El talento. Eso que para algunos es una bendición, de carácter innato. Para otros, es la perdición.
Hallábame hablando con unos compañeros, también seguidores de 49ers. Discutíamos sobre el temita de moda en la Bahía de San Francisco. Reuben Foster y sus problemas con la justicia. Hace casi un año, todos estábamos encantados con el pick 31 de John Lynch, con el único miedo de su injury prone.
Pasó la temporada, y demostró que cuando encontró un buen estado físico, pocos dudaban en que pudiera dominar la liga de aquí a unos pocos años. Todo esto se fue al garete cuando salen unas noticias preocupantes sobre el joven linebacker. Había agredido brutal y desproporcionadamente a su pareja. Algo injustificable, a la par que despreciable.
Con esta situación, la cual es más que escabrosa, me puse a pensar sobre este tema. ¿El talento te vuelve, en un sentido metafórico, invulnerable?
Yo lo tengo claro, y mi respuesta es NO.
Mismamente, en SF, hemos podido observar cómo no todo es el nombre o el talento puro.
En 7ª ronda del año pasado, con el pick 229, los 49ers eligen al safety procedente de Miami, Adrian Colbert. Este chico, el cual viene de Miami, que es una ciudad en la que no falta la fiesta, ha tenido una actitud ejemplar. Para empezar, no tuvo demasiadas oportunidades a lo largo de la temporada. Fue un jugador de minutos residuales, el cual fue ganándose un puesto, hasta acabar la temporada siendo titular. Pero esto no es nada, lo bueno llegó después.
Este chico, desde que la temporada de San Francisco acabó a finales de diciembre, ha estado machacándose. Se fue a su Alma Mater a pasar esta offseason y no ha parado de entrenar ni un solo día. Y mientras no entrenaba, estaba con su familia y amigos, nada de estridencias, centrado en lo que tenía que centrarse.
Pongo el ejemplo de Colbert, porque es un pick muy tardío, y obviamente no se le iba a dar la misma oportunidad que a un chico de segunda ronda. Pero ahí le tenemos, un chaval prometedor que se deja la piel dentro y fuera del campo.
Pero venga, por poner otro ejemplo, y que, a su vez, se le pueda exigir más, hablemos de Ahkello Witherspoon. El joven corner, drafteado en tercera ronda, el cual ha dado un buen nivel, y claros síntomas de progresión. Como Colbert, no comenzó siendo titular, hasta que se ganó el puesto. El chico, esta offseason, se la ha pasado entrenando, cuidando de su hija, y entrenando aún más. Mientras que uno se dedicaba a ser cazado por la policía con marihuana, otros se han pasado estos meses entrenando, con tal de mejorar su rol en el equipo.
Aquí llego yo a un punto, que me da más rabia e impotencia que otra cosa. ¿Por qué? ¿Por qué alguien con un talento, del cual la gran mayoría de nosotros carecemos, tiene que desperdiciarlo de esa manera? No puedo entender cómo alguien, con la oportunidad de dejar atrás una vida de pobreza y sufrimiento, puede tirar esa opción a la basura. ¿Porqué alguien, medianamente inteligente, dejaría pasar un tren, que muy seguramente, sólo pasa una vez en la vida?
Ahora respóndeme. Tú, el que me estás leyendo. Se te presenta una opción: alguien, con mucho dinero, va a pagarte un buen trozo por hacer algo que te gusta, y que, además, se te da tremendamente bien. Tú, como todo hijo de vecino, aceptas. Llevas unos meses en ese trabajo, y como sabes que es una gran oportunidad, no la dejas pasar, haces bien tu trabajo, te comportas como tienes que comportarte, y te ganas bien la vida.
Yo creo que todos los que me estáis leyendo pensáis esto, ¿verdad? Os daré una buena noticia, eso significa que no sois unos completos TONTOS. Y Reuben Foster ha demostrado ser TONTO. Un tío con un talento brutal, pero con un pequeño (gran) problema, que es TONTO.
Y vosotros, ¿qué preferís? ¿Un hombre con menos talento, pero que sabes que se deja la vida por su equipo? ¿O uno que posee un enorme talento, pero que es tonto de remate? Vosotros decidís, pero yo prefiero un solo Adrian Colbert y un solo Ahkello Witherspoon, a mil Reuben Ferrari Foster, que ahora mismo es solo el chasis de un Ferrari. Con el motor de una tartana en el desguace.
Si queréis hablar conmigo sobre este tema, o cualquier otro que os apetezca, aquí me tenéis