La caída de Dan Quinn y Thomas Dimitroff permiten a los Falcons empezar un esperanzador proyecto
Parafraseando a Miguel de Unamuno es como me gustaría empezar este artículo. En la última producción cinematográfica de Alejandro Amenábar Mientras dure la guerra, el famoso escritor y político Miguel de Unamuno le dedica unas palabras al gentío del bando insurrecto que se amontonado en la Universidad de Salamanca. El intelectual dice así: “Para convencer, primero hay que persuadir”.
Salvando las distancias que hay entre el mundo del football y evitando caer en el anacronismo, podemos decir que Arthur Smith, para triunfar, primero deberá convencer. Hacer creer a una afición que las esperanzas que ponga en los Atlanta Falcons no serán en vano será un reto sin igual. Smith deberá persuadir con su proyecto a una Falcon Nation desamparada tras remontadas que parecen ya haberse asentado en la cultura del equipo.
Preámbulo de una debacle
Tras una temporada decepcionante, la era de Dan Quinn llegó a su fin la noche del 11 de octubre de un maldito 2020. Lo que para los seguidores era un entretenimiento, una válvula de escape para una realidad que nos lleva privando de abrazar y besar a seres queridos, pasó a ser una pesadilla. Los Atlanta Falcons llevaban un récord de 0 victorias y 5 derrotas. Pero el resultado era lo de menos, lo difícil de tragar era cómo se habían perdido algunos de los partidos.
EL inicio de la debacle empezó en Dallas. Los Atlanta Falcons ganaban por 15 puntos a unos Cowboys que empezaban sus andanzas con un nuevo Head Coach. Dirk Koetter fue incapaz de cerrar el partido con sus carreras en terceros downs. Una derrota que dolió como cualquier otra, pero que despertó los fantasmas del pasado de una Super Bowl que somos incapaces de superar. Maldito seas Tommy Boy, qué bueno eres.
La semana siguiente llegaron de las gélidas tierras de Illinois los Chicago Bears y el bust de quarterback que es Mitchell Trubisky. Sorprendentemente los Falcons lo volvieron a lograr. Tras adelantarse 16 puntos en el marcador, los de Quinn volvieron a perder el liderato a falta de seis minutos y 30 segundos. Fue Nick Foles el ejecutor de la derrota, pero la afición rojinegra sabía de dónde venía el problema.
Las redes empezaron a poner en evidencia al cuerpo técnico del conjunto atlantes. Los Falcons desembarcaron en el Lambeau Field para ser apisonados por Rodgers y Tonyan intratable. El lapso de tiempo entre esta derrota y la que vino la semana siguiente en el duelo divisional contra los Carolina Panthers, fue dónde, para la afición, se hizo evidente el problema. Al salir del Mercedes-Benz Stadium, unas horas después de la derrota, Thomas Dimitroff, el General Manager, y Dan Quinn, el head coach de los Atlanta Falcons, fueron destituidos de sus cargos.
Transición y espejismos
Como en la historia española, llegó una transición y la democracia se terminó instaurando. Arthur Blank escuchaba al pueblo que clamaba la cabeza de Dan Quinn como principal causante de la mala situación del equipo. Se terminaban los resúmenes postpartido dónde el ex-head coach de los Falcons incidía en la falta de ‘rápidez y fisicalidad’ de la defensa y ‘la ejecución’ del ataque.
También caía el GM, constructor de esa cultura de “Brotherhood” y fraternidad. Una cohesión entre directiva, cuerpo técnico y jugadores, que fuera de ser entrañable, nunca justificó los malos resultados que cosechaban los Dirty Birds. No me malinterpretéis, a mi me convenció esa cultura de ‘todos nos cubrimos las espaldas de todos’, pero la realidad siempre se impone a los espejismos.
Viviendo de la magnífica temporada que organizó Kyle Shanahan en 2016, Dan Quinn y Thomas Dimitroff, sabiendo o no de sus incapacidades en sus cargos, empezaron a instaurar esa cultura de la que veníamos hablando. Una química de equipo que todos nos creímos, pero que cómo Álvaro Rodríguez apuntó en sus previsiones de resultados de la temporada 2020-2021, bien podía ser que Atlanta quedara 0-16. Álvaro no iba mal encaminado, los idealistas cómo yo sí.
Parches y tiritas Morris
El elegido para retomar el testimonio fue el coordinador defensivo Raheem Morris. Un técnico al que el régimen del Brotherhod no le hizo mella y con experiencia tras haber entrenado a los Buccaneers desde 2009 hasta 2011. No tuvo mucho éxito en Tampa, pero en Atlanta algunos lo vieron como el remedio necesario para un equipo que entraba en su fase final de implosión.
Pero Morris no dejó de ser una mera tirita cuyo fin era mantener unido un equipo tocado de muerte. El interino tuvo buenas actuaciones, hasta algunos pensaron en traerlo de vuelta, pero Arthur Blank tenía otros planes. Victorias como las de Vikings o Raiders sólo fueron espejismos de un problema que el equipo de la capital de Georgia lleva arrastrando desde la Super Bowl. La incapacidad de cerrar partidos es un problema endémico de esa cultura de la fraternidad que tiene reminiscencias hasta después del despido de sus idealizadores.
En tropel, los aficionados de Atlanta salimos de la cueva platónica para ver que el equipo necesitaba un cambio de imagen, una reconstrucción. En un corto lapso, tanto el head coach interino como su coordinador defensivo, junto a Dirk Koetter, hicieron sus maletas y se marcharon. El parche que supuso Raheem Morris para los Falcons fue, sin lugar a duda, lo mejor que le podría haber pasado tanto a él como a la franquicia. Ahora, Morris es coordinador defensivo de los Rams, Jeff Ulbrich de los New York Jets, Dirk Koetter se ha retirado y los Falcons tienen el cuarto pick en la primera ronda del draft.
Una nueva esperanza
Arthur Blank miraba como su “Alianza Rebelde» había quedado hecho trizas. Cuando todo parecía perdido y la Falcon Nation desmoronada, apareció un rayo de luz. El 15 de enero de 2021 los Atlanta Falcons hicieron oficial el fichaje de Arthur Smith, coordinador ofensivo de los Tennessee Titans como nuevo head coach de la franquícia. Según nuestros compañeros de @Titans_esp un joven y talentoso play caller, con un sistema ofensivo balanceado para el juego aéreo y de carrera, con algún arrebato de exotismo y siendo los tight ends piezas clave de su esquema. Música para nuestros oídos.
El nuevo proyecto de los Falcons empieza a tomar forma, y se termina de consolidar tras arrebatar el futuro General Manager a los New Orleans Saints. Orgásmico. Los Atlanta Falcons anunciaban cuatro días después del fichaje de Smith, la llegada de Terry Fontenot como nuevo GM de los Atlanta Falcons. El asistente del legendario Mickey Loomis que, tras 20 años a su sombra, vio la oportunidad de pasarse al lado luminoso de la Fuerza, que queda a unas 7 horas de Nueva Orleans.
Los Atlanta Falcons, a quien el malvado Emperador Sean Payton daba por muertos, están planeando su venganza. Muchos enemigos se alzan entorno a este nuevo proyecto, algunos son caras conocidas como el malvado Lord Sith Tom Brady, que aspira a volver a proclamarse señor de la liga. Pero amanece en Atlanta y los aficionados tienen ante sí una nueva esperanza.