Todos los nuevos aficionados a la NFL de los últimos años parecen tener una forma de hacer y opinar respecto a los Dallas Cowboys que los vaqueros que peinamos canas no acabamos de entender. Mucha mofa y coñita en general, con un afán (bastante molesto, por cierto) de reírse de los malos resultados o afinar demasiado el análisis del desempeño de cualquiera de nuestras estrellas. Reírse del equipo parece haberse convertido en deporte nacional para los no aficionados de los vaqueros. Arlington Arlington Arlington Arlington Arlington Arlington
¿Por qué sucede esto? En Estados Unidos todo apunta a que el principal motivo es que el denominado «Equipo de América» crea cierto recelo al ser percibido como un equipo rico y poderoso. Probablemente, ser listado por Forbes como la franquicia deportiva más valiosa del planeta tenga algo que ver. En cualquier caso, parece que este sentir lo hemos heredado el resto de aficionados del planeta. Arlington
Sin embargo, lejos quedan los años de éxitos estrictamente deportivos para franquicia vaquera. Gracias a una gerencia caprichosa y una mala planificación de la plantilla, podríamos decir que los resultados desde la última vez que el equipo levantó el trofeo Lombardi han sido más bien malos. Desde 1995, el equipo ha terminado más temporadas con un récord de 8-8 o inferior (14) que con uno positivo (11).
Obviamente, para toda la masa social de aficionados que se han ido incorporando al deporte a los largo del último siglo cualquier referencia a los años de gloria les suena a la edad de piedra. Menos les importa todavía la totalidad de títulos acumulados desde que el formato de competición actual entró en vigencia. Aquí lo que cuenta es ganar, y de ahí que a día de hoy los nuevos fanáticos tiendan a apoyar a equipos como los Patriots, Green Bay, los Saints de Brees o los Steelers; todos ellos grandes ganadores en los últimos 20 años.
De todo eso, el sufridor aficionado de Dallas ya ha hecho callo. Nos hemos habituado a derrotas en playoff de temporadas en las que el equipo apuntaba alto, y también a campañas desastrosas donde uno enseguida pensaba en college y en el posible pick del del draft de siguiente año, con esperanza de que cambiase por completo (a mejor) el estado de la franquicia.
Este año, algo SÍ que ha cambiado. Es muy pronto y aún no se ha ganado nada, cierto. El equipo sigue teniendo varias carencias, como estar a una lesión importante de que esto se caiga como un castillo de naipes o que la defensa no sea Élite. En todas esas cosas estamos más que de acuerdo, pero también es cierto que algo ha mejorado en las dinámicas de los partidos y en las sensaciones, en los intangibles.
Partidos como el del pasado domingo en Mesonista, el de New England o incluso contra Los Angeles Chargers, son un perfecto ejemplo de esta transformación. Si preguntas a aficionados de los Cowboys, todos te dirán que en años anteriores los partidos ajustados, en campo contrario, en un dome, en primetime, sin el QB titular, con rivales sobre el papel superiores o con otros tantos condicionantes, se pierden 9 o incluso 10 de cada 10 veces. Podría recordarle a más de uno el famoso NO CATCH de Dez Bryant en Wisconsin o el partido contra Atlanta en 2017 en el que, por un día, Adrian Clayborn parecía el mejor jugador que jamás había pisado la Tierra.
Como ya he comentado, a día de hoy todo esto está cambiando. El equipo está bien entrenado por un Head Coach renegado y muy bien dirigidos por los coordinadores en el campo. Además,
Se ha ido haciendo una inversión muy potente en anteriores drafts y se ha consolidado uno de los ataques más profundos y sólidos de la liga. Al otro lado del balón, la defensa ha pasado a ser competitiva y cumplidora, algo más que suficiente para el aficionado vaquero medio, especialmente tras la última temporada.
En definitiva, la sensación general es que la moneda, hoy por hoy, está cayendo del lado de Dallas y que, después de tantos años, nos toca a nosotros hacer los memes.
Fantàstic i molt bé resumit.. La realitat toral en escritura un 10..