Jon Robinson: La caída de un mito.

Tras casi siete años como General Manager y un récord de 66-47, los Tennessee Titans despidieron hace unos días a Jon Robinson. Antes de nada, decir que Robinson fue el artífice de crear un equipo consistentemente ganador: 66 victorias, dos títulos de división (camino del tercero) y cuatro apariciones en Play Offs (camino de la quinta) en seis años. Pero a pesar de todo este éxito, ¿por qué fue despedido Jon Robinson?

 

2016-2017: El cambio de cultura

Titans había sido en 2014 y 2015 un equipo malo. El peor de la NFL de hecho. 5 victorias en 2 años. Unos partidos imposibles de ver, incluso para los aficionados. Ken Whisenhunt, el HC de aquel momento, fue despedido tras un espectáculo infame ante los Houston Texans. Unas semanas después le seguiría el GM Ruston Webster, cuya política de draftear talentos físicos sin capacidades técnicas llevó al equipo a la ruina.

 

El 14 de enero de 2016 Titans contrata a Jon Robinson como GM. Procedente de Tampa Bay y con pasado en los Patriots, Robinson era un nombre muy bien considerado por su buen hacer tanto en el scouting como en la gestión. Mike Mularkey, que fue el HC interino, se quedó con el puesto. Y lo hizo porque vino con una idea clara sobre la cultura del equipo que convenció a la nueva gerencia: Ser unos perros de presa, aguerridos y duros sobre el campo.

 

Jon Robinson (izq) y Mike Mularkey (der) en su presentación con Titans. Fuente: The Tennessean

 

Jon Robinson llegó con la idea de darle la vuelta a la tortilla de inmediato. Y se consiguió. Del roster de 2015, solamente 24 jugadores continuaron en 2016. Se drafteó a Jack Conklin (sería el RT los siguientes 4 años), a Derrick Henry (qué decir de él) y a Kevin Byard (líder defensivo casi desde el primer día). En Agencia Libre se tradeó por DeMarco Murray (RB), se intercambió a un cabezaloca como Dorial Green-Beckham por Dennis Kelly (un swing-Tackle que acabaría siendo un 6º hombre clave en la OL) y se firmó a Ben Jones (C), para anclar el centro de la OL.

 

Jon Robinson parecía que iba a empezar a lo grande. Y el récord de 9-7 del equipo, que se quedó a una victoria de entrar en Play Off, lo confirmaba. Pero no era oro todo lo que relucía. Se gastó una 2ª Ronda en Kevin Dodd (OLB), que jugó 4 partidos en su carrera y otra en Austin Johnson (DT), que nunca encajó en la defensa y acabó sin jugar. Se drafteó a Sebastian Tretola (OL), que protagonizó un incidente con arma en un bar. Y se firmaron a CB sospechosos como Valentino Blake o Brice McCain.

 

En 2017 Jon Robinson siguió con la limpia. Se dejó marchar a Kendall Wright (WR) y se escogió con el pick #5 a Corey Davis, que sí parecía más el prototipo de WR#1. Se reconstruyó la secundaria, trayendo a Adoree’ Jackson (otra 1ª Ronda) y a Logan Ryan (vía FA). Jonnu Smith (TE) vino para sustituir al veterano Delanie Walker y Jayon Brown (ILB) para hacer lo propio con un Avery Williamson venido a menos. Ambos se convirtieron en dos piezas clave saliendo en 3ª y 5ª Ronda. Jon Robinson parecía un auténtico gurú del Draft.

 

Pero la excitación nubló de nuevo los fallos. Taywan Taylor (WR) fue escogido en 3ª Ronda y nunca contribuyó. Las tres elecciones de 7ª Ronda ni siquiera hicieron el roster. Los fichajes en Agencia Libre de Johnathan Cyprien (S) y Sylvester Williams (DT) pronto se probaron erróneos.

