Siempre es frustrante cuando el QB titular de un equipo se lesiona. Ninguna franquicia, o muy pocas, están preparadas para esa eventualidad. Mantener al QB titular sano y de pie es el principal objetivo de todo equipo. Pero… ¿qué pasa cuando tu QB titular se lesiona?
Generalmente, que los fans entran (entramos) en pánico. La joya de la corona ha caído y todo el mundo tiembla cuando ve calentar al suplente. Si es algo esporádico, solemos pedir que el suplente no la líe. Que aguante el tipo hasta que el titular vuelva. Pero… ¿y si tu QB titular se lesiona constantemente?
Entonces se encienden las alarmas. En ataques de extremo pánico, se da le temporada por perdida. También se empieza a criticar a todo el mundo. Al front office por no haber contratado a un QB suplente decente. A la OL por no proteger bien al QB. Al QB por ser de cristal y lesionarse al mínimo golpe.
Esperad. ¿Al QB por ser de cristal y lesionarse al mínimo golpe? Eso me recuerda a algo… Concretamente a Titans.
Tennessee cuenta con QB. Un QB que, definido por sus compañeros y entrenadores es:
“Even though he’s the most humble athlete I’ve encountered in pro sports, he’s also a leader who exudes extreme confidence.»
«If you were going to put together a list of all the things you can’t coach—poise, ability to lead, competitiveness, responsibility—he has them all.”
(Fuente: SI.com)
“Aunque él es el atleta más humilde con el que me he encontrado en el deporte profesional, también es un líder que emana extrema confianza.”
“Si hicieras una lista de cosas que no puedes entrenar (presencia, habilidad para liderar, competitividad, responsabilidad), él las tiene todas.”
Un QB con una actitud que llega también a los fans, que le adoran. Pero también tiene un problema: se lesiona demasiado a menudo. Tan a menudo que se perdió 18 partidos en 8 temporadas (12,6%, incluyendo Play Offs) y sufrió hasta 29 lesiones diferentes en esos años. Estamos hablando de Steve McNair.
En 1997 y 1998, McNair estuvo “sano”. Por “sano” queremos decir que fue titular en los 16 partidos, pero fue incapaz de terminar 5 de ellos debido a distintos golpes y lesiones menores. Pero sería entre 1999 y 2005 cuando “Air McNair” se pasó buena parte del tiempo entre algodones, quirófanos y masajistas.
Hagamos pues, un repaso. En la temporada 1999, McNair sufre una fractura de disco intervertebral (hernia de disco) en la zona lumbar de su espalda. Como consecuencia, es sometido a una operación para reparar la fractura.
En casos normales, la rehabilitación empezaría aproximadamente un mes después de la operación y pasados 3 meses podría comenzar a entrenar con normalidad. En el caso de McNair, estuvo solamente 5 semanas fuera. Sorprendiendo a todo el mundo, McNair regresó para liderar a los Titans hasta la SuperBowl… a pesar de los dolores. Incapaz de estar sentado por más de 15 minutos, tenía que ser ayudado por sus compañeros a levantarse de los asientos de los aviones cuando el equipo viajaba fuera. Aun así, rindió en el campo como si no le pasara nada. Fue votado por sus compañeros como el ganador del Ed Block Courage Award.
El año siguiente (2000) sufrió una contusión en el esternón en la Week 2. Los dolores, que en ocasiones le impedían inspirar profundamente, hicieron que el staff decidiera darle descanso. Aunque teníamos el Bye en la Week 3, McNair no jugó en la Week 4. Sería el único partido que se perdería y ese año acabó yendo a la ProBowl por primera vez.
En 2001, McNair sufriría una lesión en su hombro derecho (de lanzar) en la Week 1 que le impediría terminar ese partido y le dejaría otro partido fuera. A pesar de todo, McNair decidió operarse una vez finalizada la temporada para evitar perderse más partidos. Acabó lanzando para más de 3000 yds. y eso que en ocasiones era incapaz de tocarse el hombro izquierdo con la mano derecha. Cuando acabó la temporada, los médicos necesitaron más de 50 litros de agua (15 galones) para limpiar todas las infecciones, quistes e impurezas que se habían ido acumulando en el hombro derecho de McNair.
Además, las molestias en su espalda reaparecieron.
La temporada 2002 no fue mucho mejor para McNair. Aunque la primera mitad de la temporada fue sana, en la segunda sufrió 4 lesiones. Un esguince de la primera articulación metatarso-falángica (turf toe), una costocondritis (inflamación del cartílago intervertebral), nuevos problemas en su espalda y una pequeña fractura en el pulgar de su mano derecha.
