Un juego de pulgadas y suerte

«A game of inches» (Un juego de pulgadas) es como Al Pacino bautizó en Any Given Sunday a la vida, y por ende, a nuestro amado football. Una sentencia que, rehuyendo de la intencionalidad de su significado en el filme, oculta una verdad a medias. El fútbol americano no es solo un «juego de pulgadas». Puede que en su esencia sí, pero también precisa de un elemento esquivo, etéreo y poco científico como la fortuna. Últimamente me gusta complementar a la célebre oración de Al Pacino añadiendo «and luck» (y suerte) al final de la misma. «Un juego de pulgadas y suerte», pero todo el mundo construye su suerte y busca tener al otro lado de un onside kick a un jugador con buenas manos. Y esa ha sido la misión de los Atlanta Falcons esta pretemporada.

La preseason es una etapa idónea dónde encontrar talento que complemente plantillas faltas de profundidad en determinadas posiciones. Gracias a ello, podemos ver como determinados equipos logran perdurar a lo largo de la temporada a pesar de tener bajas significativas. Pero, además, este lapso de tiempo, brinda a muchas franquicias en reconstrucción, la oportunidad de convencer a aficionados y jugadores del proyecto que se quiere llevar a cabo.

Ese es el caso de los Dirty Birds, quiénes gracias a esta, han podido entablar las premisas de su juego, su nueva cultura y el perfil de jugador que quieren adscritos a ella. Además, debido a su acercamiento a esta etapa previa de la liga, los Falcons no cuentan con ninguna lesión importante en su roster. Y salir del «tanteo de liga regular» sin lesiones, a pesar de caer derrotado en todos los encuentros es, para la mayoría, sinónimo de victoria.

 

 

Sobre dinastías ganadoras y perdedoras

«No hemos tenido suerte» decía Dan Quinn, tras vivir su enésima remontada en contra. Y es que en Atlanta la suerte lleva tiempo obviando el Mercedes-Benz Stadium. Con Quinn, la diosa de la fortuna vio que no valía la pena invertir en él después de que este bajara los brazos después de perder la Super Bowl LI. Para su sucesor, Raheem Morris, el barco se hundía y los violinistas llevaban tiempo tocando «El cant dels ocells» de Pau Casals«. Ya no valía la pena. La buena ventura nunca les tendió la mano, nunca se ganaron su gracia.

El favor del azar en la NFL se logra teniendo una idea clara de lo que se pretende construir. Miremos el éxito de los Chiefs, por ejemplo, de Andy Reid, el de Steelers con Mike Tomlin o la imperecedera dinastía de los New England Patriots protagonizada por Bill Belichick (y Tom Brady). Desde un inicio estos equipos se han construido alrededor de una idea, unos conceptos y unos esquemas que se han podido convertir en algo más. Han edificado o lo están haciendo ahora, verdaderas estructuras culturales, identificando y enorgulleciendo a sus ciudades y gentes.

En Atlanta, este fenómeno no se ha terminado de dar nunca. Qué narices, los Falcons llevan condenándose a sí mismos desde hace tiempo. «Quiero que Matt Ryan, Julio Jones, Freddie Freeman, Ronald Acuña, Ezequiel Barco y Josef Martínez sean los portadores de mi féretro. De este modo podrán decepcionarme (let me down) por última vez» afirmaba James Johnson, fan de 75 años de los equipos de Atlanta. Bendito humor el de este hombre.

 

File:New England Patriots grand entrance (6837538261).jpg - Wikimedia Commons
Los New England Patriots, equipo erigido alrededor de la victoria. Imagen extraída de Wikimedia Commons.

 

 

Construir la suerte

A pesar de que los aficionados de esta franquicia se jacten de sus propias desgracias, hay gente que rehúye o que no se familiariza con estas actitudes. Los recién llegados Terry Fontenot y Arthur Smith no han crecido siendo aficionados de los Atlanta Falcons. Para ellos, la marca «Atlanta Falcons» no es sinónimo de atragantarse en los momentos difíciles y desde que han aterrizado en el aeropuerto de Atlanta lo han hecho explícito.

«No me importa el pasado, lo único que debemos querer cómo equipo es seguir adelante» decía Arthur Smith en su entrevista introductoria. Desde su arribada, manager y entrenador han estado en sincronía, claros en lo que a sus aspiraciones respectan. Matty Ice hablaba de la actitud de Smith respecto a los entrenamientos, definiéndolo como alguien que siempre «va con la verdad por delante, te dirá qué espera de ti y cómo quiere que lo hagas«. Algo que, según el mismo capitán, «los jugadores han aceptado y quieren tomar partido».

Se trata de una perspectiva transcendental teniendo en cuenta de dónde venimos. La construcción de una identidad conlleva tiempo y cambios, algo que el aficionado de Atlanta pudo percibir en el primer partido de pretemporada contra los Titans. Ante un equipo consolidado, los Falcons lograron mantenerse regios. El resultado puede engañar debido a su abultada diferencia (3-23 a favor de los de Nashville), pero sin duda, el equipo transmitió una serenidad que muchos creíamos obsoleta.