 

En realidad siempre hubo una de cal y otra de arena. Pero eso pasa a todos los GM. La diferencia estaba en el momentum positivo del equipo, las victorias y la primera aparición en Play Offs en 9 años, que ocultaron los malos picks y fichajes. Se podía resolver.

 

 

2018-2019: Good to Great

Dos años con récord ganador y una aparición en Play Offs sin embargo no era suficiente. Se despidió a Mularkey, a pesar de su enorme trabajo dando una nueva identidad a Titans, y se trajo a un nuevo HC con hambre. Mike Vrabel era el hombre. Y comenzó la construcción de un equipo verdaderamente ganador, capaz de dar el siguiente paso.

 

Jon Robinson (GM), Amy Adams Strunk (dueña) y Mike Vrabel (HC), el trío que debía llevar a Titans al éxito. Fuente: Music City Miracles.

 

Se cambió al viejo Wesley Woodyard (ILB) por Rashaan Evans. Se rejuveneció el pass rush con la llegada de Harold Landry… y ya. Titans había sido tan agresivo en el Draft, que solamente escogió 4 jugadores. En Agencia Libre el movimiento fue también mínimo. Dion Lewis (RB) llegó para sustituir a DeMarco Murray y Malcolm Buter (CB) lo hizo con un contratazo bajo el brazo para acompañar a Adoree’ Jackson. Jon Robinson inyectaba sangre joven en el equipo, pero parecía escaso. Mike Vrabel le sacó todo el jugo y otra temporada de 9-7, pero no se alcanzaron los Play Offs. Eso sí, la sensación era diferente. Se notaba. Sólo hacía falta un pequeño empujón… que llegó con el Draft de 2019.

 

Jeffery Simmons (DT) sustituía al viejo Casey. AJ Brown (WR) quería borrar los fallos de Tajaé Sharpe y Taywan Taylor, dos inversiones de Robinson fallidas, y crear un gran dúo con Corey Davis. Nate Davis (G) llegaba para cerrar un problema en la OL que Robinson había intentado solucionar fichando a Josh Kline (G), pero fue otro fracaso estrepitoso. Amani Hooker (S) dio estabilidad tras el fallido Cyprien. Incluso David Long (ILB) en 5ª Ronda acabaría contribuyendo.

 

Robinson reconocía sus fallos y los arreglaba. ¿Era acaso el GM perfecto? Tras el Trade por Tannehill, que por una mísera 4ª Ronda tomó las riendas en mitad de 2018 y lideró al equipo en la gran temporada de 2019, donde Titans ganó la AFC Sur y llegó al AFC Championship, la antesala de la Superbowl, todo el mundo creía en Jon Robinson.

 

 

2020-2021: El estancamiento

Pero entonces el equipo se estancó. Llegó la hora de la verdad, la de tomar decisiones. Y Jon Robinson fracasó.

 

En el puesto de QB, la eterna búsqueda de un suplente de garantías (Matt Cassel, Brandon Weeden, Luke Falk y Blaine Gabbert) concluyó con la llegada de Tannehill, que casi de casualidad, fue una de las mejores incorporaciones. Sustituyó a Marcus Mariota (drafteado por la antigua gerencia) y logró dar estabilidad al puesto. Sin duda, uno de los mayores aciertos de Jon Robinson como GM, aunque fuera de rebote.

 

Como RB estaba Derrick Henry. Su contrato llegaba al final y fue renovado. Por el estilo de juego de Titans y lo que Henry aportaba, no había dudas. Pero la gran pregunta era: ¿quién podría dar descanso a Henry y jugar en situaciones de pase? Dion Lewis fue un fracaso absoluto. Darrynton Evans (3ª Ronda) le sustituyó. Al menos sobre el papel, porque sobre el campo apenas jugó. Tuvo que ser otro rebote, esta vez Dontrell Hilliard, el que lograra ese papel. Millones invertidos en FA y una 3ª Ronda tiradas a la basura.