Lo que para cualquier mortal sería una larga temporada de baja, para McNair no lo era. Aunque no entrenó prácticamente ningún día entre noviembre y diciembre, McNair no se perdió ningún partido. Además, en diciembre lideró a Titans con un récord de 5-0 y fue nombrado AFC Offensive Player of the Month.
2003 no sería mucho mejor. En la Week 10 sufre una lesión en el tobillo izquierdo. Un hueso se ha fisurado y le impide moverse con naturalidad. Un par de semanas después, McNair tiene una lesión muscular en el gemelo derecho. Incapaz de estar de pie, se pierde 2 partidos. Su temporada, sin embargo, fue magnífica y le valió su segundo viaje a la ProBowl y ser nombrado co-MVP de la NFL.
McNair jugó la ProBowl lesionado y se operaría en febrero de 2004 de su tobillo. Los médicos quitaron las pequeñas astillas consecuencia de la fisura en el hueso.
Pero 2004 sería la peor temporada para Steve McNair en cuanto a lesiones se refiere. En la Week 3 vuelve a sufrir una lesión en su esternón. El golpe en el partido ante los Jaguars le manda 2 días al hospital y le hace perderse el siguiente partido. Regresa en la Week 5 pero no durará mucho. Vuelve a caer lesionado al poco de comenzar el partido ante Vikings (Week 7) y esta vez está 2 partidos fuera.
Aunque regresa tras el Bye, en la Week 11 sufre de nuevo un golpe en el pecho ante los Texans. Esta vez los médicos no le dejan regresar. Es operado a la semana siguiente. Los médicos le extraen un trozo de hueso de su cadera derecha para implantárselo en el esternón, que se había vuelto extremadamente cartilaginoso y blando. Se perdió los 5 partidos restantes hasta el final de la temporada, 8 en total.
En 2005 los Titans, faltos de Cap Room, desmantelan el equipo. McNair continúa en el roster pero los resultados se hunden sin remedio. Las molestias en la espalda reaparecen y el staff decide sentarle los 2 últimos partidos de la temporada.
Y así, lesionado, como buena parte de su carrera, McNair acabó su etapa en Titans.
Sin embargo, McNair demostró una cosa: estar lesionado no le impedía jugar y rendir. Ese no es el caso de Jake Locker.
Locker fue escogido en el Draft de 2011 y se pasó su temporada rookie como suplente de Hasselbeck. En 2012 ganaría el puesto de titular y empezaría su calvario. Entre 2012 y 2014 se perdería 19 partidos de 48 (39,6%) y sufriría un total de 7 lesiones.
En el primer partido de la temporada 2012, ante Patriots, Locker lanza una intercepción y, al intentar placar al rival, sufre una dislocación del hombro izquierdo. Los médicos del equipo le colocaron el hombro en su sitio rápidamente y Locker pudo volver a jugar la semana siguiente.
Sin embargo, esa lesión es complicada, pues una vez que el hombro se ha salido, puede volver a hacerlo en cualquier momento. Y ese momento fue la Week 4 ante Texans. Al recibir un sack, el hombro izquierdo de Locker volvió a salirse. Temiendo que el problema fuera a más, Locker se perdió 5 partidos intentando un tratamiento no quirúrgico para recuperar fuerza. Regresó en la Week 10 y jugó hasta el final de temporada pero al terminar la misma tuvo que pasar por el quirófano. Su hombro izquierdo seguía molestándole.
En 2013 las cosas no fueron nada mejor. En la Week 4 Locker es derribado y cae de mala manera. Los ligamentos de su rodilla derecha sufren una hiperextensión pero lo grave está en su cadera. Sacado del campo en camilla, pasó una noche en el hospital. Se temió lo peor, pero al final resultó ser “sólo” un esguince de cadera. Aun así, Jake Locker sería baja durante, al menos, un mes.
Al coincidir con el Bye, Locker sólo se perdió 2 partidos y regresó en la Week 7. Sin embargo, 3 partidos después sufre una nueva lesión, esta vez en el pie. Una fractura en la articulación tarso-metatarsiana (articulación de Lisfranc) en su pie derecho. Se pierde los 7 partidos restantes de la temporada.
2014 es el último año de su contrato y Locker quiere demostrar que sirve para esto. Las lesiones tenían otro plan. En la Week 3, ante los Bengals, sufría una lesión en la muñeca derecha (la de lanzar). Aunque jugó todo el partido, cuando la situación se enfrió y la adrenalina bajó, Locker era incapaz de agarra un balón en condiciones. Se perdería un partido. Reaparecería en el Week 5 pero sería por poco tiempo. Antes de llegar al descanso golpea su mano derecha contra el casco de un rival. Se marcha de inmediato al vestuario y, cuando vuelve, se mano derecha está completamente vendada. Se había fracturado un hueso del pulgar.
