¿A papá o a mamá? ¿Carne o pescado? ¿PlayStation o Xbox? Continuamente, la vida nos enfrenta a tesituras donde debemos elegir. El problema sobreviene cuando nos gustan ambas opciones. ¿Qué escoger? ¿Qué descartar? Difícil elección. Para el próximo draft del día 29 de Abril en Cleveland, los Bengals se enfrentan a un dilema similar. Dos jugadores tienen robado el corazón a sus seguidores. Dos bandos antagónicos tienen enfrentada a la afición atigrada. Sewell o Chase. Chase o Sewell. Una auténtica guerra civil que se lucha a brazo partido en redes sociales sin hacer prisioneros.
¿Cómo se ha llegado hasta aquí? Pues como suele pasar en todos los conflictos bélicos, de la manera más inesperada. Cuando Cincinnati, para desesperación de una parte de sus seguidores, ganaba en Houston, saliendo así del top-3 de elecciones para el próximo draft, pocos sospechaban que no solamente nos llegaría uno de nuestros principales objetivos, sino que muy probablemente nos lleguen los dos. En lugar de conformarnos con lo que nos caiga, rezando porque fuese Sewell o Chase, la frenética fiebre por el quarterback puede provocar que salgan tantos en las primeras elecciones, que cuando nos toque elegir, en la quinta posición, ambos estén disponibles. Bengals podría quedarse con el mejor jugador “no–quarterback” del draft 2021. La NFL nunca dejará de sorprendernos.
De esta manera, se han conformado dos bloques irreconciliables. Los que defienden que nuestra máxima prioridad, por encima de todas, es proteger a Burrow; y para ello, nadie mejor que Sewell, el mejor offensive-tackle de la promoción. Y en el otro bando, quienes afirman que la inclusión en el ataque de un receptor que puede hacer historia como Chase, dotaría al equipo de un potencial imparable, que haría superflua cualquier otra consideración. Analicemos los argumentos de cada facción.
Team Sewell
Empezaremos por los partidarios de Penei Sewell, el tackle ofensivo de Oregon. No pretendo aquí alabar sus virtudes. Hay docenas de lugares donde las explican mucho mejor de lo que pueda hacer yo. Mi objetivo es defender su encaje como primera elección bengalí del próximo draft.
Proteger de la mejor manera posible a la principal joya bengalí, el quarterback Joe Burrow, debería estar fuera de toda discusión. Es una lección tristemente aprendida la pasada campaña, al caer lesionado cuando amenazaba el record de sacks encajados por temporada. Los detractores de esta elección argumentan que la línea ofensiva ya ha mejorado respecto a 2020 con el fichaje de Reiff para el RT y la vuelta del entrenador de línea Pollack.
En mi opinión, este razonamiento tiene poca base. Reiff sólo ha firmado por un año, y nada garantiza que siga en el equipo en 2022. Pollack, en su anterior etapa, tampoco hizo de la línea ofensiva bengalí una barrera infranqueable, por más que el desastre de su relevo, Turner, parezca ahora ensalzar su trabajo. Es probable que en este 2021, con Williams en el LT y Reiff en el RT, Sewell debería empezar como OG. No le veo el más mínimo inconveniente. Por un lado, sería una toma de contacto progresiva con el juego tras haberse pasado el ex-duck todo 2020 en blanco. Por otro, las posiciones interiores de la línea ofensiva bengalí tampoco están consolidadas, por lo que supondría una gran mejoría para toda la unidad.
Más argumentos a favor de Sewell
Una cosa que a menudo se olvida es que la línea ofensiva no sólo protege al QB, sino que es parte fundamental del juego de carrera. Cincinnati fue de los equipos que menos y peor corrió en 2020. Incapaz de controlar el tempo del partido con el juego terrestre, se veía forzado a lanzar continuamente, con el desastroso resultado sobre Burrow comentado anteriormente. Por tanto, Sewell no solamente ayudaría a salvaguardar la salud de Burrow, sino a conseguir que no tenga que ser irremediablemente el eje y salvador de la ofensiva.