 

En el puesto de WR también había que tomar una decisión. Corey Davis no se había desarrollado como se esperaba y era un WR#2. Renovarle por el dinero que pedía no entraba en los planes de Jon Robinson, que le dejó marchar. Así, empezó la búsqueda de un WR que acompañara a AJ Brown. Josh Reynolds llegó vía FA. Fue un fracaso y cortado a mitad de temporada. Julio Jones llegó vía Trade (2ª y 4ª Ronda pagó Jon Robinson por él). Fue un fracaso debido a su edad y lesiones y se le cortó tras un año. Dez Fitzpatrick fue escogido en 4ª Ronda tras subir a por él. Ni siquiera hizo el roster. De nuevo, millones de FA y hasta 3 rondas de Draft tiradas a la basura intentando buscar un receptor. El equipo tenía un agujero en el puesto de WR.

 

Misma situación con los TE. Jonnu Smith había sustituido a Delanie Walker y aunque, lógicamente, no había podido llenar sus zapatos, era un TE que rendía. Jon Robinson tampoco le quiso pagar lo que quería y le dejó marchar. ¿El resultado? Un puesto de TE conformado por Geoff Swaim, Anthony Firkser, Ryan Izzo, MyCole Pruitt y Tommy Hudson. Un despropósito. Jon Robinson se olvidó por completo del puesto y lo rellenó casi con retales que nadie quería. Había creado otro agujero en el puesto de TE.

 

La OL no fue mejor. Jack Conklin era un RT de garantías y tocaba renovarle. Sorpresa, sorpresa, Jon Robinson tampoco le quiso pagar y le dejó marchar. Desde entonces, Titans anda buscando un RT. Dennis Kelly (2018-2020) cumplió… y se le dejó marchar. David Quessenberry (2021) fracasó. Y de Isaiah Wilson (1ª Ronda, 2020) mejor ni hablamos. Como con los TE, Jon Robinson esperaba cubrir un jugador destacado con retales. No funcionó y surgió otro agujero.

 

La situación se complica… Fuente: Fox News.

 

En defensa, el plan pasaba por el los Edge y los CB. La pareja Derrick Morgan – Brian Orakpo fue de lo mejor que Titans tenía, pero era mayor. Jon Robinson la quiso rejuvenecer y sustituir con Harold Landry – Kevin Dodd, dos 2ª Rondas. El primero funcionó. El segundo ya tal. Así que de nuevo a buscar un Edge: Vic Beasley llegó en 2020 con un contratazo… y fue cortado a mitad de temporada. Ese mismo año llegó Jadeveon Clowney, que no lo hizo mucho mejor. Otra vez más, millones tirados a la basura, UDFA (Sharif Finch, Derick Roberson o Wyatt Ray) teniendo que rellenar el papel y un agujero más en el roster.

 

Y en los CB, tres cuartos de lo mismo. La pareja Adoree’ Jackson – Malcolm Butler nunca funcionó. El primero, como Corey Davis, nunca evolucionó como se esperaba y se le dejó marchar. El segundo nunca cumplió las expectativas de su contrato y fue cortado. Se tiró todo abajo y se reconstruyó de cero. Kristian Fulton (2ª Ronda 2020) y Caleb Farley (1ª Ronda 2021) tenían que ser la pareja del futuro. El primero funcionó. El segundo no pudo salir de la enfermería y obligó a buscar más parches. Janoris Jenkins, Buster Skrine o Breon Borders pasaron con más pena que gloria intentando cubrir el hueco. Otro agujero a rellenar.

 

 

2022: La guinda

Con esas cartas, Mike Vrabel fue entrenador del año en 2021 tras lograr no sólo ganar la AFC Sur, sino ser el Seed #1 de la conferencia. Aunque a las primeras de cambio Titans fue eliminado de Play Offs. En 2022 había que cubrir los agujeros creados.