La incapacidad de estar sano le costaba la titularidad y los Titans probaban al rookie Zach Mettenberger como QB. Pero, cosas del destino, Mettenberger se lesionaba en la Week 13 y Locker volvía al campo. Por poco tiempo. En la jornada siguiente Locker volvía a sufrir una lesión en su hombro izquierdo y, tras abandonar el partido, fue puesto en IR.
Y así, lesionado, como buena parte de su carrera, Locker acabó su etapa en Titans.
Es entonces cuando llegamos a nuestro QB actual, Marcus Mariota. Titular desde su año rookie, Mariota se ha perdido 8 partidos en 4 temporadas (12,1%, incluyendo Play Offs) y ha sufrido hasta 15 lesiones diferentes, 8 de ellas solamente en este 2018 pasado.
Su primera lesión en la NFL tuvo lugar en la Week 5, en un partido ante los Miami Dolphins. Mariota sufre un esguince de grado 2 del MCL en su rodilla derecha. En un atleta de élite, una lesión de estas características podría estar curada tras 4 o 5 jornadas. Marcus sólo se pierde los siguientes 2 partidos.
Es cierto que, por precaución, llevó una férula en su rodilla. Pero también la llevaba antes de la lesión. Podemos decir que no afectó mucho su comportamiento.
Ese mismo 2015, en la Week 14 que nos enfrentaba ante los Patriots, se vuelve a lesionar. Exactamente la misma lesión: esguince de grado 2 del MCL en su rodilla derecha. Se pierde los 2 últimos partidos que restan de temporada.
En 2016, Mariota tiene su mejor año. Hasta la Week 16, Mariota completó 276/551 pases para 3426 yds., 26 TD y 9 Int. No es coincidencia que fuera el único año en el que no sufriera ninguna lesión… o casi.
Aquel fatídico 24 de diciembre de 2016 ante Jags está aún en la memoria de muchos. Las esperanzas de lograr clasificarnos para Play-Offs, de lograr la AFC Sur, e incluso de lograr +10 victorias desaparecieron de un plumazo cuando Mariota sufrió una rotura de su peroné derecho. Mariota se perdió el último partido de una ya irrelevante temporada 2016 y dejó dudas en la temporada siguiente.
Dudas que una lesión de esas características siempre deja a medio-largo plazo. Mariota estuvo parado casi 6 meses. 6 meses sin poder practicar ni entrenar. Y luego centrarse en la recuperación, evitar problemas musculares, coger ritmo… Es muy complicado.
Para cuando empezó la temporada 2017 Mariota estaba recuperado. Recuperado, pero no en forma. Y es que mencionábamos los problemas musculares. En la Week 4 ante Texans, Mariota sufre una lesión muscular de grado 1 en el hamstring izquierdo. Todo suma. O mejor dicho, todo resta.
Aunque Mariota solamente se perdió un partido, nunca llegó a estar del todo bien. En la Week 10, ante los Bengals, Mariota sufrió una lesión (no especificada) en su hombro derecho. Aunque su entrenamiento fue limitado, no se perdió ningún partido y jugó la semana siguiente. Un poco después, en la Week 14, Mariota sufría una lesión (no especificada) en su rodilla. Jugó todo el partido aunque su rendimiento fue malo y acabamos perdiendo el partido. Tampoco se perdió ningún partido por esta lesión.
Aunque los Titans alcanzaron los Play-Offs, e incluso lograron una victoria, el año de Mariota fue desastroso. 281/453 pases completados para 3232 yds, 13 TD y 15 Int. Faltaba confianza (4 lesiones en 3 años en la misma pierna), faltaba ritmo… faltaba de todo.
Pero 2018 ha sido, de lejos, su año más oscuro. En el partido inaugural ante los Miami Dolphins, el tiempo ya anticipaba que iba a pasar algo malo. El partido duró más de 7 horas. En ese período de tiempo, Delanie Walker se partió una pierna, Taylor Lewan fue noqueado y dejado inconsciente sobre el césped. Pero en lo que a nosotros nos interesa, Marcus Mariota también se lesionó.
En un golpe tardío e ilegal que los árbitros no señalizaron, el casco de William Hayes, un ex-Titan para más INRI, impacta en el codo derecho de Mariota, el brazo de lanzar. El golpe le provoca una luxación en el codo y un pinzamiento en el nervio ulnar o cubital.
