Tradiciones y Mascotas: Wisconsin Badgers

Desde Spanish Bowl y Coollege seguimos abogando por anclar nuestra mirada en todos aquellos programas universitarios que presenten tradiciones dignas de ser recordadas, así como sus mediáticas mascotas. 

En esa ocasión, iremos al gélido estado de Wisconsin. En concreto viajaremos a su capital, Madison, para descubrir las tradiciones de una de las universidades más importantes de Estados Unidos y una de las ciudades con mayor calidad de vida de la nación.

La Universidad de Wisconsin se fundó en 1848, a la par que la entrada del estado en la Unión. El estado tenía una gran tradición minera y, debido al frío, los mineros construían túneles y madrigueras para poder soportar el horrible frío wisconsiniano. Es decir, “tenían que vivir como tejones”. Lo que trajo como consecuencia que a Wisconsin se le denominara el “Badger State” (Estado tejón). Fue en 1889, cuando se fundó el equipo de football, cuando se adoptó este nombre para los equipos de la universidad sita en Madison.

 

 

Bucky Badger

Hubo que esperar casi 100 años después de la fundación de la Universidad para que apareciese el vacilón Buckingham U. Badger, más conocido como «Bucky» Badger. Se cree que el nombre proviene de una canción llamada “buck right through that line”, que podríamos traducir como “atraviesa esa línea”, que es muy apropiado para nuestro deporte en general y para el estilo de juego de nuestros Badgers en concreto.

 

Bucky Badger, la mascota de la Universidad de Wisconsin (Facebook de la Universidad de Wisconsin)

 

El tejón con su traje a rayas blancas y rojas fue oficialmente creado en 1949 con ese traje rayado y la W en el pecho tras un concurso organizado por la Universidad. Anteriormente, la mascota había sido un tejón real que vivía en el Zoo de Madison, el actual Henry Vilas Zoo, pero el tejoncito era “un poco difícil de controlar”, es decir, que se escapaba continuamente. Bucky Badger es miembro del Mascot Hall of Fame desde 2006, un año después de haberse creado dicho salón. Además tiene el gran honor de ser, junto con Aubie the Tiger (Auburn) y YoUDee (Delaware), la primera mascota universitaria que entró en el Salón de la Fama de las mascotas.

 

 

Un día en Camp Randall

Da igual los miles de partidos de football que hayas visto en tu vida porque no hay nada comparable con ver uno dentro de un estadio. Y por muy raro que pueda parecer y desde mi humilde punto de vista, es mucho más bonito ver un partido en un estadio universitario que un partido NFL ya que el ambiente es mucho más juvenil, familiar, los fans siente un orgullo y están ligados al equipo de tal manera que nada es comparable con lo que se puede vivir en un estadio universitario.

Hoy es sábado y el partido empieza a las 11 de la mañana. A las 9 ya están todas las calles, aparcamientos, plazas y todo el campus en un radio de 2 km alrededor de Camp Randall. No hay casa en downtown Madison y en el Campus que no esté totalmente adornada con banderas, cintas e incluso perros con camisetas de los Badgers; los bares de State Street (la calle más bonita de Madison y que conecta el Capitolio con el Campus) están repletos de gente bebiendo y comiendo desde las 9 de la mañana. En los aparcamientos los coches tienen sus maleteros abiertos y el olor a barbacoa ambienta toda la zona, incluso puedes echarle un poco de morro y podrías ganarte alguna burger o un perrito por la cara, jugar a multitud de juegos (mayoritariamente con cierto contenido etílico).

Dos horas antes del kick off, la University of Wisconsin Marching Band acompaña a todos los jugadores y entrenadores mientras realizan el Arch March, un paseo por debajo del arco que da acceso a Camp Randall y que es una tradición bastante reciente pues se empezó a realizar en 2003. Con este gesto se pretende insuflar el último aliento de los fans antes de comenzar la batalla.

 

 

Build me up Buttercup

Wisconsin es una universidad con una gran tradición musical y ello se lo debemos al gran Michael Leckrone, que después hablaré un poco más de él. Y esa tradición musical se extiende a todo tipo de música popular. Una de las tradiciones más emocionantes es la canción Build me up Buttercup, mítica canción de The Foundations. El origen no está nada claro, pero se cree que allá por 1998, tras el estreno y exitazo de la película “Algo pasa con Mary”, en uno de los tiempos muertos se puso esta canción por megafonía y el estadio empezó a cantarla.

 

 

Hoy en día es un clásico de Camp Randall y suele sonar en uno de los tiempos muertos de la primera parte. La sección de los estudiantes lleva la voz cantante y se apoyan en la megafonía del estadio pero cuando la música tiene que parar porque el partido tiene que reanudarse, absolutamente todo el estadio canta a capela y a dos voces contestándose en cada una de las partes. No es que la canción sea un auténtico temazo, pero te puedo asegurar que es muy emocionante porque son más de 80.000 personas a pleno pulmón y totalmente sincronizados. Precioso.

