La insatisfacción es un sentimiento inherente al ser humano. Por bien que nos vaya, siempre tendremos la impresión de que nos quedamos cortos, de querer algo más. Quizá éste haya sido el secreto de nuestra supervivencia como especie, la falta de conformismo. Idéntica sensación nos recorre tras el draft de la NFL. Ciertamente, estamos muy contentos por los jugadores obtenidos, pero… Siempre hay algún “pero”. Que si hubiera sido mejor reforzar otra posición, que si estaba disponible fulanito en vez de menganito… Que por qué no haber bajado, por qué no haber subido… Es complicado que, pese a la patente mejora de nuestro equipo, no nos quede cierto sabor agridulce.
No obstante, suele ser una sensación efímera. Basta ver a los novatos vistiendo nuestros colores y se nos pasan las dudas. De repente, son los mejores; y el cuerpo técnico, unos fenómenos por conseguir adquirirlos. A medida que les veamos en acción, quizá se nos baje esta euforia. Conforme pasen los años, puede que tengamos que volver a retomar esos recelos originales. Sin embargo, hoy estamos muy arriba, y ésta es la foto que pretendo mostrar. Sin olvidar, obviamente, los temores asociados a cada elección.
1ª Ronda, pick#21: Billy Price (Center, Ohio State)
Normalmente, soy partidario de draftear en primera ronda al mejor jugador disponible, por encima de otros condicionantes. Sin embargo, en esta ocasión, los Bengals no tenían opción. Estaban sin center desde que Bodine dejó el equipo en la agencia libre (en realidad, estaban sin center desde el mismo instante en que le dieron la titularidad hace cuatro años). Esperar a 2ª ronda hubiera sido demasiado imprudente ante el riesgo de que no estuviera disponible ninguno con calidad para ser titular de forma inmediata.
Conscientes de esta imperiosa necesidad, los Lions actuaron con audacia y se les adelantaron drafteando a Ragnow, según la rumorología más fundada, el center que pretendían los atigrados. Así las cosas, Cincinnati tuvo que optar por el plan “B”, el center de los “Buckeyes”.
Hay que señalar que tampoco fue mala alternativa. Price estaba considerado por algunos como el mejor center (en todo caso, en la terna de los mejores de la promoción), y era un jugador que en prácticamente todos los mocks aparecía en 1ª ronda. La única inquietud la genera una inoportuna lesión del músculo pectoral sufrida durante la combine. En cualquier caso, las pruebas médicas parecen avalar su presencia durante el training-camp veraniego.
Lo que gana Bengals con su adquisición es un center muy inteligente, estudioso del juego y con sólidos fundamentos. Muy experimentado, tanto en cantidad de partidos de titular, como en la exigencia de los mismos al provenir de un college de primer nivel footballístico. El primer center drafteado en primera ronda por Cincinnati en 35 años supone una mejora inmediata en una posición tan importante como la de ancla de la línea ofensiva. Imposible encontrar argumentos en contra de esta decisión.
Pero no nos quedemos sólo con Price
Por otra parte, para evaluar adecuadamente la elección, no podemos olvidar que se escoge en el pick 21 como consecuencia de bajar posiciones en el draft, resultado del traspaso de Cordy Glenn con los Bills. Por lo tanto, los Bengals “salen” de la primera ronda del draft con un center titular + un left-tackle titular + subir puestos en 5ª ronda. Visto así, tiene aún más valor.
2ª Ronda, pick#54: Jessie Bates III (Safety, Wake Forest)
Hoy parece ser que no eres nadie si no añades un número a tu apellido. A los Bengals les fue bien con William Jackson III, así que repiten experiencia. Bates podría no ser el mejor safety disponible a esas alturas. La de safety puede que no fuese la mayor necesidad bengalí en aquel momento (yo hubiera seguido apostando por línea ofensiva). Pero aquí hemos venido a hablar de lo bueno, que para lo malo tendremos el resto del año.
Con Bates, los Bengals consiguen un safety muy inteligente, que tanto puede aportar solidez cerca del box como remontar la lamentable estadística de balones recuperados por el equipo gracias a su habilidad para la anticipación. Su presencia supondrá un salto cualitativo en las cada vez más frecuentes formaciones con 5 defensive-backs, aparte de añadir profundidad a una posición que bien lo necesitaba.
Esta contratación hay que verla también como una concesión al nuevo coordinador defensivo Teryl Austin para que conforme una unidad con su propio estilo. Durante la offseason se trató, de manera infructuosa, de contratar a Coleman y Reid. Por tanto, la adquisición vía draft de otro safety no debería resultar demasiado sorprendente. Realmente, lo único que puedo criticar de esta elección es que yo hubiera tomado un camino diferente. Por suerte, yo no tomo las decisiones. Los Bengals traspasaron su pick original a los Chiefs; y a cambio de bajar 8 posiciones aquí, subieron 22 con su 2ª selección de 3ª ronda, lo cual resultó mejor negocio.
