jugador”, por lo que pregunto al LB coach su opinión, a lo que este le respondió que Foster era uno de los mejores ILB prospect de los últimos 10 años.
Vienen los problemas.
Desde el primer momento quedo claro que era un jugador importante en el equipo, se hizo con el puesto de titular y a pesar de que se perdió algunos partidos por molestias realizó una prometedora campaña rookie disputando 10 encuentros, todos ellos de inicio, consiguiendo 72 tackles, 7 de ellos fueron tackles for loss, y 5 QB hits. Pero a la par que se desarrollaba e ilusionaba a la parroquia niner también fue haciendo gala de esa capacidad que tenía para los problemas. En octubre de ese mismo año se vio envuelto en un intento de robo a mano armada junto con un compañero de equipo cuando dejaban un club de la ciudad de San Francisco, a eso siguió que en enero del 2018 fue detenido en Alabama por posesión de marihuana y aunque los cargos fueron retirados la NFL le suspendió dos partidos.
Un mes más tarde, Foster fue nuevamente arrestado después de que su novia contara a la policía que el jugador la había arrastrado del pelo por su casa y posteriormente golpearla en la cabeza “ocho o diez veces” Los 49ers durante todo este tiempo adujeron que esperarían a que se esclarecieran los hechos antes de tomar una decisión y declararon que tras los incidentes se había hablado con el LB y se le habían puesto unas condiciones para que permaneciera en el equipo. Esto llegó en el mes de mayo cuando la novia de Foster se retractó de la historia, lo que hizo que se le retiraran los cargos nuevamente. Pero la historia no acabó aquí ya que en octubre de ese mismo año volvió a verse envuelto en un incidente con su novia, incidente del que los 49ers admitieron no tener conocimiento, aunque también dijeron que acabarían con la relación con el jugador sí volvía a haber otro incidente de esa índole.
Como es lógico a nivel deportivo el rendimiento del LB disminuyó, a lo que hay que sumar también las sanciones que tuvo que le hicieron perderse varios partidos, pero el equipo intentó hasta el final que dejase sus problemas atrás y se centrase en el juego. Confiaban en su calidad, aunque también es cierto que no querían arrojar la toalla tan pronto ni dar la razón a aquellos que les dijeron la noche del draft que la elección de Foster había sido un riesgo innecesario.
EL punto de no retorno se produjo el 24 de noviembre de 2018, cuando la policía entro en el hotel del equipo en Tampa para detener nuevamente a Foster, acusado de un delito menor de violencia doméstica, en la que se vio envuelto otra vez con su novia, que le acusaba de “ponerle la mano en el pecho y haberle abofeteado” tras una discusión.
Tras este episodio la carrera de Reuben Foster en los 49ers terminó, ya que fue despedido casi inmediatamente después. Muy a pesar de toda la organización, ya que como dijo Kyke Sanahan: “nunca he visto a otra organización proporcionar los recursos y la estructura a un jugador como los 49ers a Reuben”
También comento el head coach que a nivel personal tanto él como John Lynch se involucraron bastante con el jugador tras los diversos altercados con su novia, imponiéndole una serie de directrices de comportamiento e intentar que se alejara de los problemas y las compañías tóxicas, pero “no era posible tener una persona detrás de él las 24 horas del día” afirmó.
Quizás los 49ers debieron haber tenido más en cuenta las palabras de una persona que conocía a Foster bastante bien, Nick Saban, su entrenador durante su periplo universitario, que poco antes del draft del 2017 dijo en una entrevista que Foster iba a necesitar “una organización significativa” en la NFL. “Reuben va a necesitar gente a su alrededor que sea capaz de anticipar lo que está sucediendo, para que no obtenga respuestas emocionales a cosas insignificantes” declaró a Sports illustrated.
Tras esto la carrera del jugador se desplomó, aunque fue repescado por los Redskins de Washington (actualmente Football Team) una grave lesión lo ha mantenido apartado de los emparrillados hasta la fecha, aunque el jugador continúa luchando por una última oportunidad.
Quien no arriesga no gana
La NFL está plagada de supuestos similares, en los que un jugador llega al draft con una gran proyección pero que diversos motivos, la mayor parte de ellos extradeportivos, los equipos se muestran poco convencidos a la hora de elegirlos, sobre todo cuando estamos hablando con jugadores de primera ronda. Es una valoración de riesgos que hacen los equipos en la que ponen los pros y los contras de asumir esa elección.
San francisco 49ers se vio atraído por los highlights y el increíble derroche de talento que poseía el jugador de Alabama, y eso le hizo no valorar quizás en su justa medida el riesgo que suponía escogerlo, ni preocuparse en conocer su problemática con el objeto de intentar ayudarle. Con el tiempo incluso Lynch ha llegado a contradecirse de lo que dijo tras escogerlo, diciendo que esperaron al final de la primera ronda porque sabían que el jugador tenia ciertas “líneas rojas” en su carácter.
Creo que en realidad esas declaraciones son una forma de justificarse, aunque también diré que el riesgo merecía la pena, porque si bien es cierto que el final no fue el descubrimiento de un nuevo ILB que marcaría una época, el potencial estaba ahí, Sanahan, Lynch, Saleh lo sabían, toda la liga lo sabía, todos ellos saben infinitamente mucho más que yo de este deporte y si yo fui capaz de vislumbrar un jugadorazo en Foster, ni que decir tiene que toda la NFL también lo vio.
Simplemente ahí entra en juego lo que he dicho anteriormente, los factores extradeportivos: su conducta, su personalidad, su profesionalismo, al fin y al cabo, y por esos motivos los equipos fueron pasando de él, siendo los 49ers quienes finalmente arriesgaron, creyendo haber conseguido a un jugador que llegaría a ser una estrella. Lo cuidaron y le intentaron proteger y alejar de esa vida pasada que había ido definiendo su forma de ser, pero llegó un momento que desde el club se dieron cuenta que había agotado el crédito, y en ese momento la conducta pasó a importar más que el talento. Como he dicho antes la liga ha tenido y seguirá teniendo casos de este tipo, los equipos seguirán asumiendo riesgos a la hora de elegirlos, siempre ponderando esa eterna lucha entre potencial y conducta. Habrá casos en que el potencial se imponga y otros, por el contrario, en los que será al revés. Todo se reduce a una cuestión de aciertos y errores, y aprender de ellos. Aciertos y errores.