 

Pero un lugar de eso, Jon Robinson los agrandó. Como con muchos otros jugadores anteriormente, se negó a pagar a AJ Brown (WR), que acabó siendo tradeado la noche del Draft  a los Eagles. El cabreo de Mike Vrabel era más que patente. Titans invirtió entonces su 1ª Ronda en Treylon Burks. Además, se trajo vía Trade a Robert Woods. Nueva pareja 1-2 en el juego de pase… que ha fracasado. Burks es un rookie y aunque apunta maneras, necesita tiempo. Woods, como Reynolds o Julio Jones antes que él, es un fracaso más. El agujero en los WR es más grande, y eso que se han gastado millones y rondas de Draft en traer gente.

 

En el puesto de TE se firmó a Austin Hooper y se drafteó a Chig Okonkwo. Aquí al menos sí podemos decir que el agujero desapareció. Aunque nuestro Coordinador Ofensivo les use como le dé la gana y no les saque el rendimiento esperado.

 

Pero la OL fue a peor. Dillon Radunz (2ª Ronda, 2021) no veía, ni ve, el campo. Nicholas Petit-Frere, un rookie de 3ª Ronda, juega como RT titular, con los más y los menos que ello conlleva. Rodger Saffold (LG) fue cortado por temas de espacio salarial y no se trajo ningún sustituto. Aaron Brewer, un OL undersized, tiene que sufrir cada domingo para mantenerse en pie frente a los DL rivales. Y las lesiones de Taylor Lewan (LT) no han ayudado, creando un problema que nadie esperaba. Tampoco vamos a decir nada de Dennis Daley, que a la postre nos costó una 5ª Ronda. El agujero en la OL es más grande a pesar de haber invertido mucho capital en el Draft.

 

Y en defensa la cosa parece mejor, pero no mucho. Denico Autry (DE) y Bud Dupree (Edge) llegaron vía FA. El primero fue un acierto. El segundo está empezando a convertirse en otra apuesta fallida. Y más tras la lesión de Harold Landry. Titans sigue con un agujero en los Edge que solamente Weaver (4ª Ronda, 2021) y los UDFA pueden rellenar como pueden.

 

En los ILB se dejó ir a Rashaan Evans, creyendo que Monty Rice (3ª Ronda, 2021) podría sustituirle. Error. Se trajo a Zach Cunningham y tras unos partidos esperanzadores, empezó a declinar. Ahora Titans juega con Dylan Cole, un UDFA que destaca en ST y que por mucho corazón que le pone, tiene muchos límites. Un agujero nuevo.

 

Y en la secundaria, tras el fracaso de Caleb Farley, Jon Robinson invirtió más y más capital de Draft. Elijah Molden (3ª Ronda, 2021) y Roger McCreary (2ª Ronda, 2022) forman el slot y CB#2 respectivamente junto a Fulton. La cosa no pinta mal, pero la excesiva juventud no juega a su favor.

 

Adiós, JRob. Fuente: NoContextTitans

 

A todo ello además hay que añadir la importancia de 2023 para el futuro de Titans. Tras la temporada que viene, 7 contratos de jugadores titulares terminan. Ryan Tannehill (QB), Derrick Henry (RB), Taylor Lewan (LT), Ben Jones (C), Jeffery Simmons (DL), Denico Autry (DL), Kristian Fulton (CB). Y otros dos más (Nate Davis, RG, y David Long, ILB) este mismo año. Como dijo Mike Vrabel, Titans está un cruce de caminos. Y visto el devenir de Jon Robinson, la confianza se había perdido. Demasiadas piezas claves terminan contrato y el miedo que Robinson las dejara marchar como tantas otras antes era demasiado grande. Un nuevo GM tendrá que asumir la responsabilidad y, quizás, reconstruir la franquicia en un par de años.

 

 

Adrián de Blas (@deblas16)

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