 

 

Nueva cultura, segundo encuentro

Puede que me esté dejando llevar por mis ganas de romper «la maldición de los deportes en Atlanta». Pero sin lugar a dudas, Arthur Smith, Terry Fontenot y Dean Pees parecen estar buscando ganarse el favor del azar. En vez de claudicar, el equipo mostró sus garras cuando tocó encarar a los Miami Dolphins en la semana 2. Mediante un juego ofensivo un poco más ordenado, la end-zone no se antojó amena al joven QB, Feleipe Franks, quién suplió acertadamente al lesionado A.J. McCarron. En el último cuarto se anotaron dos touchdowns para intentar igualar el marcador. No fue posible, pero se luchó.

El encuentro, de sabor agrio debido a la contundente derrota, mostró otra voluntad que lleva tiempo extendiéndose por Flowery Branch. «Busco responsabilidad y dureza en mis jugadores» decía Arthur Smith tras el enfrentamiento contra Miami. Los jugadores que acertaron jugaron más, mientras que las faltas eran castigadas con la sustitución. La exigencia ha aumentado y la sensación de que todo el mundo debe ganarse el pan ahonda hasta en los más veteranos.

Ante la baja de McCarron, Atlanta tuvo que rebuscar entre los agentes libres. De entre todos los candidatos se incorporó a Josh Rosen, jugador un tanto ninguneado por los equipos de la liga y en busca de oportunidades. La respuesta fue rápida y la reacción precisa, pero por muy presta que fuere la gestión de Terry y Arthur, Rosen acababa de llegar y necesitaba tiempo para aclimatarse. Algo que Smith aseguró tener en cuenta al proclamar que le daría a Josh «una oportunidad justa».

 

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Josh Rosen en su debut contra los Cleveland Browns. Imagen extraída de la cuenta de Twitter de los Atlanta Falcons.

 

 

El desenlace de la pretemporada

El último tramo de la pretemporada deparaba un jugoso encuentro contra los Cleveland Browns. Atlanta recibía a un equipo más que consolidado en la NFL, elogiado por haber sabido decantar la balanza de la fortuna a su favor. El encuentro, que lejos de su carácter más «amistoso», se planteaba como el último escenario para ver qué jugadores harían el roster. Asimismo, también podía ser la oportunidad de dar ritmo a los titulares y ver el juego de los rookies más consolidados.

Primero, se sacó a pasear a Kyle Pitts, quién mostró su velocidad y manos tras capturar un balón tocado por un defensor y obtener 28 yardas. Hasta allí llegó toda la aportación que se le permitió ofrecer al astro Gator. Por otro lado, Rosen brilló en su debut, sobreponiendo sus ganas de jugar al terrible juego de la línea ofensiva. Tal fue su implicación, que Smith ha terminado de incluir al ex de los 49 ers en el roster inicial de 53 jugadores. «Pienso que Josh ha manejado el paquete de jugadas bastante bien» afirmaba el entrenador de los Falcons tras el partido.

En segundo lugar, la defensa, supuestamente titular, mostró su resiliencia y no dio su brazo a torcer aunque se la pusiera contra las cuerdas. Este último encuentro consolidó una mejoría progresiva respecto al primer enfrentamiento dónde la defensa, a pesar de vérsela más entendida, no terminó de ejecutar bien el plan. Las asignaciones se esclarecieron y el playbook cogió ritmo en Cleveland. La preseason se ha terminado.

 

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Kyle Pitts, mostró su velocidad tras atrapar su primer pase en la NFL durante la pretemporada. Imagen extraída de la cuenta de Twitter de los Atlanta Falcons.

 

 

Toda la suerte del mundo

Ser espectador de la víspera de un proyecto joven siempre es ilusionante, pero la NFL tiene centenares de casos de reconstrucciones estrelladas. Es por eso que para los Atlanta Falcons, ir paso por paso, consolidando una nueva forma de acercarse al football, es primordial si quieren tener longevidad y éxito. Una buena forma de hacerlo es la pretemporada, dónde talento joven se pone a la disposición de los entrenadores para demostrar sus cualidades. Ellos, con relativo acierto, tendrán la posibilidad de ver entre el gentío a un diamante en bruto.

Los Atlanta Falcons han sacado algún jugador de esta pretemporada con margen de mejora y, además, con quién ganan profundidad en el roster. Nombres como Adetokunbo Ogundeji, Richie Grant, Kyle Pitts, Dorian Etheridge, Caleb Huntley (ahora en el practice squad), Jason Spriggs y T.J. Green son algunos de estos jóvenes que formarán parte de la primera generación de la era Fontenot-Smith. El nacimiento de una etapa que debe aspirar a cambiar una cultura acostumbrada a la mediocridad.

Por ello y porque me pueden los colores, no me queda otra que levantar las manos al cielo, como si de Son Goku se tratase, y transmitirles toda la energía que pueda. Los Atlanta Falcons han hecho lo posible esta pretemporada para ganarse toda la suerte del mundo. Ahora toca esperar a ver si la hemos querido más o menos que otros equipos.

 

@santidommel1

 

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