3ª Ronda, pick#77: Sam Hubbard (Defensive-end, Ohio State)
Segundo jugador “buckeye” drafteado, y no cualquiera, sino uno nacido en Cincinnati, que siente los colores atigrados desde pequeño. Un dato que puede resultar anecdótico, pero no deja de tener su importancia en una actividad cada vez más deshumanizada. Hubbard estaba considerado como uno de los mejores pass-rushers de la clase, y resulta un tanto sorprendente su disponibilidad mediada la tercera ronda.
Si nos fijamos en la calidad del jugador, la elección resulta impecable. Otra cosa es el encaje que pueda tener dentro del equipo. Los puestos de titular están asignados a Dunlap y Michael Johnson. Los de suplente, a Lawson y Willis drafteados el año pasado. En principio, su papel se limitaría a rotación de la línea defensiva, pero sospecho que en 2018 su impacto será mínimo.
El auténtico valor de este pick se verá en 2019 cuando tanto Johnson como Dunlap sean agentes libres. Es imposible que ambos regresen. Lo normal sería dejar ir al más veterano (Johnson) e intentar renovar al más valioso (Dunlap). Sin embargo, nada en nuestro club es normal. No me extrañaría que el objetivo perseguido con Hubbard sea ponerse la venda antes de la posible herida de la marcha de Dunlap por no alcanzar un acuerdo económico de continuidad.
3ª Ronda, pick#78: Malik Jefferson (Linebacker, Texas)
Si ya resulta curioso que un equipo elija dos veces seguidas, los Bengals lo hicieron en dos ocasiones: en 3ª y en 7ª ronda. En la posición que nos ocupa, el elegido fue uno de los linebackers más dotados atléticamente de toda la promoción. Jefferson posee todos los atributos físicos y versatilidad que requiere un linebacker moderno. Si cayó a esta ronda, habría que achacarlo a cierta propensión a las lesiones, y una evidente falta de instintos.
La unidad de linebackers bengalí adolece de falta de profundidad. Su eficacia descansa demasiado en Vontaze Burfict, un jugador que cuando si no es por lesión es por sanción, suele perderse varios partidos a lo largo del año. La solidez defensiva disminuye cuando falta, y de ahí la preocupación del staff por elevar el nivel de sus sustitutos. Bajo este razonamiento, poco que cuestionar sobre la decisión.
Lo bueno para Jefferson es no verse en la obligación de ser titular desde el principio, lo que debería proporcionarle la tranquilidad suficiente como para progresar en el conocimiento de su oficio (sólo tiene 21 años). Eso sí, deberá cuidar su condición física, porque al ser elegido en el “puesto PI” (3.14, es decir, pick 14 de 3ª ronda) recibirá de “Pizza Hut” un año completo de pizzas gratis. Espero que no abuse de su consumo, aunque le ha servido para ganarse el corazón de los aficionados a partir de su estómago, al repartir gratuitamente entre ellos tan suculento manjar.
4ª Ronda, pick#112: Mark Walton (Runningback, Miami)
Probablemente la elección que más me sorprendió de todas. Contaba con que Cincy draftearía un RB (la marcha de Hill así lo aconsejaba), pero lo esperaba más tarde. Especialmente, considerando la profundidad de la promoción. Nada que alegar contra el jugador, probablemente de lo mejor disponible en ese punto de la cuarta ronda. Me genera más dudas su compatibilidad dentro de la cuadrilla de corredores.
Walton es un runningback eléctrico, buen receptor y valiente entre tackles. Sus características son muy similares a las de Giovani Bernard… quien ya está en plantilla (y con dos años más de contrato por delante). En mi opinión, hubiera tenido mejor acoplo un corredor más físico, con la potencia necesaria para ganar downs de pocas yardas o jugadas de goal-line. Más un complemento que un clon de lo ya existente. De momento, empezará a ganarse el sueldo aportando su esfuerzo en equipos especiales. Un poco pronto me parece (4ª ronda) para reforzar esta faceta del juego.
5ª Ronda, pick#151: Davontae Harris (Cornerback, Illinois State)
Como en el caso anterior, también esperaba un cornerback (por la marcha de Pacman Jones), pero en una posición más tardía. De nuevo, Cincy consigue un jugador cuya proyección era la de haber salido en una ronda anterior. Poco que reprochar aquí, más allá de volver a obviar la que para mí seguía siendo la principal necesidad en este draft: mejorar la línea ofensiva.
Harris es un jugador grande, físico, rápido y ágil. En la NFL actual, nunca sobran estos tipos de cornerbacks, capaces de emparejarse con cualquier receptor. Para algunos, le falta fluidez y visión de juego, por lo que le ven mejor capacitado para safety. En cualquiera de las dos posiciones encaja bien en los Bengals. Incluso empezando en equipos especiales, lo que le permitirá ser convocado los domingos. Es en todo caso un fichaje de futuro, con la mirada puesta en 2019 cuando Dennard y Shaw, actuales CB3 y CB4, sean agentes libres.
5ª Ronda, pick#158: Andrew Brown (Defensive-tackle, Virginia)
No sería un draft completo de los Bengals sin el típico jugador de carácter cuestionable. Impulsivo, indisciplinado, poco cerebral, pero extremadamente competitivo, los Bengals esperan extraer de Brown todo el potencial que sin duda posee. Obtener en esta ronda un jugador proyectado para el 2º día puede ser un regalo, o un caramelo envenenado.
