Los Bears son un equipo de cine, y aquí expongo el motivo. Cuantas veces hemos visto películas de suspense, de ese terror que que tiene al borde de la butaca todo el tiempo, esas que el héroe de la película es golpeado por las circunstancias a lo largo de la historia y cuando crees que el final fatídico es inminente, de repente surge algo inverosímil de la nada que hace que el protagonista se salve y todo termina con un sufrido final feliz.
Así fue ver el juego del domingo entre los Broncos, defendiendo su casa ante los Chicago Bears. Un constante vaivén de emociones encontradas. Felicidad y orgullo cuando la defensiva detenía los embates de Joe Flacco. Angustia y enojo cuando la ofensiva entraba al emparrillado tratando de avanzar un puñado de yardas.
Entorno desfavorable para la defensa
Consideren esto, jugar de visita, a 1,600 metros de altitud, comparados a los 182 que tiene Chicago, ir contra el Head Coach que los formó y que los conoce a la perfección y aún así jugando durante 33 minutos a altísimo nivel. Al final los rostros del agotamiento eran visibles. Inclusive en una toma se ve a Matt Nagy preguntándole a Khalik Mack si podía continuar cuando los Broncos estaban en el umbral de la zona de anotación. Y aún así la defensa mantuvo al equipo siempre en la pelea, lo que a la postre fue clave para la victoria.
Una ofensiva que no carbura
Por el otro lado está la ofensiva. Preocupa que no funciona. Que no ha llegado siquiera al nivel que mantuvieron al final de la temporada de 2018. Con un Mitch Trubisky que se nota falto de confianza, abrumado, y que simplemente no está ejecutando debidamente el poco efectivo plan de juego de Coach Matt Nagy. Los WR no están brillando por lo mismo, Anthony Miller extrañamente no ha aparecido en 2 juegos.
Los TE fueron los más buscados. La OL no está afinada. Notablemente afectada por el cambio de posición entre Cody Whitehair y James Daniels. Se nota nerviosa, dubitativa, donde unos pierden el bloqueo, pensando que vendrá apoyo de otro lado. El que jugó mejor fue Bobbie Massie, que anuló a Von Miller todo el encuentro. De destacar en este juego fue el compromiso por la carrera, olvidada en la segunda mitad de juego contra Packers, destacando el novato David Montgomery con 18 acarreos para 62 yardas y 1 TD.
Casi 7 cuartos sin anotar TD
Precisamente el TD de Montgomery en el tercer cuarto terminó una sequía de casi 7 cuartos sin poder anotar de 6 puntos. Y justo en esa serie ofensiva, vino una jugada grande de Cordarrelle Patterson, corriendo para 46 yardas en una jugada en la que siguió el bloqueo de Charles Leno Jr. En la siguiente jugada, Taylor Gabriel recibe el balón para una carrera de 14 yardas para ubicar a los Bears en zona de goal.
Intercepción que dio un respiro
Quedando 12:42 en el 4o cuarto, los Broncos iniciaron una ofensiva avasalladora de más de 8 minutos, que recorrió 74 yardas en 15 jugadas, la mayoría conseguidas entre Philip Lindsay y Royce Freeman, cimentada en el cansancio de los jugadores. La jugada 16 iba a ser totalmente diferente, pues Flacco lanzó la bola a Emmanuel Sanders, pero Kyle Fuller se adelantó logrando la intercepción que mantuvo el juego a favor de Bears 13-6.
Fangio comprometido con la victoria
Después de otra inoperante serie ofensiva de Chicago, llegó el turno a Joe Flacco para buscar ganar el partido restando 2:48 minutos para terminar. En la serie Denver convirtió 2 oportunidades en 4to down, lo que permitió llegar a la zona de goal. Y quedando solo segundos de juego, se vino el TD por recepción de Emanuel Sanders. Con el partido 13-12, faltando el punto extra, se pensaba en la posibilidad de tiempos extra, sin embargo, Vic Fangio tenía otros planes.
Para sorpresa de todos, ingresó la unidad ofensiva para buscar la conversión de 2 puntos. Por si se necesitara más drama, los de casa cometieron castigo que los alejó de la zona de anotación. Así que Fangio desistió y mandó a McManus, quien con la adrenalina a su máximo nivel, falló el FG. Los festejos de los Bears fueron apagados por un pañuelo que dejo fría a toda la fan base. Castigo de Buster Skrine quien saltó antes de tiempo, anulando la jugada y regresando a Broncos a la yarda 2. Flacco no perdonó y conectó nuevamente con Sanders para irse arriba 14-13.
Comeback impensable
La euforia de los fanáticos locales llegó a su punto culminante. La victoria se podía respirar. Quedaban :31 segundos y 1 solo tiempo fuera disponible, a un Trubisky errático, descorazonado, irrelevante todo el juego y tenía que avanzar al menos 45 yardas. Derrota segura en la mente hasta del más optimista fanáticoso. Pero los Dioses de la NFL tenían otros planes. En la primera jugada de la serie, Trubisky conectó con el desaparecido Trey Burton para una ganancia miserable de 5 yardas al centro.
Bradley Chubb había respirado toda la tarde en la cara de Trubisky y en esta ocasión no fue la excepción, solo que esta vez le marcaron un dudoso castigo por rudeza al QB, que regaló 15 yardas a Bears. Después de 3 pases incompletos y un castigo, llegó una crucial cuarta y 15, quedando :09 segundos para acabar. Trubisky entonces recibió la inspiración divina para conectar por el centro con Allen Robinson para 25 yardas y pidiendo tiempo fuera cuando solo quedaba :01 segundo.
Sacudiéndose fantasmas pasados
Los Bears se encontraron en una posición familiar. Con el triunfo dependiendo de un solo hombre… el Kicker. Sólo que en esta ocasión el hombre designado para ganar este juego era diferente. Eddy Pineiro entró con interminables kilos de presión encima, sin embargo, poco le importó y conectó un FG de 52 yardas que valió oro, para así proclamarse MVP del juego.
La situación actual del equipo es parecida a la que vivíamos el año pasado después de 2 juegos y sabemos que el resultado fue favorable. Este año las cosas son diferentes. Se esperaba a un Trubisky más dominante, más preciso, tanto en sus pases, como su ejecución y su toma de decisiones. Y la realidad es que parece que tuvo una regresión más que un avance y la gente empieza a perder la paciencia.
Y tanto él, como Nagy lo saben y tendrán que hacer mayores ajustes para poder mejorar y así pelearle a los rivales fuertes de la división y de la conferencia. Eso sí, es mucho más cómodo trabajar después de un triunfo, que hacerlo con la presión de una nueva derrota a cuestas. Por lo pronto, no queda más que seguir apoyando al equipo, aunque exigiendo al máximo que lleguen a su mejor nivel, antes que sea demasiado tarde.
Beardown Chicago Bears!!