Todos queremos que Burrow sea el quarterback que nos guíe durante la próxima década al menos. Nadie quiere que se convierta en una repetición del caso Luck. Pero también debemos ser conscientes que nos jugamos las lentejas en la competida AFC Norte, donde si no eres capaz de establecer un sólido juego de carrera, lo vas a pasar realmente mal.
Sewell, como jugador de línea ofensiva, lo normal es que, salvo lesión, participe el 100% de los snaps ofensivos del equipo. Algo que un WR, por la naturaleza estratégica del juego, no va a hacer. Por otro lado, si cuidamos a Sewell, sale bueno y le vamos renovando periódicamente, va a tener una longevidad muy superior. No solamente porque apenas tiene 20 años, sino porque es frecuente que los jugadores de línea ofensiva mantengan un buen nivel superados los 30, hecho que no es habitual en otras posiciones.
Por si aún no os habéis dado cuenta, yo pertenezco al “TeamSewell”.
Team Chase
Sin embargo, al bando de seguidores de Ja’marr Chase tampoco le faltan fundamentos con los que sostener sus tesis. El wide-receiver ex-tiger ya era el mejor receptor en 2019, y pese a saltarse 2020 por la pandemia, ningún otro amenazó su estatus como líder de la clase. Tampoco voy aquí a glosar sus espectaculares condiciones para la posición cuando hay quien lo hace mejor, sino intentar explicar cómo su llegada al equipo de la Queen City nos hará invencibles.
Mucho se ha especulado con que Burrow, como antiguo compañero en LSU, reclamaba su adquisición. Pero no os engañéis, de llegar será porque tanto la directiva como, sobre todo, el entrenador Taylor así lo quieren. Desde su aterrizaje en la franquicia, la propuesta ofensiva de Taylor está basada en formaciones 11, donde la presencia de 3 receptores abriendo el campo es fundamental. Lo intentó con Green, pero no funcionó. Sin embargo, con 3 wide-receivers del nivel de Boyd, Higgins y Chase, por fin podríamos ver el festival atacante que nos prometió a su llegada.
No obstante, tampoco debemos menospreciar la fantástica conexión Burrow-Chase. La ofensiva de LSU arrasó la competición universitaria en 2019 con números inigualables. Uno de sus componentes, el WR Jefferson, ha cuajado una excelente campaña de novato en la NFL, llegando a estar considerado candidato a rookie del año. Pues bien, Jefferson era el segundo detrás de Chase. Las brutales estadísticas de Chase (1780 yardas, 21,2 por recepción, 20 touchdowns) es lo que Taylor pretende replicar en Bengals. Para ello, incluso ha fichado al tight-end de aquella ofensiva: Thadeus Moss, el hijo del mítico Randy.
Más argumentos a favor de Chase
Uno de los principales problemas que provocaron la imperdonable cantidad de sacks sufrida por Burrow fue el exceso de tiempo que aguantaba con el balón en su poder, como consecuencia de que sus receptores no se desmarcaban. Chase no solamente le aportaría una opción más de pase, sino una que conoce bien de su etapa universitaria. Ambos jugadores tenían una clara complicidad dentro y fuera del terreno de juego. Eran los primeros en llegar a los entrenamientos y los últimos que se marchaban. El número #1 de LSU es una estrella como receptor, pero también un trabajador infatigable. Una muestra es su espectacular forma física mostrada en el ProDay pese a estar un año fuera de los terrenos de juego.
La NFL es una liga de pase, por más que nos cueste reconocerlo a los clásicos. La posibilidad de reeditar el tridente mágico Ochocinco-Houshmandzadeh-Henry con Chase-Higgins-Boyd nos hace soñar a los bengals-fans con recuperar una ofensiva que sea un vendaval para nuestros contendientes. Un ataque espectacular que llame la atención de los medios y, sobre todo, los aficionados. Tras varias campañas decepcionantes, Cincinnati necesita que el público se vuelva a enganchar al equipo. La renovación del uniforme es una buena medida, pero un receptor con la vitola de futuro Hall of Famer lo es mucho más. Desde luego, es de largo bastante más llamativo para el espectador de lo que pueda ser un gordo de línea ofensiva que ni siquiera anota touchdowns.