Brown ha jugado tanto en técnica-5 como en técnica-3, que será la posición para la que ha sido drafteado. Sin embargo, en mi opinión, necesitábamos más un jugador con capacidad de absorber bloqueos desde la técnica-1. Es decir, más el complemento de Atkins que tantos años llevamos buscando que un relevo. Mi temor se vuelve a disparar porque 2018 es el último en que tenemos a Geno bajo contrato. Esta contratación puede evidenciar que la directiva no tenga claro si será capaz de retenerle… o estar dispuesta a asumir económicamente el importe de su renovación.
5ª Ronda, pick#170: Darius Phillips (Cornerback, Western Michigan)
Las necesidades de reforzar la unidad de cornerback vía draft se desvanecieron tras la elección de Harris efectuada poco antes. Por tanto, habría que buscar cómo encajar las virtudes de Phillips desde otro prisma: los equipos especiales. Recordemos que Pacman Jones no sólo ejercía labores de cornerback sino también de retornador. Los 6 touchdowns de retorno de Phillips en su carrera universitaria son una excelente carta de presentación.
Por otro lado, también ha anotado otros 6 touchdowns producto de balones robados en intercepciones y fumbles. El hecho de estar convocado para los partidos como retornador principal le permitiría intervenir en defensa de jugadas claramente de pase para aprovechar esta habilidad.
Se tiene la tendencia equivocada de menospreciar la importancia de los equipos especiales. En muchas ocasiones, sobre todo en encuentros de marcador apretado, pueden suponer la diferencia entre la victoria y la derrota. Encontrar este jugador desequilibrante bien puede merecer invertir una quinta ronda, a pesar de mi escepticismo inicial.
7ª Ronda, pick#249: Logan Woodside (Quarterback, Toledo)
Cincinnati había mostrado mucho interés en quarterbacks durante todo el proceso pre-draft. De ahí que Pittsburgh diese una 7ª ronda a Seattle en un intercambio de posiciones en 3ª ronda para adelantarles y hacerse con Rudolph. Si los Bengals hubiesen tomado o no al de Oklahoma State, nunca lo sabremos. En todo caso, no volvieron a interesarse en encontrar un sustituto a McCarron hasta casi el final del draft. El elegido fue Woodside, un QB bastante similar a Dalton, con buenos números en el apartado de precisión y un físico pequeño para los estándares de la NFL.
No estamos, ni mucho menos, ante un posible reemplazo para nuestro pelirrojo quarterback. De hecho, sus posibilidades de permanecer en el roster pasado Agosto son escasas (se fichó a Matt Barkley, quien fue entrenado por Lazor, el coordinador ofensivo, en su etapa en Philadelphia). Probablemente tenga que conformarse con una plaza en el equipo de prácticas, o marcharse a su casa, que por cierto, está a menos de una hora en coche de Cincinnati.
7ª Ronda, pick#252: Rod Taylor (Offensive-Guard, Ole Miss)
¡A buenas horas! Tras reclamar en cada elección la necesidad de seguir reforzando la línea ofensiva, esperan a los últimos picks para hacerlo. Mi mayor crítica al draft bengalí viene por no prever un “plan B” en caso de lesiones en la OL. La solución no puede llegar en 7ª ronda, por más que la versatilidad de Taylor le permita jugar de tackle o guard. En todo caso, más vale tarde que nunca, y la competencia para cualquier puesto siempre es bienvenida.
7ª Ronda, pick#253: Auden Tate (Wide-Receiver, Florida State)
Otra de mis reclamaciones fue la de no acudir en auxilio de la posición de tight-end, cuyos tres representantes en la plantilla terminan contrato este año. Como en el caso anterior, no me parece adecuada respuesta adquirir al final del draft un híbrido WR/TE.
Tate es un receptor muy grande, cuya principal función sería la de servir de objetivo a Dalton en la red-zone. Sin embargo, para ello deberá conseguir ser convocado para los partidos, y esto sólo llegará mediante una buena aportación en equipos especiales (la nómina de WRs está muy saturada). En mi opinión, con ganarse una plaza en el equipo de prácticas, ya podría considerarlo un éxito (el apellido “Tate” sigue causando escalofríos entre los seguidores bengalíes que aún recuerdan con espanto a su homónimo Brandon).
En definitiva, no podemos decir que el de los Bengals fuera un draft sexy (las skill-positions se acometieron el año anterior) pero sí necesario. Se cubrieron aceptablemente las mayores carencias de la plantilla, y se elevó la calidad del fondo de banquillo en otras. No hubo ninguna elección que destacase por ser un “reach”, lo cual a priori siempre es positivo. No todos los años puede haber una lluvia de potenciales estrellas, los “currantes” también son necesarios, en éste y en todos los deportes de equipo. Y puede que pasados los años, este grupo de jugadores, tan sobrio y sin brillo que parece ahora, resulte siendo de los mejor recordados por el rendimiento que aportaron al club.