La temporada 2024‑2025 de los Baltimore Ravens se definió por notables contrastes: por un lado, una ofensiva que rompió récords históricos de la franquicia, y por otro, una defensa que, pese a mostrar solidez contra la carrera, evidenció importantes carencias en la cobertura aérea.
En esta serie de dos artículos, analizaremos cada uno de estos aspectos, junto a la evolución de jugadores clave, la influencia del cuerpo técnico, la comparación con las expectativas previas, así como los aspectos destacados, puntos débiles y las necesidades de cara a la Offseason.
En esta primera parte, vamos a enfocarnos en lo que concierne al desempeño ofensivo/defensivo, así como a jugadores que llevaron a cabo dicha labor.
Desempeño Ofensivo: Una Explosión Histórica
Los Ravens se posicionaron como uno de los equipos ofensivos más temibles de la liga. Con un total de 7.224 yardas ofensivas, el equipo se convirtió en la primera franquicia en superar simultáneamente las 4.000 yardas por aire (4.189) y las 3.000 yardas por tierra (3.189) en una sola campaña. Este hito subraya el equilibrio y la versatilidad de su ataque, que se destacó como uno de los más dinámicos de la liga.
Lamar Jackson lideró la ofensiva con 5.087 yardas totales distribuidas entre 4.172 yardas de pase y 915 por tierra, así como y 45 touchdowns (41 por pase y 4 por carrera), con únicamente 4 intercepciones. Su capacidad para combinar precisión en el pase (con un 66.7% de completos) y una movilidad excepcional (promediando 53.8 yardas por partido en carreras) abrió continuamente espacios en las defensas rivales. Jackson no solo se destacó por su habilidad para conectar pases largos, sino por su inteligencia al leer las defensivas, permitiéndole extender jugadas y mantener vivas las ofensivas.
Derrick Henry, adquirido en uno de los movimientos más destacados de la agencia libre, aportó 1.921 yardas y 16 touchdowns por tierra, con un promedio de 5.9 yardas por acarreo, sumadas a 193 yardas, 2 touchdowns, y un promedio de 10.2 yardas por aire. Su presencia no solo generó estadísticas impresionantes, sino que también brindó un equilibrio crucial al ataque. Henry mostró su habilidad para dominar la línea de golpeo, ganar yardas difíciles y ser una amenaza constante en situaciones de corta distancia. Además, su capacidad para romper tacleadas permitió que el juego terrestre no solo fuera dominante, sino que también abriera oportunidades para el juego aéreo.

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La presencia de jugadores como Zay Flowers (1.115 yardas y 4 touchdowns), Rashod Bateman (756 yardas y 9 touchdowns), y el Tight End Mark Andrews (678 yardas y 11 touchdowns) resultó crucial para diversificar el ataque. La versatilidad de Flowers y Bateman, que combinaban velocidad y habilidades para crear separación, permitió que Jackson tuviera múltiples opciones en situaciones de presión. Además, la efectividad de Andrews en la zona roja, donde se destacó con 11 touchdowns, permitió que los Ravens fueran una amenaza constante en el área de anotación, complementando la dualidad del ataque.
La combinación de un juego terrestre dominante con un ataque aéreo equilibrado, sumado a la dualidad de Lamar Jackson, convirtió a los Ravens en una de las ofensivas más temidas de la NFL, desafiando las defensas de manera innovadora y efectiva a lo largo de toda la temporada.
Desempeño Defensivo: Fortaleza Terrestre y Vulnerabilidad Aérea
Si bien la defensa de los Ravens mostró una solidez notable en la contención del juego terrestre –siendo la mejor de la liga al limitar las yardas de carrera a 80.1 por partido (1.361 yardas en toda la temporada)–, sus problemas en la cobertura aérea resultaron ser un talón de Aquiles, afectando significativamente su rendimiento en momentos críticos.
Contención contra la carrera
Con una estructura defensiva organizada, Baltimore logró detener a numerosos equipos que apostaban por el juego terrestre. El liderazgo de jugadores como el linebacker Roquan Smith permitió que los Ravens impusieran su dominio en las líneas de golpeo. La capacidad para reducir las jugadas largas y forzar a los rivales a optar por el pase, especialmente en situaciones de tercer down, fue una de las claves de su éxito en la defensa contra la carrera.