Varios médicos se pronunciaron en Twitter. Sin conocer los detalles exactos de la lesión, estimaban la recuperación total de un pinzamiento en el nervio ulnar en unos 3 o 4 meses. Describieron la lesión como si el nervio fuera la cuerda de una guitarra que sigue vibrando y tarda tiempo en pararse. Este nervio afecta principalmente a la palma de la mano y los dedos meñique y anular. Perder sensibilidad en esta zona en la mano de lanzar no es algo fácil con lo que lidiar.
Pero además de la lesión nerviosa, Mariota había sufrido una luxación en el codo. Sin conocer la gravedad del mismo, una recuperación de máximo 2 semanas es un plazo lógico para un atleta de élite.
Mariota quiso terminar el partido de Miami, pero se veía que no estaba bien. Las lesiones habían sido en su brazo derecho, el de lanzar. Era imposible que lanzara en unas condiciones medianamente aceptables.
Ello le costó perderse el partido de la Week 2 ante los Texans. Tampoco sería titular una semana después, en el partido ante los Jaguars. Sin embargo Gabbert sufría una conmoción cerebral al poco de empezar que le dejaba fuera del partido. Mariota se vio obligado a jugar. A penas 2 semanas después estaba lanzando de nuevo. Es probable que la luxación estuviera curada, pero la lesión nerviosa no. Acabó el partido lanzando 12/18 para 100 yds. en un play-calling extremadamente conservador.
Durante las siguientes 3 semanas Mariota entrenó limitado y apareció en todos los Injury Report. Los 11 sacks que recibió ante los Ravens no ayudaron demasiado.
Pero en la Week 7 Mariota dejaba de aparecer en la lista de lesionados y enlazaba sus mejores partidos del 2018. Hasta que en la Week 11 todo se torcería. Dean Pees, nuestro DC, era trasladado de urgencia a un hospital. Mientras nuestra atención estaba en su estado de salud, pasamos por alto el de Mariota. Poco antes de finalizar el partido sufría un mal golpe en la cabeza. No terminó el partido y, tras realizarle varias pruebas, habría sufrido un pinzamiento nervioso en el cuello (neck stinger). Esta lesión suele provocar debilidad y adormecimiento de un brazo.
Lo que no se comunicó oficialmente fue la causa de este pinzamiento. Y es que Mariota se había fracturado una vértebra cervical.
A pesar de todo, Mariota decide jugar y su rendimiento en la Week 12, a pesar de haber entrenado de manera limitada, es magnífico. Pero vuelve a sufrir una lesión. Esta vez, una magulladura del músculo oblicuo externo derecho del abdomen.
Vuelva a jugar en la Week 13 y vuelve a sufrir una lesión. Problemas en el hombro derecho, aunque no aparece mencionada en el Injury Report. En la Week 14, los problemas abdominales aumentan. Se descubre que lo que tiene es una costilla fisurada.
A pesar de todo, Mariota juega la Week 15 y la fatídica Week 16. De nuevo, como en 2016, su carrera queda en juego. En un mal golpe, la lesión cervical nerviosa se agrava. Además, sufre una rotura de la fascia plantar. La fascia plantar es la encargada de transmitir la fuerza necesaria para realizar la propulsión del pie desde atrás hacia delante, pero ese era el menor de los problemas para Mariota.
La lesión cervical era grave. La vértebra fracturada seguía sin estar firmemente soldada y un nuevo golpe en la zona podría provocarle parálisis permanente… si no algo peor. Al final, el día antes del partido, y ante la incredulidad de muchos fans que desconocían todos los datos (entre los que me incluyo), Mariota no jugaría en la Week 17.
Mariota entra en 2019 en su último año de contrato y nos preguntamos: ¿acabará Mariota su etapa en Titans lesionado, como buena parte de su carrera?
Esperemos que no.
Pero tenemos otra pregunta: ¿es Marcus Mariota un QB de cristal?
Y si es así: ¿qué nos hace definir que un QB sea de cristal o no? Mientras que en nuestras memorias McNair permanece como una especie de “Ironman” indestructible, Marcus ha sido comparado cada vez más frecuentemente con Jake Locker cuando los números demuestran todo lo contrario.
Quizás, y sólo quizás, es que todos los QB se lesionan. Eso no se puede controlar. La clave estaría en cómo pueden, lo primero, soportar el dolor y lo segundo, en cómo pueden rendir con ese dolor. McNair era un maestro en eso. Jake Locker, a pesar de tener la mitad de lesiones que Mariota en casi el mismo tiempo, era incapaz de recuperarse rápido o jugar lesionado.
Adrian de Blas representando a @Titans_Esp
Excelente publicación, felicidades!!!