Ya os he dicho que yo era “Team Sewell”, pero el propietario, como muestra su trayectoria desde que está al frente del club, estoy convencido que es más “Team Chase”.
Entre dos amores
Como cantaba Antonio Machín en su bolero “corazón loco”, es perfectamente posible tener dos amores a la vez, y no estar loco. Sewell representaría ese amor sereno, que nos da tranquilidad y seguridad. En quien nos cobijamos cuando vienen mal dadas. Con quien compartimos la dura batalla del día a día, codo con codo en la trinchera. Al que confiaríamos sin dudar el cuidado de nuestros hijos. La elección puede que no más vistosa pero más fiable, la que todos catalogarían como lógica, y a quien nos ataríamos el resto de nuestra vida.
Por su parte, Chase sería el amor prohibido. El deseo inconfesable, la secreta aventura que nos haría soñar con volar hacia lo más alto. La emoción de lo impredecible, capaz de abrirnos la imaginación a diversas y atrevidas disposiciones. La fantasía irrenunciable que luciríamos del brazo con orgullo, sabiéndonos la envidia de todos los rivales. Para quien acostumbra a transitar por la aburrida rutina, el salto al éxtasis de creernos capaces de cualquier cosa.
Sewell o Chase, Chase o Sewell, solo puede quedar uno. La decisión que tome la directiva dejará con el corazón roto a media afición bengalí. Lo positivo es que, sea cual sea el desenlace, la herida sanará pronto, ya que habremos conseguido un fenomenal jugador.
Pero no todo es Sewell o Chase
El torrente de sentimientos que provoca la elección de primera ronda no debe hacernos olvidar que hay más draft. Las penas del desamor con otro romance se curan. O eso nos dicen. Un clavo saca otro clavo. Y por fortuna, este draft 2021 llega con más clavos que una ferretería. Hay una muy aceptable profundidad en las posiciones de tackle ofensivo y receptor abierto, que permitirá a Cincinnati bastante flexibilidad sea cual sea su elección. Como estamos en época de mock-drafts, veamos un par de predicciones sobre hacia dónde pueden ir los Bengals. Con la convicción, y la advertencia, queridos lectores, de que mi acierto es estas cuestiones es muy discutible.
Vía Sewell:
1ª Ronda. Pick#5: Penei Sewell, OT, Oregon.
2ª Ronda. Pick#38: Terrace Marshall, WR, LSU.
3ª Ronda. Pick#69: Milton Williams, DL, Louisiana Tech.
4ª Ronda. Pick#111: Irwin Smith-Marsette, WR, Iowa.
5ª Ronda. Pick#149: Charles Snowden, LB, Virginia
6ª Ronda. Pick#190: Tre’ McKitty, TE, Georgia.
6ª Ronda. Pick#202: José Borregales, K, Miami.
7ª Ronda. Pick#235: Darius Stills, DT, West Virginia.
Vía Chase:
1ª Ronda. Pick#5: Ja’Marr Chase, WR, LSU.
2ª Ronda. Pick#38: Alex Leatherwood, OT, Alabama.
3ª Ronda. Pick#69: Paulson Adebo, CB, Stanford.
4ª Ronda. Pick#111: Daviyon Nixon, DT, Iowa.
5ª Ronda. Pick#149: Anthony Schwartz, WR, Auburn.
6ª Ronda. Pick#190: Chauncey Golston, DE, Iowa.
6ª Ronda. Pick#202: Isaiah McDuffie, LB, Boston College.
7ª Ronda. Pick#235: JaCoby Stevens, S, LSU.