Defensa contra el pase
Sin embargo, la secundaria de los Ravens presentó deficiencias críticas en la cobertura, ubicándose en el puesto 31 de la liga en yardas aéreas permitidas (4.150). A pesar de contar con jugadores talentosos como Marlon Humphrey y Kyle Hamilton, Baltimore no pudo evitar jugadas explosivas que resultaron en importantes pérdidas de yardas y touchdowns –especialmente por el lado de Brandon Stephens, el mayor objetivo de lo quarterbacks rivales–. A lo largo de la temporada, los Ravens permitieron un promedio de 244.1 yardas aéreas por partido, lo que los colocó entre los peores equipos de la liga en este aspecto.
El desequilibrio entre una defensa sólida contra la carrera y una secundaria vulnerable resultó ser un punto débil para el equipo, limitando su capacidad para enfrentarse a ofensivas equilibradas que supieran explotar sus fallas en cobertura.
Jugadores Clave y Aportes Destacados
Lamar Jackson
La capacidad de Lamar Jackson para improvisar y adaptarse a las circunstancias cambió la dinámica ofensiva de los Ravens. Más allá de sus 5.087 yardas totales y 45 touchdowns, su visión de juego fue crucial para explotar oportunidades donde otros mariscales de campo solo verían caos. Su agilidad, combinada con su rapidez, lo convirtió en una amenaza constante tanto dentro como fuera del bolsillo. Jackson tenía la capacidad de leer defensivas con rapidez, lo que le permitía decidir si tomar la jugada con sus piernas o extender la jugada y encontrar un receptor abierto. En momentos críticos Jackson mostró su capacidad para ejecutar jugadas claves, ya fuera corriendo en tercer down o conectando un pase preciso en la zona roja para un touchdown. Esta habilidad para alternar entre correr y pasar de manera fluida permitió a los Ravens mantener una ofensiva impredecible y difícil de detener.
Derrick Henry
La llegada de Derrick Henry fue un punto de inflexión en el juego terrestre de los Ravens, añadiendo una presencia física que complementaba perfectamente el estilo de juego dinámico de Lamar Jackson. Henry, con su imponente tamaño de 6’3” (191 cm) y 247 libras (112 kg), se convirtió en el líder del ataque terrestre, acumulando 1.921 yardas y 16 touchdowns. Su explosividad a pesar de su tamaño es única, permitiéndole romper tacleadas y ganar yardas adicionales tras el contacto. En la mayoría de los partidos, Henry no solo dominó el reloj y mantuvo a la defensa rival agotada, sino que también obligó a las defensivas a adelantar sus esquemas, lo que a menudo resultaba en una cobertura más asequible para los receptores en jugadas de pase. Su capacidad para generar yardas tras la primera acción le dio a Jackson el respiro necesario para ejecutar jugadas de pase más efectivas, convirtiéndolo en un eje indispensable en el juego equilibrado de los Ravens.
Zay Flowers, Rashod Bateman, y Mark Andrews
La profundidad de talento en el cuerpo de receptores de los Ravens, encabezada por Zay Flowers, Rashod Bateman y Mark Andrews, permitió a Lamar Jackson explotar las debilidades en las defensivas rivales. Flowers, con sus 1.115 yardas y 4 touchdowns, se destacó por su agilidad y habilidad para crear separación, convirtiéndose en una amenaza constante en rutas largas y como un receptor clave en el centro del campo. Rashod Bateman, con su capacidad para crear separación y ganar yardas después de la recepción, complementó a Flowers al ofrecerle a Jackson una opción más confiable en la zona media del campo. Mientras tanto, Mark Andrews, con 678 yardas y 11 touchdowns, se consolidó como la principal opción en la zona roja, gracias a su capacidad para realizar capturas clave en situaciones de alta presión (sí, también nos acordamos de la fatídica jugada en la no-conversión de 2 puntos para empatar el partido frente a Bills en postemporada, pero la excepción no excluye la regla). La habilidad de estos receptores para atraer la atención de las defensivas y su efectividad en momentos críticos le permitió a Jackson mantener la ofensiva equilibrada, tanto en jugadas de pase como en jugadas de option.

Defensa de los Baltimore Ravens
A nivel defensivo, los Ravens mostraron una solidez inquebrantable en la contención contra el juego terrestre. Con Roquan Smith, el linebacker estrella, liderando la carga, Baltimore se destacó como la mejor defensa de la liga en cuanto a yardas por carrera, permitiendo solo 80.1 yardas por partido. Smith no solo aportó en el tacleo, sino también en la lectura de las jugadas, ajustando la defensa de manera que evitaba grandes ganancias por tierra. Junto a él, el safety Kyle Hamilton emergió como un líder en la secundaria y en la cobertura contra jugadas por aire, registrando tacleadas e intercepciones clave.
La adición de Ar’Darius Washington en detrimento de Marcus Williams al fondo de la secundaria mejoró la comunicación y el posicionamiento, especialmente en cobertura de pase profundo, pero las deficiencias en la cobertura de pase continuaron siendo un problema. Aunque Washington ofreció mejor alineación y jugadas de anticipación, los Ravens todavía lucharon contra ataques aéreos explosivos. En particular, la falta de consistencia en la cobertura uno-a-uno y las jugadas largas permitidas fueron puntos críticos en las derrotas durante la temporada. Los Ravens permitieron 244.1 yardas aéreas por partido, posicionándolos en los últimos lugares de la liga en este rubro, lo que significó que la defensa no pudo contener de manera efectiva a mariscales de campo de alta calidad, lo que tuvo repercusiones decisivas en partidos clave.
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Hasta aquí la primera parte de este breve análisis de temporada de los Baltimore Ravens. En la segunda parte abordaremos otros aspectos como es el coaching, las expectativas iniciales, los aspectos destacados y puntos débiles, así como las necesidades de cara a la Offseason y la próxima campaña.
Jonatan Lloris | @Ravens_Spain
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