 

 

Bucky’s 5th Quarter 

Si eres fan del rugby seguro que te suena el tercer tiempo. Un momento post partido en el que los jugadores de ambos equipos comparten unos refrigerios y unos aperitivos de manera amistosa para hablar sobre el partido y sobre la vida. Es una tradición maravillosa en la que se pone de manifiesto esa  frase de Winston Churchill  de “Un deporte de hooligans jugado por caballeros”.

En 1969, un treintañero Michael Leckrone se hacía cargo de la dirección de la UW´s Marching Band, un joven director que quería renovar el estilo de la banda y añadir nuevas formas de conectar con el público. En la década de los 70 instauró el quinto cuarto. Su idea era evitar que, en caso de derrota, el público no se fuese alicaído para casa y que, en caso de victoria, pudiese festejar con sus amigos y compañeros.

 

 

Durante 15 minutos y ante miles de personas que aguantan el gélido frío saltando y bailando, los miembros de la banda tocan todo el clásico repertorio de Wisconsin. El comienzo es bastante tranquilo pero poco a poco los músicos empiezan a perder los papeles de manera intencionada, tocando tirados en el suelo, saltando y, principalmente, divirtiéndose. El grandísimo Michael Leckrone fue director de la Marching Band durante 50 años hasta que decidió retirarse en 2019 con 83 años con una energía espectacular.

Tuve la suerte de ir a ver los conciertos de primavera de 2017 y 2018 en el Kohl Center y era admirable cómo ese hombre dirigía la banda como si fuese un chaval de 30. Mike ya es historia de los Badgers y tiene tanta o más importancia como cualquiera de los grandes jugadores o entrenadores que han pasado por cualquiera de los programas deportivos de la universidad afincada en Madison.

 

 

 

Aunque después la tormenta llega la calma y llega el momento del Varsity, el himno de la universidad. Este himno se toca y se canta justo al acabar el partido y antes de que empiece el desfase del fifth quarter y es otro de esos momentos emocionantes  y que ponen la piel de gallina. Es la única tradición que se repite en todos los deportes de la universidad y en la que todos los jugadores cantan antes de irse al vestuario. Jugadores, staff, periodistas, público, amigos y desconocidos se agarran de los hombros y cantan el Varsity. Te puedo asegurar que lo estoy recordando y se me pone la piel de gallina y me estoy emocionando mientras escribo estas líneas.

 

 

Jump Around

He decidido dejar para el final la tradición Badger más conocida y una de las tradiciones más importantes y reconocidas de todo el College Football.

En 1992 House of Pain hacían famosa una canción llamada Jump Around y un glorioso 10 de octubre de 1998 Camp Randall la hizo famosa para el mundo del fútbol americano universitario. La Purdue de esa temporada era un grandísimo equipo que estaba poniendo a Wisconsin contra las cuerdas y cuando más cerca parecía que se ponían y que podrían darle la vuelta al marcador, acabó el tercer cuarto, en la megafonía sonaron los primeros acordes de la canción de House of Pain y, toda la sección de estudiantes empezó a saltar al ritmo de la canción.

Sin pensárselo un instante, el resto del estadio imitó a los estudiantes y 80.000 personas empezaron a saltar al mismo tiempo para empujar a los Badgers contra la Purdue de un melenudo Drew Brees. El partido se acabó ganando con holgura y los Badgers acabaron la temporada 11-1 y ganando la Rose Bowl contra UCLA. Desde ese histórico 10 de octubre de 1998, cuando acaba el tercer cuarto no puedes levantarte al baño o a las barras a comprar nada.

Cuando acaba el tercer cuarto ya estás calentando para saltar como un loco. Suenan los acordes iniciales de mano de las trompetas y más de 80.000 personas saltan como poseídos. Es un momento espectacular, pero el problema llega cuando decides dejar de saltar y empiezas a notar como el hormigón del estadio está temblando. Es indescriptible. 

 

 

 

Wisconsin es tradición

La Big10 es una conferencia plagada de grandísimas tradiciones y Wisconsin está en esa línea. Hay tradiciones más centradas en lo deportivo, en lo competitivo pero yo he querido centrarme en las clásicas de un día de partido. Del postpartido poco habría que añadir pero lo que está claro es que un sábado de partido en Madison es un día festivo, la ciudad se paraliza y todo el mundo está con el partido, se engalana como si fuese una final. Madison es una ciudad orgullosa de su universidad y de sus tradiciones. 

 

 

Desde Coollege y Spanish Bowl, deseamos que hayas disfrutado de las emocionantes tradiciones de los Badgers y que hayamos podido transmitir el ambiente que se genera en Camp Randall y en sus alrededores. 

? #OnWisconsin ? #GoBadgers ⚪️

 

 

Julián Guede representando a Badgers ESP para Coollege