Qué doloroso fue leer durante la pretemporada que los Colts estaban condenados a repetir otro mal año. Leíamos que Andrew Luck ya no sería capaz de jugar como antes, y que era muy posible que no fuera a poder jugar en absoluto. Había quién lo enterraba como QB. La elección de Nelson era un reach. Darius Leonard un don nadie de una liga menor elegido en segunda ronda. Y tras el fiasco de Josh McDaniels, se fichaba deprisa y corriendo a un «segundón» como Frank Reich.
Impostores. Sospechosos. Eso era lo mejor que uno podía leer de los Colts durante los meses de agosto y septiembre. Esquinados en la parte más baja de los rankings. Condenados a fracasar de antemano.
Pasaron las primeras jornadas y los resultados no ayudaban. Una victoria y cinco derrotas nos obligaban a mirar hacia el próximo draft. De playoffs nos olvidamos.
Poca o nula cobertura en los medios nacionales. Nadie daba un centavo por ellos en los medios americanos. En cambio, los aficionados, los de siempre, veíamos que el equipo había mejorado, a pesar de que los resultados no acompañaran. La defensa estaba empezando a carburar. Luck jugaba, y no lo hacía mal. Reich tomaba decisiones, no todas acertadas, pero al menos se arriesgaba.
Entonces llegan las siguientes jornadas y la eclosión blanquiazul. Se empieza a ganar. Se empieza a enamorar a algunos de los periodistas de mayor solera. La defensa funciona. El ataque funciona. Se habla de Luck como regreso del año. Se habla de Leonard como rookie defensivo del año. Hilton lo peta acumulando yardas. Ebron es letal en la end zone. La línea funciona y no le da tregua al pass rush rival. La defensa contra la carrera deja en evidencia a alguno de los mejores corredores del país (ni un solo RB rival llegó a la 100 yds). Casi como un milagro, el equipo consigue clasificarse para playoffs y termina la temporada regular con un parcial de diez victorias y seis derrotas.
Y aún queda lo mejor. Independientemente de lo que hagan este sábado en Houston, el curso ha sido un éxito. Frank Reich y sus Colts han logrado ganarse el respeto de periodistas y aficionados. Parece que Chris Ballard está haciendo bien su trabajo como GM. Atrás quedaron otros tiempos. Hemos visto una serie de cambios decisivos, tanto en la oficina como en los esquemas de juego. Esta es una nueva etapa. Una etapa en la que parece que ya no se depende de las genialidades de Luck, sino que éste es una pieza más (una fundamental, eso sí) del engranaje. Volando por debajo del radar, los de Indianapolis han conseguido seguir jugando en enero. Que tiemble la NFL. Los Colts han vuelto para quedarse.
David García